La candidata del PP a la presidencia de la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM) Esperanza Aguirre, agita constantemente, trayéndonos a la memoria el “contubernio judeo-masónico” franquista, contra la coalición “socialcomunista”; con este discurso ponee La candidata del PP a la presidencia de la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM) Esperanza Aguirre, agita constantemente, trayéndonos a la memoria el “contubernio judeo-masónico” franquista, contra la coalición “socialcomunista”; con este discurso pone en evidencia una vez más su carácter reaccionario. Por otro lado es el método que el PP ha considerado mejor para ocultar que los años de gobierno en la CAM se han saldado con retrocesos fundamentales en servicios sociales y que el objetivo para la siguiente legislatura es seguir sirviendo a los intereses de los grandes empresarios, especuladores inmobiliarios, etc.

Obras son amores...

Ahora el PP promete 50 nuevos centros de salud, viviendas más baratas, más atención a los mayores, mejorar el transporte público y las vías de comunicación y una larga lista de ofertas, que si ganan las elecciones serán arrojadas inmediatamente al cubo de la basura.

“Obras son amores y no buenas razones”, dice el refrán y las obras del PP en la CAM ponen en evidencia las promesas de la derecha. Según CCOO, para conseguir una asistencia médica primaria que cubra las necesidades básicas, es necesario contratar como mínimo 2.033 médicos de familia, 130 pediatras y 2.500 profesionales de la enfermería. Hoy los equipos de atención primaria de la CAM cubren solo al 88,6% de la población. Los sindicatos denunciaron este verano que los hospitales, aduciendo causas estacionales, cerraron más camas “de lo prudente” por problemas presupuestarios. Sólo cuatro grandes hospitales públicos tienen servicio integral de geriatría. Desestiman abrir un centro geriátrico en la zona sur de la CAM donde viven cientos de miles de familias obreras, argumentando que la juventud de la población hace innecesaria su apertura (El País, 14/9/02).

El precio de la vivienda se ha incrementado un 80% en los últimos cuatro años, provocando que acceder a una vivienda digna sea un lujo que devora la parte del león de los salarios. No es de extrañar que sólo sea a partir de la franja de edad de 29 años cuando ya hay más jóvenes viviendo fuera del hogar familiar que en él.

El 80% de los contratos que se realizan son en precario. En el terreno educativo, las cifras son de escándalo: el 43% de los niños de entre 3 y 12 años cursa sus estudios en centros privados (12%) o concertados (31%). Veinte mil niños han iniciado el curso mal escolarizados, en barracones, en espacios reservados para otros fines, etc. En la etapa de 0 a 3 años el desastre es insultante; según CCOO, 22.000 niños se han quedado sin plaza en centros públicos, mientras la Consejería de Educación dedica buena parte de sus recursos en ampliar los conciertos con escuelas infantiles privadas (468 nuevas aulas concertadas en este nuevo curso); para la derecha la escuela es una vía central para el adoctrinamiento de los niños y jóvenes (religión, aumento de las medidas disciplinarias, etc.) y una suculenta fuente de ingresos para los empresarios de la enseñanza privada.

La alternativa que dan al caos circulatorio son carreteras radiales de peaje, que se construyen con inversiones millonarias de dinero público de las que se lucran unas cuantas empresas adjudicatarias cuyos representantes se atreven a hacer declaraciones como estas: “deberán [los madrileños] elegir si quieren pagar por no meterse en un atasco” (Luis García, director de Enrasa, adjudicataria de la R-2, El País 2/7/03).

La ampliación del metro se ha hecho dejando zonas obreras fuera de ella y a costa de las condiciones de trabajo de los trabajadores de metro, lo que entre otros efectos provoca el empeoramiento del servicio y el aumento de los riesgos de accidentes.

Cómo combatir la abstención

Esta es la realidad de la gestión de la derecha en la CAM. El día 26 de octubre tenemos una oportunidad para expulsar al PP del gobierno de esta Comunidad. Los jóvenes y los trabajadores madrileños debemos movilizar nuestro voto para conseguir que Madrid sea el principio de la derrota general del PP.

La base social de la derecha es débil, millones de trabajadores hemos demostrado en numerosas ocasiones nuestra oposición a la derecha y su política. La huelga general del 20-J demostró que somos más fuertes. Es cierto que este acontecimiento, al que hay que sumar las grandes movilizaciones a raíz del hundimiento del Prestige y de la guerra de Iraq, ha tenido una limitada traducción en el terreno electoral; pero desde nuestro punto de vista, como hemos explicado en multitud de ocasiones desde estas mismas páginas, esto se debe a que la política general de las organizaciones de la izquierda (IU y PSOE) no refleja las aspiraciones de la clase obrera, y hay serias dudas por parte de muchos trabajadores de que la llegada al gobierno del PSOE o IU, vaya a suponer un cambio real en sus condiciones de vida.

