El jueves 2 de junio finalizó la primera fase del conflicto que enfrenta a todos los sindicatos representativos (CCOO, UGT, CEMSATSE, CSI-CSIF, SIC y SAE) con el Sescam, que ha consistido en concentraciones de 15 minutos en todos los centros sanitari

El jueves 2 de junio finalizó la primera fase del conflicto que enfrenta a todos los sindicatos representativos (CCOO, UGT, CEMSATSE, CSI-CSIF, SIC y SAE) con el Sescam, que ha consistido en concentraciones de 15 minutos en todos los centros sanitarios de la región los jueves 12, 19 y 26 de mayo.

Antecedentes del conflicto

La razón de estas movilizaciones hay que buscarla en el Acuerdo de Bases firmado en 2002, que supuso un jarro de agua fría para muchos trabajadores. En dicho acuerdo las direcciones sindicales no exigieron la homologación salarial y laboral del personal transferido del Insalud respecto al resto de empleados públicos de la Junta de Comunidades ni una adecuación salarial entre las diversas categorías. La responsabilidad fundamental de este grave error recae en las direcciones de los sindicatos de clase, CCOO y UGT.

Este malestar de amplios sectores de trabajadores se manifestó de diversas formas. Por ejemplo, 800 trabajadores del Hospital Santa Bárbara (Puertollano) apoyaron y firmaron un documento criticando a todos los sindicatos por haber firmado dicho acuerdo. La firma de dicho acuerdo no fue discutida en asambleas de afiliados de cada sindicato, quedándose restringido el debate a los órganos de dirección y, como mucho, a los delegados sindicales.

Una de las consecuencias de esta política sindical equivocada de las direcciones de los sindicatos de clase fue el surgimiento de un sindicato, el SIC-GS (Sindicato Independiente de Celadores y personal de Gestión y Servicios), que en las últimas elecciones sindicales obtuvo incluso más votos que UGT en toda la región. Nutrido del descontento de sectores que habían apoyado anteriormente a CCOO y UGT, este sindicato se está dirigiendo a los colectivos de trabajadores con peores sueldos y condiciones de trabajo, ampliando su base de apoyo.

La disposición a la lucha de los trabajadores sanitarios

El éxito de las movilizaciones refleja varios hechos. Primero, que la unidad de acción es un factor fundamental para que los trabajadores recuperen la confianza en sí mismos, arrastrando a los sectores más atrasados del sector. Segundo, que la utilización del binomio presión-negociación es una herramienta fundamental para lograr avances significativos. Tercero, que cuando los sindicatos de clase encabezan las movilizaciones, los sindicatos corporativos aparecen más desdibujados ante el conjunto de los trabajadores. Por ello, en este contexto, los intentos del Sescam de dividir a los trabajadores no han dado los frutos perseguidos.

Las movilizaciones actuales, restringidas exclusivamente a una reivindicación salarial, son solamente la punta del iceberg de problemas más profundos ligados al empeoramiento de las condiciones de trabajo, escasez de plantillas, acoso laboral, etc. Es muy significativa la tendencia al aumento de las bajas laborales, que actualmente rondan el 10% de las plantillas, ligadas en muchos casos al “mobbing”, al llamado síndrome de “burn-out” (profesional “quemado”) y a las sobrecargas osteomusculares.

Movilizaciones insuficientes

Sin embargo, este ambiente favorable entre amplios sectores de trabajadores no se corresponde con los dirigentes sindicales, que en vez de aprovechar este descontento para elaborar una plataforma reivindicativa más general que se discuta y apruebe en asambleas de trabajadores, han diseñado una campaña que se ha quedado corta en sus planteamientos. Es sintomático que el éxito en las concentraciones haya sorprendido a la mayoría de dirigentes sindicales, que habían sido incapaces de percibir el amplio malestar existente.

En cada hospital y centro de trabajo debe impulsarse la elección de comités o coordinadoras de las movilizaciones, eligiendo a los mejores compañeros en asamblea para desarrollar campañas locales y/o provinciales dirigidas al conjunto de la clase trabajadora, buscando su apoyo y solidaridad. Estos comités serían los encargados de convocar asambleas generales para informar a todos los trabajadores del desarrollo de las movilizaciones y para discutir medidas concretas de presión en cada ámbito.

Debe tratarse de extender el conflicto fuera de los centros sanitarios, buscando el apoyo de toda la población, las asociaciones de enfermos, vecinos, consumidores, etc., que, sin duda, sería enormemente positivo para la lucha. Ligar la defensa de la sanidad pública con las mejoras de las condiciones laborales de los trabajadores sanitarios, en estos tiempos de recortes de los gastos sociales, es una herramienta fundamental para que la clase trabajadora en su conjunto vea mejoradas sus condiciones de vida.

La concentración de delegados el 6 de junio en Toledo, dada la disposición a la lucha existente entre los trabajadores, debería haberse convertido en una manifestación masiva, organizando servicios de autobuses desde cada provincia, con lo cual se habría incrementado significativamente la presión sobre el Sescam.

En caso de que el Sescam no modifique sus propuestas, los días 15 y 16 de junio están convocados paros parciales de 2 horas en todos los centros sanitarios de la región, que deben prepararse desde ya, para garantizar una participación masiva en la huelga.

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