Los trabajadores de Caballito, que llevan en huelga más de diez meses, han decidido en asamblea tras el verano continuar la lucha en la puerta de la fábrica después de que todos los intentos de negociar con la patronal y de buscar una mediación fracaLos trabajadores de Caballito, que llevan en huelga más de diez meses, han decidido en asamblea tras el verano continuar la lucha en la puerta de la fábrica después de que todos los intentos de negociar con la patronal y de buscar una mediación fracasasen en el mes de julio.

La UGT, que cuenta con un delegado en el Comité que es esquirol casi desde el principio del conflicto y con apenas cuatro afiliados de los 140 trabajadores en huelga, se reunió el día 3 de julio con la patronal de la empresa llegando a un “preacuerdo” para poner fin al conflicto. Dicho “preacuerdo” no garantizaba ninguna de las conquistas por las que los trabajadores han luchado durante meses como la garantía del mantenimiento del empleo y la readmisión de dos trabajadoras despedidas. Se trataba simplemente de tirar la toalla y tratar de poner fin a la huelga aglutinando a los sectores que estuviesen cansados de tantos meses de lucha. La patronal y la prensa burguesa apoyaron incondicionalmente la “mediación” de la UGT presentándola como la “única” salida “digna” al conflicto.

La experiencia de los trabajadores de Álava con la política de la dirección de UGT, que también rompió la magnífica lucha de Mercedes Benz el año pasado firmando un pacto de eficacia limitada al que se tuvieron que adherir individualmente los trabajadores, era un precedente claro de lo que de verdad se escondía detrás de la supuesta “oferta” de la dirección de Caballito: romper la unidad de los trabajadores y con ella derrotar definitivamente la huelga.

No es casualidad que todas estas maniobras se llevasen a cabo antes del verano de una forma concertada por parte de la patronal y las instituciones, tras un mes donde la solidaridad obrera con la lucha de los trabajadores de Caballito había alcanzado su punto más álgido tras un exitoso paro de una hora, una manifestación masiva recorriendo las calles de Vitoria y la propia huelga del metal a nivel de Euskadi que fue un éxito, particularmente en Alava y que, a pesar de hacerse un lunes, contó con una de las manifestaciones más numerosas y jóvenes de este sector que se recuerdan en muchos años.

La prensa apoyò el acuerdo de UGT dedicándole páginas, titulares y portadas. Los trabajadores escucharon en asamblea al representante de la UGT responsable de dichas maniobras. Como decía un trabajador “es una vergüenza que nos hagan esto después de ocho meses de huelga...” A los pocos días se celebró una nueva asamblea donde se pasó dicho preacuerdo a votación entre los trabajadores en huelga. Sólo un puñado de votos, apenas una docena, logró la “única salida”. La abrumadora mayoría de los trabajadores a pesar de la cercanía del verano y del desgaste de ocho meses de lucha decidieron seguirla “por dignidad”.

Ahora después del verano una pancarta cuelga en la fábrica “UGT nos vende, pero no nos vence”. Es necesario mencionar estos hechos para sacar lecciones y que no se vuelvan a repetir. La estrategia de la patronal es claramente un “divide y vencerás” y en el caso concreto de Euskal Herria dicha división sindical está suponiendo para los trabajadores una ofensiva sin precedentes que va desde Caballito a las educadoras infantiles del Ayuntamiento. La unidad de acción es totalmente necesaria para luchar con éxito. Igualmente lo es el unificar y extender las luchas puesto que nos enfrentamos a un mismo enemigo, la derecha y la patronal que niegan el derecho de negociación colectiva a los trabajadores, se aprovechan de la precariedad masiva y utilizan la amenaza de deslocalización y despidos masivos para recortar los derechos adquiridos de la clase obrera. La dirección de UGT tiene que reflexionar sobre lo que está ocurriendo y cambiar drásticamente su política, recuperando sus mejores tradiciones de lucha en defensa de los intereses de la clase obrera y acabar de una vez por todas con la política de pactos y acuerdos a espaldas de los trabajadores.

La lucha de los trabajadores de Caballito es un ejemplo de dignidad que nos afecta al conjunto de la clase trabajadora. Su lucha es nuestra lucha y la unificación con otros conflictos y el sacar las últimas conclusiones de su experiencia nos ha de llevar a plantear que en Euskadi es necesario que las organizaciones sindicales y en primer lugar ELA, que es la central mayoritaria y por tanto con más responsabilidad de lo que está ocurriendo, en vez de plantear luchas empresa a empresa tomen la iniciativa de convocar una huelga general de 24 horas, en unidad de acción con todas las centrales sindicales, bien preparada, con asambleas y debates, para exigir la defensa de los puestos de trabajo y de los derechos adquiridos y el desatasco de los convenios colectivos que la patronal se niega a firmar dejando a miles y miles de trabajadores sin

convenio.

Eloy Val

Ezker Marxista · Gasteiz

banneringles

banneringles

banner

banner

banner

banneringles

banneringles

bannersindicalistas

bannersindicalistas