Mientras los trabajadores estaban de piquete en la puerta del tanatorio, los policías se acercaron al mismo y pidieron el carné al responsable, Francisco Javier Fernández Solís, secretario general de la CGT de Sevilla. Cuando la policía controló sus datos le dijeron que se lo tenían que llevar a la comisaría. No le dijeron porqué, pero para evitar que la policía provocara a los trabajadores concentrados Javier accedió a irse con ellos.

A partir de aquí todo lo que le han hecho al compañero es absolutamente surrealista, aunque en realidad es represión pura y dura.

Le llevaron a un calabozo, luego lo cambiaron a otro y por último lo ingresaron directamente en la cárcel Sevilla II. Cuando al día siguiente compareció ante la juez, ésta le acusó de haber hecho unas pintadas durante una huelga en el mes de junio. Dijo que lo habían metido en prisión porque estaba ¡en busca y captura! Según la juez el motivo de esa orden es que desde junio estuvo ¡ilocalizable! La compañera que escribe estas líneas no tuvo tantos problemas como la juez para localizar a Javier, ya que tanto en el mes de junio, como julio y septiembre hemos hablado varias veces por teléfono e incluso nos hemos visto en diferentes ocasiones. Y puedo asegurar que no fue en ningún antro clandestino sino en la propia sede de la CGT. La misma policía había identificado al compañero en más ocasiones desde junio, por ser el responsable de otras movilizaciones y, en ningún caso, después tuvieron orden de detención. El compañero está ahora en libertad condicional.

¿Tendrá que ver algo con todo esto que la hija del gerente del Tanatorio SE-30 sea una jueza?

Así se las gasta la derecha contra todos aquellos que luchamos.