El pasado 15 de junio se celebró una manifestación multitudinaria, entre 40.000 y 60.000 personas procedentes de toda Euskal Herria que desfilaron por las calles de Bilbao contra la ilegalización de Batasuna. Eloy Val

Redactor de Ezker Marxista,

revista marxista de difusión en Euskadi

El pasado 15 de junio se celebró una manifestación multitudinaria, entre 40.000 y 60.000 personas procedentes de toda Euskal Herria que desfilaron por las calles de Bilbao contra la ilegalización de Batasuna.

El convencimiento común es que la Ley de Partidos representa un recorte drástico del derecho de asociación y de la libertad de expresión. El redactar una ley a medida para ilegalizar a una organización que representa la voz de más de 200.000 personas en el País Vasco es echar leña al fuego, avivar la cuestión nacional conscientemente con el objetivo más inmediato de que, como resultado de la polarización, el PP crezca en Euskadi y el de sentar un precedente que mañana pueda ser aplicado contra otras organizaciones de izquierda molestas al régimen burgués. Ilegalizar a Batasuna lejos de acabar con el terrorismo individual le dará alas, no hay que ser ningún avispado para entenderlo. ¿Acaso no ven el callejón sin salida que en Israel ha provocado Sharon y su política de mano dura?

La manifestación, organizada por una plataforma de personalidades e intelectuales era un llamamiento al PNV-EA. Como ha venido ocurriendo en los últimos años la izquierda abertzale se debate entre un sector mayoritario que mira hacia una burguesía vasca pendiente de sus propios intereses que jamás apoyará los postulados de Batasuna, y un sector minoritario pero que crece en influencia que mira hacia la clase trabajadora.

La clase trabajadora unida en todo el Estado es la que conquistó los derechos democráticos a la dictadura y la única que puede garantizarlos hoy.

Es una barbaridad que la dirección del PSOE esté apoyando al PP en esta ley que, con otros medios, es la continuación de la política represiva que inspiró los GAL. No es extraña la absoluta falta de convencimiento con que destacados dirigentes del PSE-PSOE de Euskadi salen a la opinión pública. La crisis que hubo en esta organización con la dimisión de Nicolás Redondo Terreros y la victoria de Patxi López abría la posibilidad de un alejamiento de la política reaccionaria del Partido Popular. No está siendo así. Como advertimos se trataba de aproximarse a la burguesía vasca y no a la defensa de los derechos democráticos más elementales como el derecho de autodeterminación. Sin embargo estamos seguros de que el descontento en el seno del PSOE seguirá creciendo como se ha visto en Cataluña donde algunos diputados socialistas se han ausentado del Senado para no votar dicha ley. La lucha por los derechos democráticos y sociales es una y la misma lucha. Es positivo que el PSOE haya apoyado la huelga general del 20 de junio. Hay que romper la política de pactos y consensos con el Partido Popular en las cuestiones de clase y en relación a la cuestión nacional.

Que se hagan reventar cócteles molotov en la sede de UGT de Donosti el mismo día de la huelga, que se vapuleen o atente contra concejales socialistas, que se pongan coches bomba no son los métodos de la clase obrera. El sectarismo sólo sirve para dar excusas a la reacción, provocar un cierre de filas entorno a los más duros y evitar que las voces críticas, las de muchos que sin duda estarán contra la ilegalización de Batasuna salgan a la luz.

En el momento de escribir este artículo la Ley de Partidos Políticos está a punto de ser aprobada en el Senado. Algunos diputados socialistas no la han querido votar, es un primer paso. En julio entrará en vigor y se teme que en agosto Aznar, como ya anunció, inicie los trámites para proceder a la ilegalización de Batasuna. Cualquier joven, mujer y trabajador con conciencia de clase debe oponerse rotundamente a esta ley. Hoy van a por Batasuna, mañana nos irán colgando el mismo rótulo a uno tras otro. La historia está llena de ejemplos de ello.

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