El 26 de mayo cuatro trabajadores murieron en su puesto de trabajo, en la obra del nuevo estadio del Valencia. En esta comunidad ya son 23 los muertos en accidentes de trabajo en lo que va de año, 14 de la construcción. 
El salario a destajo, las jornadas interminables, el cansancio, la falta de medidas de seguridad suficientes, la acumulación de pistoleros que desorganiza el trabajo..., todo eso ¿es mala suerte? ¡No!, es explotación. Nos usan, nos meten prisa, nos pagan poco para que trabajemos a destajo, nos exprimen, somos parte más de la maquinaria, que si se rompe se arregla y si no se sustituye. ¿Por qué no permitieron entrar a los sindicatos a revisar las medidas de seguridad? ¿Qué tenían que esconder? ¿Por qué la directiva del Valencia ahora dice que no ha metido prisas a las constructoras, cuando un consejero se pavoneó con que las obras acabarían uno o dos meses antes de lo previsto? ¿Por qué todos los días había denuncias de los vecinos, de que se trabajaba entre las 22 y las 7 horas, y nadie hizo nada?
Dos de los fallecidos eran trabajadores inmigrantes. Estas trágicas pérdidas demuestran que seamos de donde seamos, los obreros compartimos la misma explotación, y también compartimos la solución, la movilización, para exigir:
· Investigación de los hechos hasta el final, con participación directa de los sindicatos y de representantes de todos los trabajadores de la obra elegidos en asamblea.
· Jornada máxima de 8 horas. Salarios dignos. Formación adecuada dentro de la jornada de trabajo. Equiparación en derechos de todos los trabajadores de la obra.
· ¡Fuera pistoleros de los tajos! ¡No a la subcontratación!
Por una movilización general contra la siniestralidad laboral.

ÚLTIMA HORA: Concentración en la obra de Nou Mestalla

El 3 de junio se realizó una concentración de cientos de trabajadores de la obra de Nou Mestalla, en recuerdo de los cuatro compañeros muertos, convocada por CCOO y UGT. También asistieron trabajadores del mármol de Novelda (Alicante), sector que está en lucha contra la destrucción de empleo. El acto acabó con la lectura de un manifiesto que nos responsabiliza a todos, empresas, sindicatos y trabajadores, de la seguridad en el trabajo, y por tanto de las muertes de estos compañeros, y hace un llamamiento a luchar contra "la neglicencia, la avaricia, el egoísmo y la pereza" para prevenir los accidentes. Llama a que esta tragedia "remueva las conciencias de todos los que podemos hacer algo". ¡En vez de señalar a las empresas como culpables del material defectuoso, de la aceleración de los ritmos de trabajo, del destajo, resulta que somos todos culpables, unos por querer aumentar demasiado sus beneficios y otros por o ir con prisas!
Acabar de una vez con esta sangría exige no más sermones. Exige que se depuren todas las responsabilidades legales, y que éstas no consistan solamente en que el seguro de responsabilidad civil mal indemnice a los familiares herederos de los compañeros fallecidos. Exige que no se permita a una obra que dé el portazo a los sindicatos cuando quieren saber si se cumplen las leyes. Exige un plan de movilización que no quede en los cincos minutos de paro convocados, sino que se concrete en la calle y en los tajos. Es responsabilidad de los dirigentes sindicales organizar una huelga general para que los trabajadores no paguemos la crisis, ni en los salarios, ni en la pérdida de derechos o del trabajo, ni mucho menos con nuestra vida.

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