¡POR LA LIBERTAD SINDICAL Y UN CONVENIO JUSTO!

El pasado 11 de agosto, comenzaba en LAVACHEL una huelga indefinida para reclamar la firma de un Convenio Colectivo que ponga fin a las arbitrariedades del dueño de la empresa, Jorge Gumiel, tanto en el aspecto laboral como en lo referente a los derechos sindicales. LAVACHEL es una lavandería industrial que se dedica al lavado de ropa, fundamentalmente procedente de hoteles y hospitales. No es raro ver alguna de las furgonetas de la empresa, con el logotipo de LAVACHEL pintado en letras azules aparcado frente a un establecimiento hotelero, cualquier día de la semana. Lo verdaderamente difícil es imaginarse el auténtico infierno que se esconde tras las puertas de la empresa, para el más de un centenar de trabajadores, la mayoría mujeres, que desempeñan su trabajo en condiciones de explotación tercermundista.

tenida con el reciente Comité de Empresa descubrimos un panorama desolador donde la arbitrariedad patronal, la discriminación laboral, la ausencia de derechos sindicales, la temporalidad y los ritmos de trabajo agotadores se combinan con unas condiciones económicas miserables, que nos llevan a afirmar que el tercer mundo existe en Asturias: Se llama LAVACHEL, tiene una facturación anual que puede rondar los 10 millones de euros y mantiene a sus trabajadores con un salario base de 570 € mensuales.
 Durante más de 20 años, este empresario se ha enriquecido impunemente, amparado en la ausencia de organización de la plantilla, vetando a los sindicatos, ahogando cualquier intento de protesta en una atmósfera de represión y acoso y despidiendo a todo aquel que pudiera suponer un problema, mientras la Administración, la Inspección de Trabajo e incluso las direcciones sindicales miran hacia otro lado, cuando no resultan directamente cómplices de esta situación intolerable. "Para que te hagas una idea, el año pasado tuvimos trabajando aquí a gente que cumplía condena en Villabona...a cambio de trabajar obtienen beneficios penitenciarios, reducción de condena, esas cosas. Pues, de todos los que vinieron, y eran unos cuantos, solo queda uno. El resto dijeron que no lo soportaban, que los funcionarios de la cárcel les trataban con más respeto que las encargadas de la empresa...".

Salir a luchar por primera vez

En estas condiciones, a nadie se le escapa lo difícil que resulta enfrentar una lucha para cambiar esta situación. Por este motivo es aún más admirable que, pese a las tremendas dificultades, hayan conseguido celebrar elecciones sindicales, constituir un comité de empresa y comenzar a reclamar algunas mejoras. El comité de empresa está formado exclusivamente por USO y UGT. La explicación resulta sorprendente y pone una vez más de manifiesto el profundo abismo que separa actualmente a los trabajadores de las cúpulas sindicales:
 "Nosotras no teníamos ninguna experiencia sindical. Solo una compañera era afiliada de UGT, así que, cuando decidimos organizarnos buscamos un sindicato que no fueran UGT y CCOO porque no nos inspiraban confianza, porque han vendido muchas luchas. Así dimos con la USO que no lo conocíamos, y nos afiliamos. Pero al final nos engañaron como los demás. Ahora me doy cuenta que no importa de qué sindicato seas, sino el sindicalismo que defiendas. Como le dije a una representante del sindicato: Yo no represento a la USO en la empresa, ni la USO me representa a mí. Pero tengo que decir, que también he conocido a sindicalistas que respeto, en USO y en los otros sindicatos.
 "En mi caso -nos comenta una de ellas, afiliada a UGT- tengo que agradecerle a la empresa la jugarreta que me hicieron, porque ha permitido que esté aquí hoy. Cuando la empresa supo que se preparaba una candidatura de USO me llamaron para pedirme que hiciera otra alternativa. Me negué pero poco después me llamaron de UGT para decirme que iban a presentar candidatura y que yo era la cabeza de lista y que detrás de mí iban 9 personas más. Estas personas eran todas encargadas, supervisoras, gente afín a la dirección. De los representantes que sacó esa candidatura, solo yo sigo aquí defendiendo la huelga".
Los golpes y las zancadillas

