La pasada semana se celebraron las elecciones sindicales en Asturiana de Zinc. Pese a haber aumentado el número de miembros del comité de empresa, el único sindicato que ha incrementado su representación es el SITAZ (Sindicato Independiente de Trabajadores de Asturiana de Zinc). Los dos grandes sindicatos de clase, sin embargo, mantienen su representación, sin aumentar el número de delegados.

DELEGADOS

ORGANIZACIÓN 1999 2003

· SITAZ 7 11

· CCOO 7 7

· UGT 1 1

· USO 1 2

Para comprender estos resultados, conviene recordar brevemente las últimas actuaciones sindicales habidas en la empresa. Tras varios meses de conflicto entre la dirección y los trabajadores, a causa de la negociación del convenio colectivo, éste es aceptado de mejor o peor grado por la totalidad de los sindicatos con representación en el comité de empresa (CCOO, UGT, USO y SITAZ). El nuevo convenio puede ser calificado a todas luces de decepcionante, con escasas diferencias con la propuesta inicial de AZSA. Más aún cuando, desde el principio, la voluntad de los trabajadores para movilizarse en demanda de mejoras sustanciales era más que evidente.

Pese a ello, en ningún momento se recurrió de una manera seria a la movilización para presionar a la empresa. Esta situación, enquistada durante meses, generó un clima de hastío y decepción entre la mayoría de la plantilla. En el artículo que publicamos en El Militante de noviembre ya explicamos el riesgo que suponía para CCOO no haber encabezado una lucha decidida, y cómo esto tendría un coste también en las urnas.

Teniendo en cuenta la alta participación (de más del 90%), y a la luz del resultado electoral, el hecho de que haya sido un sindicato “amarillo”, con estrechos vínculos con la empresa, el único que ha aumentado su representación, demuestra que ante la aparente falta de alternativas para mejorar las condiciones de trabajo de manera colectiva, un gran número de trabajadores —entre los que se encuentran muchos jóvenes recientemente incorporados a la vida sindical— han optado por tratar de solucionar, al menos, su situación personal. Esto es algo totalmente comprensible, máxime cuando en la práctica sindical ha habido escasas diferencias entre unos y otros sindicatos. Así las cosas, es evidente que pertenecer y apoyar al sindicato “de la empresa”, evita fricciones directas con la misma, y entre otras ventajas, facilita en gran medida el paso de la situación de eventual a fijo.

En última instancia la más beneficiada con el resultado electoral es la propia empresa, que prefiere siempre tratar con sindicatos a los que puede manejar con más facilidad, y que no tienen capacidad de respuesta fuera del ámbito de la propia empresa.

¿Un resultado inevitable?

La cuestión es saber si este resultado era inevitable, o bien podía haberse producido un desenlace distinto. No somos tan ingenuos para pensar que una actuación puntual, ante una determinada cuestión, baste para ganar la simpatía mayoritaria de los trabajadores en cualquier circunstancia. Pero sí creemos que, en determinadas ocasiones, la postura que adopte una organización sindical frente a un problema es fundamental a la hora de reforzar o debilitar su posición.

En este sentido, pensamos que si durante la negociación del convenio la actitud, fundamentalmente de CCOO, hubiera sido la de apostar decididamente por la lucha para arrancar concesiones importantes a la empresa, habría conseguido, no sólo un convenio mucho más positivo, sino también la confianza de sectores importantes de la plantilla, en particular de muchos de estos jóvenes trabajadores que entran en contacto, por primera vez, con el movimiento sindical.

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