El pasado mes de julio se firmaba una Declaración para el Diálogo Social entre el gobierno, los sindicatos y la patronal. Según está previsto, a partir de este mes de septiembre se constituirán distintas mesas de negociación que abordarán temas de in El pasado mes de julio se firmaba una Declaración para el Diálogo Social entre el gobierno, los sindicatos y la patronal. Según está previsto, a partir de este mes de septiembre se constituirán distintas mesas de negociación que abordarán temas de indudable interés, como la precariedad laboral, la creación de empleo o los accidentes de trabajo, entre otros. Pero un vistazo al documento da cuenta inmediatamente de las prioridades (y los límites) de la política socioeconómica del gobierno de Zapatero.

En primer lugar, los principales objetivos que se enuncian son incrementar la competitividad de las empresas y la productividad de la economía. Por experiencia, los trabajadores ya sabemos sobre qué espaldas recaen las medidas aprobadas para mejorar la productividad. En el mismo sentido, las partes firmantes, gobierno, sindicatos y patronal, valoran positivamente el Acuerdo Interconfederal para la Estabilidad en el Empleo de 1997, que según ellos ha contribuido a crear empleo y a mejorarlo durante los últimos años (con un paro del 10,93% —EPA segundo trimestre 2004— y una precariedad del 92,8% de los contratos realizados, cuesta apreciar dónde está dicha mejora). Y como con la política de acuerdos y pactos “ha ido tan bien”, las direcciones sindicales de UGT y CCOO vuelven de nuevo ahora a comprometerse a “consensuar modificaciones legales que logren aunar seguridad para los trabajadores y flexibilidad para las empresas”. Aunar una cosa y la otra es tan imposible como mezclar agua con aceite. Al final, mientras que la precariedad seguirá igual o peor, los empresarios sí obtendrán a cambio más “flexibilidad”.

Otro de los puntos que se abordarán es el de la reforma de la negociación colectiva, también para adaptarla mejor a las necesidades de las empresas y para mejorar la productividad. Aquí no hay ningún tipo de duda sobre lo que quieren los empresarios, porque ya lo han dicho en diferentes ocasiones bien clarito y sin ningún tipo de cortapisas. Entre otras aspiraciones, pretenden aplicar lo que ellos llaman la “ultraactividad”, es decir, que cada convenio colectivo empiece a negociarse desde cero, sin tener en cuenta y sin aplicar las conquistas sociales, laborales o económicas conseguidas en convenios anteriores.

Otro de los puntos en la agenda a tratar es el tema de las pensiones. En éste se plantea que en los próximos años hay que “reforzar la contributividad a partir de una mayor corresponencia entre aportaciones y prestaciones” (hablando en claro, se pretende aumentar el período con el que se computa la cuantía de la pensión a toda la vida laboral, con lo que se recortan de manera importante las pensiones) y “potenciar los sistemas de previsión social complementaria” (fondos privados para engordar las arcas de los bancos e ir “acostumbrando” a los trabajadores a la idea de que las pensiones deben ser “de hecho” asistenciales hasta llegar a su completa privatización).

Está claro que si no es sobre estas bases la patronal no tiene ningún interés en sentarse a dialogar. Pero igualmente diáfano y claro es que sobre estas bases no se van a mejorar las condiciones laborales y de existencia de la mayoría social que aupó al PSOE al gobierno. Ni los pensionistas van a tener una pensión digna, ni se va a atajar con la sangría de los accidentes de trabajo ni se va a eliminar la precariedad laboral y el paro. En lugar de escudarse en un pacto social con la patronal, el gobierno socialista debería basarse en el apoyo recibido para llevar a cabo una serie de medidas como: aumento del SMI a 900 euros al mes, eliminación de los contratos eventuales, fijo a los quince días, control real y efectivo por parte de los delegados y sindicatos sobre las condiciones y medidas de protección en el trabajo e implantación de la jornada semanal de 35 horas sin reducción salarial.

Lluís Perarnau

UGT · Barcelona

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