La dirección de Opel reveló recientemente que 900 de los 5.600 empleos que planea reducir en Europa corresponden a su factoría en Figueruelas (Zaragoza). Esto supone el 13% de la plantilla y ha desatado la indignación entre los trabajadores ya que además llega en un momento en que la fábrica trabaja a pleno rendimiento (al 130% de su capacidad según algunos sindicatos) con una producción de más de 2.100 coches al día.

La dirección de Opel reveló recientemente que 900 de los 5.600 empleos que planea reducir en Europa corresponden a su factoría en Figueruelas (Zaragoza). Esto supone el 13% de la plantilla y ha desatado la indignación entre los trabajadores ya que además llega en un momento en que la fábrica trabaja a pleno rendimiento (al 130% de su capacidad según algunos sindicatos) con una producción de más de 2.100 coches al día.

Hasta ahora parecía que las continuas cesiones de los trabajadores ante los ataques de la empresa iban a salvar a la planta de las situaciones de recortes de plantilla que se viven en el sector. Esto era lo que defendían los dirigentes sindicales, pero como ya avisamos desde estas páginas tras el chantaje que la empresa efectuó para recortar derechos con la excusa de conseguir la fabricación del Meriva, la debilidad invita a la agresión. No se trata de recortes producidos por una crisis, la fábrica no para de producir. Es abiertamente un ataque a los derechos de los trabajadores para aumentar los beneficios, aunque propongan inicialmente que serán "bajas voluntarias" (¿y si sólo se quisieran ir 100?). Y si no, ¿por qué se plantea que 492 de los empleos sean sustituidos por trabajadores externos, peor pagados para realizar el mismo trabajo?
La empresa plantea que se trata de reducir las horas de trabajo que cuesta producir un coche de 20 a 15, admitiendo que el año pasado ya bajaron de 22 a 20. Esto supone un aumento de casi un 10% en la productividad, sin que los trabajadores hayan visto un céntimo (al contrario, tuvieron que aceptar  recortes como la congelación de la antigüedad por el Meriva). Además no se habla en ningún caso de invertir en maquinaria más productiva o en mejorar los puestos en la cadena para que sus obreros trabajen con menos riesgos para su salud, sino de exprimir aún más a su fuerza de trabajo, forzando los ritmos y aumentando las tareas. Cada vez más parece que El Capital de Marx no tenga un siglo y medio.
La reacción del gobierno de Aragón ha sido lamentable. Los que vendieron el chantaje del Meriva como una manera de salvar los puestos de trabajo han tenido que retroceder y ahora plantean que lo importante es que "la fábrica conserve su actual nivel productivo". Qué triste en un presidente socialista.

¡Ni un solo despido!  Es necesario un plan de lucha

En cuanto a las direcciones sindicales, CCOO y UGT, mayoritarios en el Comité, plantean que "no hace falta reducir empleos". Pero en lugar de lanzar la consigna de que no se pierda un solo puesto de trabajo, se han centrado en pedir una política industrial y garantías de volúmenes de producción "antes de hablar de cantidades económicas", sin plantear ningún tipo de movilización de una plantilla que está indignada.
Está demostrado que la política de cesiones ante las presiones de las empresas sólo las envalentona más, llevando a nuevos ataques. En el caso de Opel está claro que, tras los planes Olympia, banco de horas, Meriva..., se ha pasado de 8.500 a 7.000 trabajadores en seis años, empeorando además las condiciones notablemente.
Es hora de plantarles cara de una vez, y para ello es necesario un plan de lucha coordinado en todas las empresas del sector, que incluya una huelga general de la automoción. Además, en el caso de Opel hace falta coordinar la lucha en todas las plantas afectadas por los recortes en Europa (nueve en total). Es la hora de establecer un frente común con los compañeros de Gliwice (Polonia), a los que siempre se busca enfrentar con los de Zaragoza y donde está planeada la pérdida de 200 empleos.

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