¿Quieres saber qué es eso que llaman Tercer Mundo? No esperes a los telemaratones navideños. ¿Sabes que la esclavitud sigue existiendo en el siglo XXI? No hablo de Etiopía. ¿Conoces la barbarie? No hace falta que alquiles Mad Max. Sólo que te des una ¿Quieres saber qué es eso que llaman Tercer Mundo? No esperes a los telemaratones navideños. ¿Sabes que la esclavitud sigue existiendo en el siglo XXI? No hablo de Etiopía. ¿Conoces la barbarie? No hace falta que alquiles Mad Max. Sólo que te des una vuelta por la Casa de Campo de Madrid.

Ver a todas esas chicas semidesnudas, muchas de ellas menores de edad, te hiela la sangre. Y eso a las cinco de la tarde, por la noche el espectáculo es dantesco.

Aunque desde la televisión nos bombardean constantemente con monográficos sobre las prostitutas de lujo, la realidad de la prostitución es bien distinta. La trata de blancas existe. Las mafias controlan el negocio y la gran mayoría de las mujeres prostituídas están en sus manos. Un ejemplo: el 10% de la población femenina de Moldavia está atrapada en las redes de prostitución que operan en la Unión Europea (El País Semanal nº1365).

Sí, también existen mujeres que eligen libremente dedicarse a la prostitución. Pero esta elección no es tan libre como parece. No sólo los grupos mafiosos obligan a prostituirse; las condiciones sociales y vitales también. Cuando una niña de quince años tiene claro que su futuro está en la prostitución, es que algo ha pasado.

En ocasiones, desde los gobiernos se habla del tema y se apuntan soluciones. En el mejor de los casos no es más que propaganda y demagogia barata, pero normalmente supone más dificultades y opresión hacia estas mujeres, en un intento de esconder el problema. Nunca ningún gobierno luchará consecuentemente contra esta lacra social sin afectar las bases del sistema capitalista, ya que este negocio es tan lucrativo como repugnante; luchar contra él supone enfrentarse directamente a bancos, constructoras, inmobiliarias, etc., ya que mueve tal cantidad de millones que son cómplices necesarios para blanquear todo ese dinero.

Diversos colectivos plantean que la solución es la legalización de la prostitución para garantizar derechos laborales y sociales a las prostitutas y, así, sacarlas de la marginalidad. Pero esta solución no es válida. Incluso su planteamiento es deplorable ya que se trata, ni más ni menos, que de legalizar la compra-venta de personas. Las prostitutas seguirían siendo las mismas y sus explotadores los mismos, sólo que pasarán de ser delincuentes a ser respetables hombres de negocios, evitándose así que a algún juez o fiscal le de un repentino ataque de honradez y humanidad y les creen algún problema a estos malnacidos.

El ejemplo de Holanda

Los colectivos que plantean la legalización como solución suelen poner como ejemplo a Holanda, un país supuestamente avanzado en las cuestiones sociales y morales. Pero no todo es tan bonito como lo pintan. La legalización no ha supuesto un control de la prostitución sino su expansión. Desde que se produjo la despenalización de los prostíbulos y el proxenetismo, en el año 2000, el negocio ha crecido un 25%, suponiendo actualmente la “industria del sexo” el 5% de la economía holandesa. Pero eso que llaman “industria del sexo” no es más que el tráfico legal de seres humanos, algo que se ve gráficamente al ver a todas horas del día a mujeres expuestas en los escaparates de los prostíbulos, como si fueran una mercancía más. Por supuesto, la mayoría de estas mujeres son extranjeras. Y en el colmo de esta aberración, los mafiosos —ahora legalizados— se han organizado en la llamada Asociación de Empresarios de los Negocios de Relajación Hombre-Mujer, que se reúne periódicamente con el gobierno para aconsejarle sobre las cuestiones sociales, y cuyo fin declarado es “conseguir que la prostitución y su uso sean más aceptados y abiertamente discutidos’’. Pero ni tan siquiera con esta legalización se ha conseguido erradicar la prostitución ilegal. Según la organización por los derechos de la infancia Child Right, al menos 5.000 niñas de entre 13 y 14 años son prostituídas en Holanda, y esta cifra va en aumento.

