Las elecciones del 25 de mayo están provocando en la Federación Socialista Madrileña (PSOE) un auténtico terremoto. Ya en junio surge la crisis de la Asamblea de Madrid provocada por los tránsfugas Tamayo y Sáez que analizamos en éste y el anterior n Miguel Michitorena

Agrupación Socialista de Ciudad Lineal (FSM-PSOE)

Las elecciones del 25 de mayo están provocando en la Federación Socialista Madrileña (PSOE) un auténtico terremoto. Ya en junio surge la crisis de la Asamblea de Madrid provocada por los tránsfugas Tamayo y Sáez que analizamos en éste y el anterior número de El Militante. Mientras se desarrolla la Comisión que investiga, es un decir, lo sucedido con los tránsfugas, aparecen las declaraciones de Cristina Alberdi, miembro de la ejecutiva de la FSM y diputada en el Parlamento, planteando que detrás de la fuga de Tamayo y Sáez no están los promotores inmobiliarios, sino que son problemas internos de la FSM, es decir, lo mismo que dice el PP.

Pero no para ahí la cosa. En agosto ya no sólo critica cómo se lleva lo de Madrid, sino que cuestiona el que el PSOE tienda puentes hacia el PNV y la política autonómica. Va más allá diciendo que últimamente el partido se ha radicalizado y se ha acercado demasiado a las posturas de IU. El mismo discurso de Aznar y los dirigentes del PP.

¿Quién es Cristina Alberdi? En los años de la Transición fue dirigente de la ORT (Organización Revolucionaria de los Trabajadores, de orientación maoísta). Una vez desapareció la ORT entró en el PCE y se volcó en la lucha feminista. Posteriormente encontró acomodo en el PSOE que, mientras abandonaba el marxismo y expulsaba a los marxistas, admitía a gente como ésta que “daba prestigio”. Cuando los gobiernos de Felipe González giraban más a la derecha, entró a formar parte de esos gobiernos. Accedió a puestos de dirección en la FSM representando a los sectores más derechistas y apoyando todas las actuaciones que han sido más cuestionadas por la base: la elección de Cristina Almeida como candidata en 1999, la de Trinidad Jiménez en 2003, etcétera y, como se puede ver en las actas de la ejecutiva de la FSM, nunca ha cuestionado el llegar a acuerdos con IU.

Entre sus declaraciones hay una que es interesante y que a muchos militantes nos gustaría que sucediera. Dice que en el PSOE hay gente que piensa como ella y que puede haber una escisión. Sería de desear que todos los que como ella llegaron al partido para hacer carrera y enriquecerse, se fuesen y, junto con gentuza como Tamayo y Sáez, formasen un nuevo partido o se afiliasen al PP que es su lugar natural.

Pero se vayan ahora o sigan traicionado en momentos clave, los militantes nos tenemos que preguntar por qué suceden estas cosas y actuar para cambiarlas. Analizando los resultados del abandono de los principios socialistas por parte de la dirección, es evidente que si un partido obrero olvida su historia, para qué fue creado y admite el sistema capitalista como el único posible y no lleva adelante un programa para cambiarlo, al final cae en manos de gente que lo usa para su medro personal. En esta situación los militantes sólo sirven para las campañas electorales. Las discusiones y debates sobre qué partido queremos son un estorbo. El control de la dirección por la base si no existe, mucho mejor.

La solución para que esto no suceda es recuperar el PSOE como instrumento de la clase trabajadora para cambiar la sociedad, potenciar la participación de la base en el debate del programa que necesitamos y retomar el control de los órganos de dirección. Necesitamos un verdadero programa socialista y auténtica democracia interna.

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