Como ya es práctica habitual en el gobierno del PP, todo lo que se mueve contra él automáticamente es etiquetado de terrorista o algo muy parecido. Así ocurrió con el movimiento Nunca Mais en plenas movilizaciones por la actuación del gobierno en relación al hundimiento del Prestige, contra el Sindicato de Estudiantes cuando las movilizaciones estudiantiles contra la LOU o la Ley de Calidad, contra las organizaciones de la izquierda en general cuando las multitudinarias manifestaciones anti-globalización. También con la excusa de la lucha contra el terrorismo, el gobierno del PP está participando en la ocupación y el saqueo imperialista de Iraq.

Tan lejos han llegado en esa dinámica que ahora, a pocos días de las elecciones generales, el PP se lanza contra el gobierno de la izquierda en Catalunya, acusándolo de connivencia con el terrorismo.

El verdadero objetivo de la derecha en todo este asunto es utilizar la cuestión del terrorismo como un arma contra la izquierda y desviar la atención de la sociedad de temas como el lamentable estado en que el PP ha dejado la Educación y Sanidad pública, los accidentes laborales, su criminal apoyo a la guerra contra Iraq y la posterior ocupación del país, y un largo etcétera. Para tapar todo eso el PP ha enchufado el ventilador, lo ha puesto a plena potencia, y está esparciendo una cantidad de basura reaccionaria que parece no tener límite. No quiere que la situación política se polarice entorno a otra cuestión que no sea el terrorismo, haya atentados o no, dando rienda suelta, además, a los prejuicios nacionales más venenosos. Ahora, a su aversión a todo lo que suena a vasco parece que se va a sumar todo lo que suena a catalán.

Por supuesto que los trabajadores estamos interesados en que no haya terrorismo. Y lo estamos mucho más que la derecha, que no ha hecho más que sacar rentabilidad de ese problema en el tiempo que lleva en el gobierno. El mismo gobierno bajo cuyo mandato se están produciendo cifras record de muerte por accidente laboral, que apoya ciegamente a la entidad terrorista más peligrosa del mundo —el imperialismo estadounidense—, que envía buques de guerra para respaldar la dictadura de Obiang en Guinea, que apoya golpes de Estado como el que hubo contra Chávez en Venezuela hace dos años, ahora se rasga ahora las vestiduras porque el responsable de ERC ha tenido una reunión con la cúpula de ETA. Cuanta demagogia. Reuniones con ETA también las ha tenido el PP, y el gobierno del PSOE en el pasado. La diferencia es que ahora la derecha ha considerado que poner el grito en el cielo le vendría bien electoralmente. Para ello no ha tenido ningún inconveniente en dejar en evidencia que los servicios secretos del Estado no están para “salvaguardar la democracia” sino para defender los intereses de la burguesía.

Los marxistas de El Militante no tenemos ninguna confianza en Carod Rovira ni en ERC, un partido desligado de los intereses de la clase obrera catalana. No creemos que la cuestión nacional se pueda resolver con negociaciones por arriba y mucho menos que la participación de ERC en esas negociaciones vaya aportar nada sustancial a un problema que tiene raíces muy profundas. Lo más probable es que Carod Rovira, alentado por su afán de protagonismo, se haya metido sólo en un berenjenal, acabando como víctima de alguna maniobra por parte de los servicios secretos o de la propia ETA. Además, que ERC haya “negociado” seriamente con ETA no tiene mucha lógica, al fin y al cabo, ¿qué podía ofrecer ERC a cambio de la tregua?

Pero una cosa es criticar a ERC desde el punto de vista de los intereses de la clase obrera y otra cosa muy distinta es sumarse al estridente coro reaccionario encabezado por el PP. No tener en cuenta esa distinción es precisamente lo que está en la base del espectáculo lamentable que los dirigentes del PSOE (es verdad que algunos más que otros) están dando en esta crisis.

La política de frente común con el PP en la cuestión nacional durante tanto tiempo les está pasando factura. En vez de ir de manos dadas con el PP deberían denunciar a la derecha como parte del problema nacional, deberían explicar que detrás de la cortina de humo que levanta la derecha con su “lucha contra el terrorismo” está preparando el terreno para profundizar más y más en sus ataques contra los derechos democráticos del conjunto de los trabajadores y sus organizaciones.

Toda la crisis desatada entorno al comunicado de ETA y el gobierno tripartito de la izquierda en Catalunya no prueba la fortaleza de la derecha. Lo que sí pone de manifiesto es la crisis del reformismo y su incapacidad para combatir de forma eficaz incluso a la más elemental y clásica demagogia franquista.