Por otra parte, el gobierno holandés solicitó y obtuvo una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (UE), el 20 de noviembre de 2001, en la que se reconocía que la prostitución era una “actividad económica”. Esta sentencia permite que las mujeres obtengan un permiso de trabajo como ‘’trabajadoras sexuales’’ en la industria del sexo de Holanda, si prueban que se dedican al auto-empleo. Las ONG de los Países Bajos han declarado que los traficantes están sacando provecho de esta ley y la utilizan para introducir mujeres en la industria de la prostitución. Así es como la UE defiende a las mujeres y lucha contra las mafias. Pero el tema legal da mucho más de sí, demostrando para quien están hechas las leyes. Varios municipios holandeses han intentado volver a prohibir la prostitución, pero se han topado con el Ministerio de Justicia, que alega que prohibir la prostitución es contrario al derecho a la libre elección del trabajo que recoge la Constitución Federal para proteger los derechos de los trabajadores. Tanto cinismo me deja sin palabras. Como también me deja sin palabras que el gobierno holandés fijara una cuota legal de trabajadoras del sexo extranjeras ya que “el mercado de la prostitución demanda variedad de cuerpos”; he aquí el espíritu del libre mercado y sus “leyes naturales”.

Se extiende la legalización de la prostitución

Otros países se están sumando a la legalización, como Alemania en el año 2002. Allí, nueve de cada diez prostitutas legales provienen de la Europa del Este. Poco a poco van normalizando una idea: la mejor salida para las mujeres extranjeras y pobres es legalizar sus papeles mediante la prostitución. Alguno argumentará que la prostitución es el trabajo más antiguo del mundo. Indignante. Como indignante es lo que está sucediendo en Australia, particularmente en el turístico estado de Victoria, donde también han legalizado la prostitución y donde el gobierno subvenciona indirectamente los prostíbulos: financia a los casinos para atraer turistas y las fichas de los casinos sirven para pagar los servicios recibidos en los prostíbulos. Por cierto, en Victoria hay 400 prostíbulos ilegales frente a cien legales y la prostitución infantil se ha disparado desde la legalización, orientándose a las prácticas sadomasoquistas, ya que según las autoridades sanitarias, ¡con los materiales de tortura higienizados y recomendados corren menor riesgo de contraer VIH!

En el Estado español empieza a introducirse este debate. La Generalitat de Catalunya está preparando una ley para regular la prostitución. Su objetivo sacarla de la calle (que afea la ciudad) y reordenar el funcionamiento de lo que eufemísticamente se viene a llamar locales de alterne. No es ninguna casualidad que sea la Asociación Nacional de Empresarios de Locales de Alterne (ANELA*) la que de forma más entusiasta felicitara a la Generalitat “por su valentía” (El País, 28/09/05). Y es que los empresarios no son tontos, legalizar y hacer respetable socialmente un negocio que mueve al año 12.020 millones de euros sólo en el Estado español, no es moco de pavo.

De todo esto se deducen, al menos, tres cosas. Por un lado, que la degradación social es el caldo de cultivo para la prostitución y para que las mafias y los “respetables” empresarios puedan hacer negocio explotando a millones de mujeres en el mundo. Por otra parte, que la legalización de la prostitución sólo sirve para expandir el negocio de la explotación sexual, no soluciona el problema de la marginación ya que las víctimas “legales” siguen siendo las mismas que antes, y gracias a la legalización también se extiende el gran drama de la prostitución infantil, ya que es mucho más fácil enmascararla dentro de un contexto de legalización y aceptación de la explotación sexual.

Y por último, que el vergonzoso fenómeno del turismo sexual ya no es exclusivo del Caribe o del Sudeste Asiático, sino que se ha extendido a países tan avanzados como Holanda o Australia.

Y mientras, prensa y televisión callan, las organizaciones de la izquierda nos hablan de lo progre que es la legalización y la libre elección de profesión sin trabas morales carcas, mientras berrean sobre el turismo sexual y el drama de las jineteras en Cuba.

Por eso, la única alternativa real y progresista es luchar contra las verdaderas causas de la prostitución y castigar no a la víctima (la prostituta) sino a los que la explotan. Son necesarios verdaderos planes de integración social, ofreciendo empleos estables a estas mujeres, eliminando la condición de “ilegales” de las extranjeras, programas de formación, acceso a una vivienda, etc, y un cambio en el sistema educativo, dejándolo libre de prejuicios y discriminaciones (por ejemplo, prohibiendo la separación de niños y niñas en clases diferentes, etc).

Pero, sobre todo, tenemos que eliminar el caldo de cultivo de la prostitución, eliminando la pobreza y la marginalidad. Hay que tomar muchas medidas sociales, pero ningún gobierno las realizará, salvo que le obliguemos. El origen último de esta lacra social, que es necesario abolir, como el de las demás lacras sociales (drogadicción, desempleo, etc) está en el propio tipo de sociedad que tenemos, un sistema —el capitalista— en el que el negocio privado está por encima de los derechos de las personas. Sólo acabaremos con estos dramas si acabamos con el sistema.

La patronal del alterne existe desde 2001. Su secretario general técnico y jefe de los servicios jurídicos de la entidad, José Luis Roberto, preside el partido ultraderechista España 2000 y la empresa de seguridad privada Levantina de Seguridad.

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