Nuestros sindicatos se están transformando paulatinamente en empresas de servicios; pero ¿es eso realmente lo que necesitamos de ellos? Tu sindicato seguramente no te ayudará a luchar contra un despido, a mejorar las condiciones de seguridad en tu puesto de trabajo, a hacer frente a los abusos patronales pero sin duda tiene una gran oferta de hoteles para tus vacaciones, excursiones para ver la Pilarica, clínicas dentales y ahora también... cirugía estética para los afiliados.
CCOO oferta este servicio a sus afiliados, un bien tan necesario como las carillas dentales, las liposucciones o el chute de bótox tienen por lo visto una gran importancia para el buen funcionamiento de la sociedad y, por lo tanto, CCOO no puede quedar al margen de estas necesidades. Sólo hay un pero: cualquiera de estos servicios cuesta más de lo que la mayoría de los afiliados a CCOO (bueno, y la mayoría de los trabajadores) ganan en un mes de trabajo... No es de extrañar todo esto si tenemos en cuenta las declaraciones, en una reciente entrevista al Diario de Álava (18 de febrero), del insigne secretario general, José María Fidalgo, en las que ya nos dejó claro que es ley de vida que los jóvenes ganen menos dinero. Con una visión así de las cosas ¡qué podemos esperar!
No estamos en contra de que los sindicatos gestionen servicios ventajosos para sus afiliados, pero sustituir la acción sindical en aras de la gestión de servicios, en la práctica, supone quedarnos sin sindicatos tal y como los entendemos los trabajadores: la herramienta que precisamos para ser más fuertes ante la patronal. Si el sindicato luchara por las mejores condiciones salariales y laborales para los trabajadores, tendríamos todos una sonrisa mucho más bonita que la que nos puede proporcionar la cirugía.
Tanto las declaraciones del secretario general, como la política general del sindicato revelan su indiferencia ante las duras condiciones de trabajo, las dificultades económicas de los trabajadores, el creciente distanciamiento de las direcciones sindicales respecto de sus representados... ¿Hasta cuándo?