"Cuando constituimos el comité, nuestra primera demanda fue conseguir un calendario laboral, donde se establecieran los turnos, los horarios y poder controlar el computo de horas anual". "Algo tan básico como eso nos costo Dios y ayuda y aún así, el dichoso calendario solo es para el 2007, aunque al menos, desde el 28 de mayo hemos conseguido no hacer turnos de noche, puesto que no nos pagaba la nocturnidad. Después elaboramos una plataforma de Convenio, que se aprobó en asamblea". Antes de esto, habían hecho intentos para negociar con la dirección, que sistemáticamente ignora al comité de empresa y vulnera la legalidad, negándoles, por ejemplo, la información contable a la que tienen derecho, "así que nosotras desconocemos la contabilidad de la empresa, por eso hemos tenido que calcular de forma estimativa la facturación, basándonos en los kilos de ropa que se lavan, el precio que se cobra, etc., y de ahí deducimos que ha facturado, como mínimo 10 millones de euros." También pusieron varias denuncias en Inspección de Trabajo, sin que hayan tenido ningún resultado hasta la fecha. "Incluso cuando denunciamos que carecíamos de un comedor para la plantilla, o de una zona de descanso, la inspectora dijo que no podía constatar tal hecho ¡Pero si lo único que tenía que hacer era venir y mirar si era cierto! A través de la inspección no hemos conseguido nada absolutamente".
 Luego vinieron las reuniones interminables en el SASEC (Servicio Asturiano de Solución Extrajudicial de Conflictos) "ese templo de la imparcialidad" como nos dicen irónicamente, "donde sólo defienden al empresario y donde nos dijeron que reivindicar 800 € brutos de salario base era un despropósito y que no les salían las cuentas... Pero nosotras sólo reclamamos un salario que nos permita vivir mínimamente. Porque tal como están las cosas, no podemos. Yo llevo ocho años y medio en la empresa y cobro, con los descuentos 643 € al mes, incluyendo la paga extra". "Estuvimos allí nueve horas, nueve horas de reloj, para nada" La plataforma que presentaba el Comité incluía, además de la subida del salario base, un plus por trabajar en festivo, el aumento del precio de las horas extras y la elaboración de un calendario de vacaciones. Frente a esto, la empresa ofrece una subida global de 200 euros en cuatro años, que se distribuiría en todos los conceptos, un pequeño aumento en el precio de la hora extra, y nada más. "Insistieron en que nada de su propuesta constara en acta y además luego rebajo la subida el primer año a 85€". "La recomendación de los representantes sindicales de USO y UGT era que la aceptáramos, que era una oferta muy buena". A partir de ahí, comenzaron los desacuerdos entre los representantes sindicales y el Comité de Empresa. "El problema es que los liberados sindicales no tienen estos salarios, ellos viven bien y a los demás que nos den por culo ". "La última asamblea que celebraron USO y UGT en la empresa fue para meter miedo y desmovilizar. Constantemente decían que si íbamos a la huelga debíamos ser conscientes de que habría despidos y también que supondría una pérdida de clientes para la empresa y que eso iría luego en perjuicio nuestro". Con estos argumentos, no es de extrañar que, como nos comentaron, los carteles para convocar esa asamblea los pusieran el dueño y las encargadas. "Con decirte que las asambleas que hacía el Comité eran en el patio y para esta asamblea incluso se paró la maquinaria y se hizo en la misma nave, con todo el personal...increíble" Aún así, consiguieron sacar la huelga para adelante, aunque lógicamente, en un clima muy grande de división y miedo entre la plantilla.

