En el último mes, los vecinos del barrio ovetense de Ventanielles vienen denunciando la degradación que sufre el barrio, y reclamando soluciones para paliar los efectos derivados del consumo de drogas en el mismo. Pero, a pesar de las constantes pro En el último mes, los vecinos del barrio ovetense de Ventanielles vienen denunciando la degradación que sufre el barrio, y reclamando soluciones para paliar los efectos derivados del consumo de drogas en el mismo. Pero, a pesar de las constantes promesas electorales que quedan archivadas año tras año, nadie hace nada. Los compañeros del Sindicato de Estudiantes del I.E.S Pérez de Ayala de Ventanielles quisimos acercarnos a conocer a los vecinos/as que se estaban movilizando y a ofrecer nuestra colaboración. La situación actual es la siguiente.

Los servicios sociales no cumplen las necesidades del barrio, sólo en casos extremos son atendidos, dejando completamente marginadas las necesidades sociales del grueso de los vecinos de este barrio obrero de Oviedo, y han sido los vecinos los que han empezado a organizarse para reivindicar mejoras. Comenzaron juntándose en el portal para vigilar que no entrase nadie ajeno al edificio, pero pronto empezaron a hacer pancartas, a cortar la calle, y a partir de ahí comenzó a llegar la prensa fruto del eco que estaban teniendo las acciones de los vecinos.

Las reivindicaciones son muy simples; descentralización de la comisaría de Oviedo e instalación de un distrito en el propio barrio, utilización de los bajos del barrio para hacer un centro de día donde se impartiesen cursillos para la gente joven y también cursos de formación para la gente con problemas de adicción que luego les facilitasen la búsqueda de empleo. Piden que las soluciones no pasen exclusivamente por aumentar la dotación policial, sino que se faciliten los recursos sociales para poder atender este problema. De momento la respuesta que han recibido por parte del Ayuntamiento ha sido únicamente la de incrementar la presencia policial. Además la política de privatizaciones que ha llevado a cabo el Ayuntamiento del PP ha supuesto un recorte en la calidad de las prestaciones sociales.

Como los propios vecinos afirman este no es un problema nuevo, ni mucho menos, y no afecta por igual a toda la sociedad, pese a lo que en los medios de comunicación se nos quiere hacer creer a menudo. En realidad, el tema de la droga está muy relacionado con las condiciones de vida de las propias familias obreras. Durante la década de los 80 la brutal reconversión que se saldó con la destrucción de miles de puestos de trabajo supuso condenar al paro y a la marginalidad a una generación entera de la juventud trabajadora. En aquél momento, sobre todo en las cuencas del Caudal y del Nalón, el consumo de todo tipo de drogas, pero fundamentalmente de heroína, se extendió con rapidez, atrapando a muchos jóvenes que buscaban una salida rápida a sus problemas, desencantados ante la imposibilidad de organizar su vida, en un momento donde el desempleo entre la juventud era de más de un 30%.

Además, no es casualidad la rápida penetración que tuvo la heroína en todas aquellas ciudades en reconversión donde la juventud había participado activamente en las luchas obreras, precisamente allí donde había una mayor organización política y sindical. Desde siempre, la droga ha sido utilizada para “controlar” a estas capas de la juventud, ofreciéndoles una salida individual a sus problemas, una evasión inmediata donde desahogar la frustración que generan las condiciones sociales en que vivimos (el trabajo precario, la inseguridad laboral, la imposibilidad de una vivienda digna, etc).

Para el Sindicato de Estudiantes este no es sólo un problema individual, donde cada uno puede optar por consumir o no drogas y donde somos responsables de “controlar” las consecuencias de este consumo. Al igual que la mayoría de nosotros no elige trabajar 10, 12, o14 horas por un salario de miseria, ni elige tener contratos por meses, días e incluso horas, o hipotecarse durante 30 años para conseguir independizarse. Son los mismos que nos condenan a estas condiciones de vida los que se benefician del consumo de drogas. Mientras nos dejamos la salud y muchas veces la vida, el negocio de la droga mueve anualmente miles de millones de beneficio, que van a parar a los bolsillos de “respetables” hombres de negocios, que ni viven en barrios marginales, ni padecen ninguno de los problemas que ellos generan.

Mejorar los recursos sociales en los barrios obreros es fundamental para paliar este problema. No solamente facilitando los medios públicos para tratar los casos más críticos, con ayuda médica, psicológica etc, sino para prevenirlos, mejorando las dotaciones culturales, deportivas, locales de reunión para asociaciones juveniles, locales de ensayo, etc…Pero sobre todo animamos a todos los jóvenes a organizarse políticamente y a participar con nosotros para combatir las causas de fondo de este y otros problemas. Sólo con nuestra intervención consciente podremos transformar la sociedad en la que vivimos, construyendo una realidad de la que no sea preciso escapar, donde los recursos y la riqueza que generamos estén a disposición de todos y no en las manos de una minoría privilegiada.

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