A nadie se le escapa ya a estas alturas de la película, que el capitalismo tiene una gran capacidad para modificar sus estrategias con el único fin de poder aumentar sus márgenes de beneficio hasta el infinito.

Uno de los métodos mas novedosos y masivamente utilizados es la subcontratación. Ellos nos comentan que las empresas tienen que ser cada vez más flexibles y adaptarse a las necesidades cambiantes del mercado. Lo que sabemos es que cada vez que consiguen “flexibilizarse” los perjudicados somos nosotros. Desde los años sesenta se venían consiguiendo unas metas muy importantes para los trabajadores. No era la solución, pero al menos era un mal menor, hablo del llamado estado de bienestar. Se consiguieron avances relevantes en condiciones de trabajo, jornada y salario en algunos sectores, por cierto los mas organizados sindicalmente. Pero a finales de los años ochenta, y sobre todo con la caída de la Unión Soviética, el proceso se acelera y las condiciones que se disfrutaban empiezan a decaer y a ser cada vez más minoritarias.

La única finalidad de la subcontratación no es otra que, por un lado, pagar menos al trabajador por igual o más trabajo y, por otro lado, no vincular a la empresa grande con el personal, de tal manera que se rompa fácilmente el vínculo rescindiendo simplemente el contrato mercantil que une a las dos partes. Ni más ni menos, esa es la loable finalidad de estas prácticas que cada vez son más mayoritarias y que ellos definen como outsorcing, llegando a ser normal en el ámbito de cualquier empresa mediana o grande. Empresas de telefonía, tanto móvil como fija, eléctricas, siderúrgicas, navales, textil, constructoras... todas recurren a estas fórmulas hasta límites insospechados, en muchos casos estas empresas apenas utilizan personal propio y en algunos casos más del 80% del personal es subcontratado.

Provoca más extrañeza ver como el sector público también recurre a estos medios de explotación y sobre todo cuando lo hacen supuestos gobiernos de izquierdas.

Pongamos algunos ejemplos muy localizados pero que en especial a mí me llamaron la atención.

La Consejería de Educación de la comunidad autónoma asturiana presta los servicios de acompañamiento en autobús escolar y esto lo hacen empresas de servicios. En una línea concreta del barrio de Valliniello de Avilés había una empresa llamada OMT Servicios Educativos que hasta el año pasado tenía la concesión. Esta empresa abonaba a sus trabajadoras el salario por horas. La Consejería les obligaba a una cotización de 4 horas diarias, y así lo hacían, pero el salario estaba basado en 2 horas de trabajo. Por supuesto vacaciones de navidad, semana santa y verano corrían por cuenta del trabajador, como no podía ser menos. Al final un mes normal quedaba en un salario de unos 200 euros. Este curso escolar el concurso lo consiguió otra empresa cuyo nombre es: La Productora, se trata de una empresa de servicios que se dedica “a lo que la manden”. Esta empresa paga el salario por meses, además de las vacaciones de semana santa y navidad pagadas, pero no ocurre lo mismo con las de verano. En este caso el salario es de 300 euros. Como lo normal sería que si esta empresa ganó el concurso es porque entonces ofrecía menos que la anterior concesionaria, podemos comprobar como la anterior robaba literalmente 100 euros mensuales a cada trabajador. La Consejería hace que empresas basura hagan su agosto durante todo el año a cambio de una limosna que se da al trabajador, que por otro lado tiene las mismas responsabilidades respecto a los niños dentro del autobús que el profesor funcionario que recibe un salario digno en el colegio.

Otro ejemplo más. La antigua Cristalería Española (Saint Gobain) en Avilés tiene una subcontrata, en este caso a mi juicio totalmente ilegal, pero parece que nadie quiere darse cuenta. Contratan a una empresa de limpieza, por lo tanto tiene los salarios y condiciones que recoge el convenio de limpieza de Asturias para unas funciones de control de calidad. Concretamente se trata de separar las lunas de coche que tienen algún defecto de las que no lo tienen, bien para eliminarlas o bien para otros fabricantes de coches menos exigentes. Los trabajadores de la subcontrata, que por cierto se llama Limpiezas Plata, son los que eligen qué lunas tiran y cuales sirven. El truco está en que las lunas que sirven se limpian antes de colocarlas en el palé. Esta burda maniobra hace que se ahorren una gran cantidad de dinero y que este personal sea de “usar y tirar” según las necesidades de la empresa principal. Las diferencias salariales entre un obrero de la empresa principal y uno subcontratado en este caso serían de prácticamente el doble de salario.

Ante este ataque masivo y gravísimo del capitalismo, que además genera la división de los trabajadores, es necesario el desenmascaramiento de las empresas que utilizan estas prácticas en algunos casos ilegales y como mínimo inmorales, así como la movilización, la denuncia judicial y sobre todo presionar al gobierno para que, por un lado, derogue la vergonzosa Ley de ETTs y, por otro lado, regule la subcontratación y la desincentive, con la idea de que sea más caro contratar trabajadores a través de las subcontratas que hacerlo directamente por las empresas principales.

¡POR UN PUESTO DE TRABAJO DIGNO Y ESTABLE PARA TODOS!

Luis Álvarez es un trabajador de Amena (Asturias)

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