El sábado 25 de enero los dirigentes sindicales de CCOO y UGT salieron públicamente desconvocando la huelga general del 20 de febrero en el campo andaluz y extremeño. El motivo era que el documento presentado por Zaplana (con el que los dirigentes del PSOE ya habían manifestado su disposición a apoyarlo) restituía parte de los derechos del subsidio agrario que se habían perdido con el Decretazo.

La fuerza demostrada por los trabajadores desde la exitosa huelga general del 20 de junio, pasando por las magníficas movilizaciones de los jornaleros y la amenaza de otra huelga general en el campo es lo que ha forzado al PP a tener que dar marcha atrás a una parte de sus medidas. Si hay algo evidente después de nueve meses de una lucha histórica, tanto por el nivel de participación en las manifestaciones como por la militancia del movimiento en las asambleas masivas en los pueblos, es el miedo de la derecha a tener que enfrentarse a la clase obrera. La experiencia de muchos trabajadores se puede resumir en las palabras que dijo un jornalero del SOC, concejal de IU en La Lantejuela, en la última asamblea: “En estos nueve meses de lucha he aprendido más que en los pasados 39 años”. Esta es la sensación general de muchos trabajadores del SOC, CCOO y UGT que llevan luchando duramente desde mayo.

Los cambios del gobierno

Uno de los puntos más importantes que hicieron saltar a los jornaleros contra el Decretazo fue el que obligaba a tener que trabajar 365 días para poder acceder al subsidio agrario, con lo que tardarían una media de 6 años para poder cobrar. Gracias a la lucha se ha conseguido volver a tener derecho al subsidio con 35 peonadas para los mayores de 25 años. Esto quiere decir que los 15.000 jornaleros que no cobran desde el Decretazo podrán hacerlo a partir de ahora. Otros avances han sido que a partir de 65 peonadas la prestación pasa del 75% del SMI (Salario Mínimo Interprofesional) al 80%, y así sucesivamente cada 30 peonadas más hasta llegar al 100% del SMI algo que no existía antes del Decretazo. También se mejora en el caso de tener hijos menores de 16 años, sumando otro 75% del SMI.

Si bien estos avances van a ser importantes para las familias hay que decir que han quedado puntos sobre la mesa fundamentales a los que no podemos renunciar. Por un lado el gobierno ha dejado claro que el subsidio sólo podrá solicitarse seis veces en los próximos años, con lo cual está claro que la derecha va por el camino de acabar con este derecho en el campo. Por otro lado, todos aquellos trabajadores que entren de nuevo en el Régimen Agrario (REASS) no les cotizará para el subsidio las peonadas trabajadas en el PER. Esto va a afectar a los actuales 15.000 trabajadores que desde el Decretazo se quedaron sin poder cobrar el subsidio; pero serán muchos más en los próximos años, sobre todo jóvenes que se incorporen por primera vez, con lo que el dinero que se destina al PER necesariamente va a disminuir. La intención del PP es ir desmantelando el PER y esto es claramente inaceptable. Otro de los puntos que quedan es aquel en el que sólo podrán acceder al subsidio aquellos que lleven 10 años empadronados en Andalucía y en Extremadura, dejando fuera del sistema a la mayoría de los inmigrantes. El objetivo de esa discriminación es dividir a la clase obrera para abaratar la mano de obra y fortalecer a los propietarios de la tierra.

Los ataques de Zaplana siguen en contra de los trabajadores de las cooperativas agrícolas, que trabajan las tierras que en su día fueron expropiadas gracias a la lucha: estos compañeros no podrán sumar las peonadas de su trabajo en las cooperativas. Surge también la nueva obligación de firmar un compromiso de actividad para poder acceder al subsidio (cursos, entrevistas, etc.) sin la mínima garantía que esa ‘actividad’ no se transforme en una traba burocrática más.

Todas estas cuestiones que han quedado pendientes estarán presentes en las demandas que, junto a la reforma agraria, deberá afrontar un futuro gobierno de la izquierda, cuando consigamos echar al PP del gobierno central.

Desconvocar la huelga, un grave error

Si bien los dirigentes de CCOO y UGT han dicho que no están de acuerdo con los puntos más negativos de la propuesta de Zaplana, lo cierto es que no van a conseguir echarlos para atrás con amenazas sobre su inconstitucionalidad. Lo único que podría haber echado para atrás esos puntos hubiera sido mantener la huelga general del 20 de febrero ya que, desde que empezaran las luchas contra el Decretazo, ha quedado plasmado que el Gobierno del PP no hubiera soportado mucho más tiempo la protesta de los jornaleros.

En lugar de esto los dirigentes salieron en auxilio del gobierno, desconvocando la huelga de forma burocrática, sin asambleas de afiliados ni trabajadores y prometiendo impulsar mejoras en el parlamento, en el que el PP tiene la mayoría. La razón de actuar así es obvia: eran conscientes que los jornaleros les iban a obligar a mantener la convocatoria. Además, tenían presente que un conflicto abierto entre los jornaleros les iba a entorpecer la negociación de otros pactos pendientes, como el nuevo Acuerdo de Negociación Colectiva para el 2003. Por eso pasaron por encima de la base, que ha sido junto con el SOC la que impulsó la lucha y consiguió lo que hoy tenemos.

Como en otras ocasiones los dirigentes sindicales de CCOO y UGT han cortado el hilo de las movilizaciones justo en el momento en que estaban en clara posición de fuerza, en un contexto en el que el PP, ante las elecciones, tendría que haber agachado aún más la cabeza. Además, se aprovecharon de uno de los errores que los compañeros del SOC cometieron, como fue el de dar la sensación, tanto con las reuniones con Zaplana como con la desconvocatoria del corte de carreteras del 22 de enero, de que el gobierno estaba a punto de dar marcha atrás a todos los ataques.

A pesar de esto la presión no va a terminar. De momento el SOC ha convocado un corte de carreteras para el viernes 31 de enero, pero además está muy cerca la negociación del convenio en el campo, la cual sin duda dará una nueva oportunidad a los jornaleros para luchar.

Un paso adelante en la organización de la clase obrera

La experiencia vivida por miles de trabajadores y jóvenes ha despertado en muchos de ellos no sólo la necesidad de la lucha sino también de organización. Esto es un paso muy importante para el conjunto del movimiento obrero. Centenares de jóvenes están entrando a los sindicatos para formar parte de ellos y tomarlos como el instrumento que son: un instrumento de lucha. En el caso del SOC es aún más evidente. Su crecimiento ha sido fruto de su combate intransigente por la defensa de los derechos de los trabajadores. También ha sido el caso de los pueblos donde muchos de los activistas de CCOO más entregados a la lucha hicieron que cada convocatoria fuera un éxito.

Pero debemos sacar otra lección de estos acontecimientos. Si bien la lucha sindical es muy importante, los ataques que llevará la derecha y la burguesía en el futuro próximo necesitarán de una lucha más profunda, una lucha política. Los marxistas hemos estado participando codo con codo dentro del movimiento jornalero y sindical, pero con la perspectiva de que la lucha por recuperar el subsidio entra dentro de una más amplia: la de conseguir que la tierra pase de ser propiedad de unos pocos terratenientes a ser propiedad del conjunto de los trabajadores. Pero somos conscientes que bajo el capitalismo esto es imposible, ya que la burguesía no va a consentir darnos su gran negocio. Por eso nuestra lucha pasa por acabar con el capitalismo y por la transformación socialista de la sociedad. Desde aquí hacemos un llamamiento a que os unáis a los marxistas de El Militante.

¡Viva la lucha jornalera!

¡Reforma agraria ya!

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