Los dirigentes de estas organizaciones son conscientes de que el principal peligro para la izquierda es la abstención; Fausto Fernández, candidato de IU, opina sobre el estado de ánimo de los electores de izquierda de la siguiente forma: “algunas veces votarán con la nariz tapada pero con el sentimiento de que las pasadas elecciones nos las arrebató el PP con una maniobra sucia. Aunque desconfiemos de nuestros representantes, no vamos a dejar que esa maniobra triunfe” (El País, 19/9/03); por su parte Simancas como parte del plan que tiene previsto de visita a los barrios, con el objetivo de movilizar a los desencantados, pedirá una y mil veces perdón por haber defraudado al electorado (El País, 29/9/03).

El PP se frota las manos y hace públicos “estudios” propios que auguran una abstención de entre el 35 y el 45%, proveniente fundamentalmente de la izquierda. El equipo electoral de Aguirre se propone “movilizar al electorado propio pero sin agredir al de enfrente, no vaya a ser que se movilice” (El País, 29/9/03).

Lo que tienen que responder los dirigentes de los partidos de izquierda es por qué existe ese desencanto, por qué los trabajadores no se ven atraídos por el PSOE e IU como referencia para mejorar sus condiciones de vida.

Detrás de esta situación no hay ningún misterio: millones de trabajadores no ven ninguna diferencia fundamental entre la gestión del PP y la de las organizaciones de izquierda. En la gestión de los ayuntamientos o comunidades autónomas donde éstas gobiernan, en lo fundamental, y salvo excepciones, su gestión no se distingue, o al menos no lo suficientemente como para generar algún entusiasmo: todos privatizan servicios, reducen el número de trabajadores fijos y aumentan los temporales, las dificultades para acceder a una vivienda son básicamente las mismas que donde gobierna el PP, etc.

Lamentablemente los acontecimientos de estos últimos días indican que la orientación sigue siendo la misma. En la renovación de cargos para Caja Madrid hemos tenido una sonrojante lucha por los puestos y todos insistiendo (PSOE, IU y todos los sectores de CCOO ) en la necesidad de garantizar la estabilidad de las entidades financieras, en lugar de denunciar la gestión mercantilista y usurera, las comisiones abusivas con la que carga a los clientes, las condiciones laborales de sus trabajadores, etc.

Por otro lado todos aprueban el recorte de las pensiones (porque eso es lo que provoca el aumento de los años de cotización en el cálculo de la pensión) del Pacto de Toledo, aunque IU emitió un voto de “abstención positiva”, que tendrán que explicar qué es lo que significa y sobre todo para qué sirve a la hora de organizar la respuesta contra este ataque, si es que lo consideran realmente un ataque.

Votar no basta

Estamos comprobando una vez más los límites del reformismo, la bancarrota dentro de la izquierda de las ideas supuestamente modernas e imaginativas, que no son otra cosa que gestionar el capitalismo en tiempos de declive que inevitablemente les lleva también a atacar las conquistas de la clase obrera.

La confianza de los trabajadores no se va a recuperar pidiendo una y mil veces perdón, ni con apelaciones abstractas a otra forma de gobernar, lo que se necesita es aplicar una auténtica política de izquierdas, dentro de un programa que recupere la perspectiva de la transformación socialista de la sociedad y sobre esta base tomar medidas reales para solucionar los problemas fundamentales que afectan a la mayoría de la población en materia de sanidad, educación, condiciones laborales, infraestructura en los barrios, etc.

En este país hay recursos suficientes para plantear medidas efectivas en estos frentes, el problema es que estos recursos están en manos de los grandes empresarios que los usan como fuente de beneficio privado. Hay que recuperar la lucha por poner esos recursos al servicio de la sociedad mediante su nacionalización bajo control de los trabajadores. El criterio para invertir debe ser la satisfacción de estas necesidades y no el beneficio empresarial. Pensamos que esta es la única manera que la izquierda tiene para presentarse ante la sociedad como un referente claramente diferenciado de la derecha y acabar con el desencanto provocado después de décadas de aceptación del capitalismo como el mejor de los sistemas posible.

El 26 de octubre los trabajadores y la juventud tenemos que desalojar de forma contundente a la derecha de la CAM con la perspectiva de que, mediante la participación y la movilización, exigir a la dirección del PSOE e IU una política que suponga un cambio real en las condiciones de vida de la mayoría de la población.

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