El proceso privatizador que se viene produciendo en las empresas públicas alcanza también a las Autoridades Portuarias. La revista de Puertos del Estado (febrero de 2006) dice textualmente: "...los importantes cambios estructurales que ha experimentado el sistema portuario desde que le fue otorgada su configuración actual por la ley 27/1992 de Puertos del Estado y de la Marina Mercante. En efecto, el tiempo transcurrido desde entonces ha contemplado la definitiva transformación de los tool ports o puertos herramienta, que asumen como tarea propia de la Autoridad Portuaria la prestación directa de los servicios esenciales del puerto, en landlord ports, que ponen a disposición las infraestructuras para que los prestadores privados de los servicios puedan realizar su actividad dentro de un marco de regulación que garantiza dicha Autoridad Portuaria". Es decir, el Estado pone el suelo y las infraestructuras públicas al servicio de las empresas privadas.

El II Convenio colectivo favorece la división entre los trabajadores

Este proceso privatizador que se viene produciendo desde hace años está desmantelando las plantillas en las Autoridades Portuarias. Pero claro, para esto se necesita también acabar con la posible resistencia que puedan oponer los trabajadores. Una de las formas es la división en grupos; así estamos divididos en personal de oficinas, mantenimiento, policía portuaria, etc, con problemas y características a veces diferentes, pero, en último extremo, con intereses comunes, que es lo que debemos resaltar y por lo que deben luchar los sindicatos de clase. Pero resulta que el II Convenio Colectivo de Puertos del Estado y Autoridades Portuarias, lejos de incidir en esto, dificulta todavía más la toma de conciencia y acción como colectivo y viene a profundizar la división de los trabajadores. En este convenio se establecen una serie de niveles y "nivelillos" dentro de cada categoría, de acuerdo a determinadas capacidades y perfiles de cada trabajador.
La citada revista, refiriéndose a dicho Convenio, dice en cuanto al consenso alcanzado entre empresa y representantes sindicales: "Establecimiento de diferentes niveles retributivos dentro de una misma ocupación en función del nivel formativo alcanzado o, en otros términos, en función de la distancia del perfil personal exigido al trabajador respecto del perfil máximo de ocupación".
Esta es la filosofía de la ley de puertos recogida en el Convenio Colectivo bajo la denominación de gestión por competencias. Consiste en dividir más a los trabajadores, en romper su unidad, en tratar con ellos uno a uno, en la atomización del movimiento obrero. Ya no somos más un colectivo, sino individuos. Ya no vemos al compañero como un aliado sino como un rival con el que hay que competir. La revista viene a decir más adelante: "...Pero ¿qué filosofía de dirección de personas permite desarrollar estas tareas? Aprender más rápido que los rivales es la única ventaja competitiva sostenible". Más claro el agua.
Ahora bien, ¿cómo cuelan esto? Paralelamente a la negociación del convenio, la comisión negociadora, fundamentalmente UGT y CCOO, ha llegado a un acuerdo con la empresa por el que sube de nivel a los liberados sindicales. Esto está de acuerdo con la filosofía de la gestión por competencias en la que "el perfil" del trabajador es algo importante. En el documento aprobado se valora dentro de ese perfil la capacidad de hablar en las asambleas y de transmitir a los trabajadores los acuerdos alcanzados con la empresa (cita textual). Esta subida de nivel les supone en concreto a los dos liberados de Málaga por CCOO una subida al mes que supera los 300 euros, siendo bastante superior en otros casos, ya que la subida es mayor cuanto mayor es la responsabilidad a nivel estatal del liberado. Pero como también es con carácter retroactivo a partir del año 2000, algún compañero "sindicalista", en este caso de UGT, podría llegar a cobrar de atrasos alrededor de los diez millones de pesetas.
¿Cómo pueden justificar esta vergonzosa venta? Con comentarios como que hay que ser modernos, que para negociar con un alto personaje a nivel estatal hay que estar a su nivel, o como lo escrito en los carteles de CCOO en Málaga para defenderse de las acusaciones hechas por los trabajadores, diciendo que ya que luchan por los derechos de los trabajadores, también tienen derecho a promocionar. ¡Callados estarían mejor!
¿A quiénes van a defender estos señores, a los trabajadores o a sus amos que son los que los recompensan tan jugosamente? Que cada cual saque sus conclusiones.
Ante esta vergonzosa postura por parte de los dirigentes de UGT y CCOO de puertos, y dado el descontento de los afiliados, la sección sindical de UGT en el puerto de Málaga acordó en asamblea el 18 de diciembre rechazar y denunciar esta actuación, así como trasladar este rechazo a las demás secciones sindicales de los puertos y a la Federación de Transportes del sindicato. Este es el camino correcto, hay que denunciar esta postura vergonzosa y hay que hacerlo conocer al resto de los compañeros para que no permitan que su sindicato se convierta en un nido de corrupción y trampolín para la carrera personal de algunos vividores. Lo que necesitamos es un sindicalismo de clase, combativo y democrático.

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