El abandono de la lucha por el socialismo y del derecho a la autodeterminación, la idea de que en relación al terrorismo no debe haber diferencias entre la izquierda y la derecha, ha tenido su propia dinámica, llevando a la dirección del PSOE a participar en el pacto antiterrorista y a apoyar la antidemocrática ley de Partidos. Ahora resulta cada vez más difícil discernir los discursos de algunos dirigentes como Ibarra, cuando habla de algo relacionado con el terrorismo, de los de la derecha más cavernícola. Eso está provocando tensiones internas en el partido cada vez más difíciles de ocultar, incluso se ha llegado al borde de la ruptura entre el PSOE y el PSC.

La propuesta de Maragall de reeditar un pacto antiterrorista que incluya a los partidos burgueses nacionalistas PNV y CiU, es persistir en el mismo error de fondo. Mientras las organizaciones de la izquierda no tengan una posición absolutamente independiente de los partidos de la derecha (PP, PNV, CiU…) respecto a la cuestión nacional, siempre serán vulnerables a las maniobras que la burguesía pone en práctica para sembrar la confusión y división entre los trabajadores.

El terrorismo individual hunde sus raíces en la decadencia del sistema capitalista y la opresión nacional y no va a desaparecer ni con pactos con la burguesía, ni con más represión, ni cercenando los derechos democráticos, ni con el terrorismo de Estado. Lo primero que deberían hacer las organizaciones de la izquierda es condenar toda esa basura y luchar contundentemente contra ella. Por cierto, fueron las movilizaciones de masas que hubo contra los atentados y no la represión policial, lo que permitió aislar socialmente a ETA. Pero incluso las movilizaciones de masas no son suficientes, es necesaria una alternativa socialista, revolucionaria, para que la movilización se transforme en más organización de la clase trabajadora y de la juventud, en una lucha consciente contra el capitalismo, por la transformación socialista de la sociedad, en la que no exista ni opresión de clase ni nacional, una sociedad socialista en la que los pueblos puedan, efectivamente, regir sus propios destinos.

Otra vez se pone de manifiesto la necesidad no sólo de echar de una vez por todas al PP del gobierno el 14 de marzo, sino la necesidad de dar la batalla para transformar profundamente las organizaciones tradicionales de la clase trabajadora.

El comunicado de ETA

El comunicado de ETA en el que se anuncia una tregua indefinida en Catalunya no tiene un contenido positivo ni desde el punto de vista de la defensa de los derechos democrácticos-nacionales de Euskal Herria, ni de Catalunya, ni de los intereses de la clase obrera de todo el Estado español.

Ni siquiera está tiendo el efecto de la tregua indefinida anunciada el 18 de septiembre de 1998, que dejó al PP en una situación de desconcierto, al desaparecer repentinamente lo que había sido, y sigue siendo hasta hoy, uno de los elementos que más le ha favorecido política y electoralmente: los atentados de ETA.

En aquella ocasión planteamos: “… nos alegramos de dicha tregua, que debiera convertirse en un abandono total y absoluto de esta táctica estéril que únicamente ha servido de excusa al aparato estatal para fortalecerse”. La ausencia de atentados era positiva porque permitía que el papel reaccionario del PP quedara más en evidencia y las cuestiones de clase estuviesen en un primer plano. La tregua anunciada ahora, restringida a Catalunya, ni siquiera introduce ese elemento positivo pues no contribuye a reforzar los lazos del pueblo vasco con el pueblo catalán (objetivo planteado en el comunicado) y no es difícil imaginar que se interprete con muchísimo recelo por parte de la gente en Andalucía, de Madrid, de Galicia o de cualquier otra parte del Estado. Así, suministra un precioso instrumento para que el PP continúe con su campaña reaccionaria y demagógica “contra el terrorismo”, cuya finalidad no es otra que cercenar los derechos democráticos no sólo del pueblo vasco sino de la clase obrera y de la juventud de todo el Estado.

Las simpatías que existen del pueblo catalán al pueblo vasco son, a pesar, y no gracias a ETA y su actuación. El pueblo vasco siempre fue un referente combativo para todos los pueblos del resto del Estado, especialmente desde los tiempos de la lucha contra la dictadura, en los que la clase obrera vasca ha destacado por su combatividad y organización, protagonizando episodios revolucionarios como los del 3 de Marzo en Vitoria. En realidad, los atentados de ETA no han hecho más que dilapidar esa imagen del pueblo vasco fuera de Euskal Herria (que sin duda reconquistará) y de esa manera han perjudicado gravemente la lucha por los derechos democráticos de Euskal Herria, incluyendo el derecho a la autodeterminación.

Como hemos defendido siempre desde El Militante, la defensa de los derechos democrático nacionales, la lucha contra la opresión nacional, la lucha por el derecho a la autodeterminación tiene que estar íntimamente ligada la lucha contra el sistema capitalista y por la transformación socialista de la sociedad.

¡Organízate y lucha con la corriente marxista El Militante!

19-02-04

banneringles

banner

banner

banner

banneringles

banneringles

bannersindicalistas

bannersindicalistas