Comienza la huelga y las ilegalidades

"Con el tema de los servicios mínimos, de nuevo todo el mundo se puso de parte de la empresa. Nos llamaron a una reunión en el SESPA, la empresa pedía un 70% de la plantilla. Nosotros nos enteramos en la misma reunión y pedimos 10 minutos para reunirnos y analizar la propuesta. El responsable por el SESPA nos dijo que no era necesario, simplemente que enviáramos un mail con nuestra propuesta y ya nos llamarían. Esto fue tan sólo dos días antes de que comenzara la huelga. Nosotras enviamos el correo, diciendo que considerábamos que no debía haber servicios mínimos, pero que en todo caso, para lavar la ropa de hospital estimábamos que era suficiente con 21 personas, en un solo turno. Al final nos dieron largas y no supimos cuales eran los servicios mínimos hasta que lo leímos en el BOE: el 66% de la plantilla y 30 trabajadoras por turno ¡Eso es más que lo que tenemos en una jornada ordinaria, donde solemos ser unas 25!". De nuevo denuncia a la Inspección que, por supuesto, tardará meses e incluso años en resolverse.
 "Además, la dirección comenzó una presión enorme sobre la plantilla. Iban uno por uno en el puesto de trabajo, preguntándoles si apoyaban o no la huelga. Al que decía que no le obligaban a firmar un papel diciendo que estaba en contra. A la que se atrevía a decir que sí, la llamaban a la oficina para volver a presionarla... imagínate a que punto llegarían que incluso un conductor que estaba en el comité vino el mismo día de la huelga con un escrito donde pedía "desaparecer" del comité porque consideraba justa y razonable la postura de la empresa...."
 Y, por supuesto, las ilegalidades de la dirección no pararon ahí. "Cuando llegamos el primer día de la huelga nos encontramos todo cerrado, con candados, cadenas... y a la puerta unos tíos enormes, vestidos de negro, con pinta de fachas que el dueño había contratado para asustarnos... eran "observadores" nos dijo. En realidad estaban allí para impedir al Comité que pudiéramos entrar dentro de la empresa a controlar el tema de los servicios mínimos. No eran más que unos matones puestos allí para amedrentar a quienes secundaran la huelga", Tenemos que retrotraernos a la dictadura franquista para encontrar ejemplos tan flagrantes de represión sindical. O a los inicios del sindicalismo durante la revolución industrial, cuando los patrones contrataban esquiroles y matones con total impunidad ¿A donde va a llegar el retroceso de los derechos de los trabajadores? "Al final, pese a que teníamos todo el derecho a entrar en la empresa, tuvimos que llamar a la policía, y finalmente aceptaron que entráramos dos compañeras. Siempre acompañadas por uno de esos matones. Algunas compañeras habían denunciado que a las que apoyaban la huelga les habían subido los ritmos de las máquinas. Cuando intentamos cronometrarlo para ver si era cierto, directamente nos echaron a la calle".

La actitud de los responsables políticos y sindicales

Llama la atención que esta empresa (donde las actitudes mafiosas del dueño son el pan de cada día) trabaje para la administración lavando la ropa de numerosos hospitales públicos. Al margen de las reivindicaciones puntuales, la forma en la que se pisotean los derechos democráticos debería ser argumento suficiente para que el Gobierno del Principado cancelara fulminantemente todos sus contratos con la misma. Una actuación de este tipo vale más que todos los discursos que cada día nos vemos obligados a soportar. Sin duda, la amenaza de retirarle los contratos ayudaría a que este individuo aceptara las "normas democráticas" con sorprendente rapidez ¿No es tarea del gobierno velar por los derechos democráticos de los trabajadores, y entre ellos por el derecho de huelga? ¿Se acaba la democracia cuando se entra por la puerta de la empresa? No estamos hablando ya de que el Gobierno se posicione a favor de las justas reivindicaciones de las trabajadoras, algo que por otra parte debería hacer quien se reclama partido socialista y obrero, sino de garantizar el libre ejercicio del derecho de huelga sin coacciones ni amenazas por parte de la patronal. Querríamos pensar que es por desconocimiento por lo que el Principado trabaja con este individuo, pero lamentablemente nos tememos que no sea así.

"Cuando hablamos con el inspector nos dijo que iba a intentar mediar entre la empresa y nosotros. Poco después nos llamó y nos dijo que no podría ser, que donde hay patrón no manda marinero y que lo único que podía hacer era intentar actuar sobre algunas de las denuncias que hemos interpuesto". Por supuesto, esto sirve también para las direcciones sindicales que, pese a todas las evidencias, continúan mirando para otro lado, en lugar de denunciar semejantes atropellos.
 "La ley obliga a lavar determinada ropa, procedente de operaciones, enfermedades particularmente infecciosas, etc. en un tren de lavado separado del resto de las prendas. Esta ropa viene perfectamente identificada pero cuando se desempaqueta se mezcla con el resto y listo... así que esas prendas se lavan junto a la ropa de cama, las servilletas y manteles, los pijamas...Eso supone un riesgo, no sólo para las trabajadoras que la manipulamos sin las medidas de protección adecuadas, sino para los usuarios en general, pero parece no importarle a nadie".
 Han sido varias horas de conversación que han ido desgranando una situación tremendamente precaria e injusta. Muchos trabajadores podrán identificarse con la situación de estas compañeras en todos o en alguno de los aspectos que nos han relatado. Sabemos que muchos empresarios también se verán retratados. Para estos últimos, la derrota de la huelga de LAVACHEL supondrá un alivio que les permitirá continuar aumentando sus beneficios a costa de la explotación de sus trabajadores. Para evitarlo, estas compañeras necesitaran todo el apoyo y la solidaridad que el conjunto del movimiento obrero podamos ofrecerles. Aunque, por supuesto, para ellas nada va a resultar fácil, el hecho de intentarlo constituye en sí mismo una victoria.

¡BASTA DE EXPLOTACIÓN! ¡POR LA DIGNIDAD, LUCHA OBRERA!

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