Como era de esperar, la comisión de investigación parlamentaria abierta para conseguir aclarar las circunstancias en las que los diputados “socialistas” Tamayo y Sáez desertaron de sus escaños el pasado 10 de junio, ha acabado sin que oficialmente haya arrojado ninguna luz sobre esta oscura trama. El PP, para intentar esconder la evidente conexión existente entre sus militantes y este entramado de corrupción, ha utilizado esta comisión para insistir en que la única explicación de estos acontecimientos se encuentra en la crisis interna del PSOE. Para ello no ha dudado en dar una amplia y desvergonzada cancha a todos los enemigos de los partidos de izquierda, empezando por los propios diputados tránsfugas.

Desde El Militante, hemos explicado desde el principio, que haber centrado toda la actividad y las esperanzas en la acción de los jueces o en los efectos de comisiones de investigación nos parece un error; el campo institucional debería haber sido accesorio a una campaña de movilización de toda la militancia de los partidos de izquierda y de los trabajadores en general que son su base electoral natural.

Era necesario haber salido a la calle y haber llenado de contenido social esta campaña de denuncia del tongo electoral, vinculándola a la defensa de un programa que fuera visto por los jóvenes y los trabajadores como algo que realmente iba a cambiar sus condiciones de vida.

Nada de esto se ha hecho y es evidente que la posición de salida en la que se encuentran los partidos de izquierda de cara a las elecciones del próximo 26 de octubre, no es nada favorable. Esto no se produce porque la base electoral de la derecha sea mayor que la de la izquierda. De hecho, la huelga general del 20-J, las movilizaciones contra la guerra, las relacionadas con el hundimiento del Prestige brindaron un contexto tremendamente favorable para la izquierda. Si existe el riesgo real de que la izquierda pierda la elecciones, es fundamentalmente por la desmotivación de un sector de los trabajadores y la juventud, que, aparte de no percibir que un cambio en el Gobierno de la comunidad vaya a significar un cambio real en sus condiciones de vida, se va a ver afectado por el ambiente de que en política “todo es corrupción” y “da igual la derecha que la izquierda”.

Es tarea de la izquierda combatir este ambiente con hechos concretos que demuestren que hay un giro de 180 grados en la práctica política de estas organizaciones.

La mayor responsabilidad para conseguir esto la tiene el PSOE como partido mayoritario y además porque es de sus filas de donde han surgido estos elementos corruptos.

Crisis del PSOE

Los dirigentes, tanto federales como de la Federación Socialista Madrileña, insisten en que en estos momentos no se trata de exigir responsabilidades, dicen que lo fundamental ahora es presentarse ante el electorado unidos.

Pensamos que esta actitud es todo lo contrario de lo que se necesita en estos momentos, sobre todo teniendo en cuenta que algunos de los elementos más derechistas del partido están aprovechando esta coyuntura para criticar abiertamente la participación del PSOE en las movilizaciones contra la guerra, el pactar con IU, etc.

Las declaraciones de la ex ministra Cristina Alberdi, en la línea de recriminar el proceso de radicalización que, según ella está sufriendo el PSOE, demuestra lo lejos que se puede llegar a estar de la experiencia cotidiana de los trabajadores de este país.

Pero no hay que olvidar que Cristina Alberdi, no es sólo un elemento más, de toda una amplia capa de dirigentes del PSOE, que hoy por razones tácticas para sus intereses o de forma oportunista, callan o incluso critican a Alberdi, pero que realmente comparten sus opiniones y su modelo de partido. Todos recordamos cómo José Bono, uno de los que más duramente han criticado las declaraciones de la ex ministra, dio a entender que en la campaña electoral se cometió el error de recurrir a la agitación social y que por eso el resultado no fue el que se esperaba.

Esconder la cabeza ante esta situación o intentar llegar a pactos internos sobre la base de repartos de cuota de poder, que es lo que lamentablemente la actual dirección del PSOE está haciendo, alimenta la desilusión entre los trabajadores y allana el terreno para la victoria del PP en la Comunidad de Madrid.

Reformismo y corrupción

Es imprescindible enfrentarse a esta realidad de forma decidida, atacando el problema de raíz, para así poder derrotar en todos los frentes (incluido el electoral) a la derecha.

La explicación de la existencia dentro del PSOE de elementos corruptos y derechistas, que en realidad deberían estar en el PP, se encuentra en el tipo de política que año tras año ha venido defendiendo y practicando la dirección socialista. La aceptación del capitalismo como el mejor de los sistemas y el abandono de la perspectiva de la transformación socialista de la sociedad; la limitación de la política a la obtención de cargos públicos sin un programa claramente diferenciado al de la derecha en el terreno económico y social, ha provocado el abandono de sus filas de trabajadores y jóvenes que quieren luchar por una sociedad mejor y han atraído en cambio, a elementos arribistas y corruptos que han acaparado todas las instancias del partido. En el caso de IU, en la práctica, tampoco se ha diferenciado mucho de esa línea.

Es vital y urgente enfrentarse a esta situación. Hay que recuperar el programa y los métodos de funcionamiento orientados a acabar con el capitalismo y sus injusticias y a luchar por el auténtico socialismo; solo así el PSOE e IU podrán recuperar la confianza de los trabajadores y limpiar sus filas de elementos indeseables.

Somos conscientes de que para que esto suceda es necesaria una profunda transformación de nuestras organizaciones; desde la corriente marxista El Militante venimos trabajando con este objetivo desde hace mucho tiempo. Fortalecer decisivamente nuestra corriente sería un paso de gigante en ese sentido. ¡Organízate con los marxistas de El Militante!

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