Por primera vez desde 1989, la derecha ha sido superada en Galicia por la suma de votos del PSdG-PSOE y el BNG, al obtener el PP el 41,5% de los sufragios y la izquierda, el 46,5%. Por primera vez desde 1989, la derecha ha sido superada en Galicia por la suma de votos del PSdG-PSOE y el BNG, al obtener el PP el 41,5% de los sufragios y la izquierda, el 46,5%.

Es en las ciudades donde más claramente se expresa el giro a la izquierda experimentado en Galicia. No hay ninguna de las siete grandes ciudades gallegas donde el PP no retroceda. En éstas, la suma de los votos de PSOE y BNG aventaja al PP ¡¡en 23,5 puntos porcentuales!! (un 55,75% frente a un 32,29%). El retroceso electoral de la derecha también se ha dejado notar en buena parte de los municipios de más de 10.000 habitantes, quedándole al partido de Fraga casi como único bastión las aldeas del interior.

También retrocede el PP en las cuatro diputaciones provinciales, perdiendo la de A Coruña.

Como ha dicho Manuel Rivas, con estos resultados, si se hubiesen celebrado elecciones autonómicas en Galicia, el PP perdería la mayoría absoluta, lo que equivaldría a abrir paso a una Xunta de izquierdas gobernada por el PSOE y BNG. Así que, por más que la derecha quiera transmitir la idea de que en Galicia “no ha pasado nada” es completamente falso.

PSOE, BNG e ‘independientes’

Galicia es, después de Aragón, la comunidad autónoma donde más cae el PP porcentualmente (tomando los datos de las elecciones municipales, ver cuadro Retrocesos más importantes del PP). Pierde 4 puntos porcentuales, 2 de los cuales los gana el PSdG, 1 el BNG y otro, candidaturas “independientes”, en muchos casos escisiones del PP. De hecho, respecto a las últimas municipales, las candidaturas “independientes” obtienen 70.000 votos más. Este fenómeno responde al intento de toda una serie de caciques locales por seguir manteniendo el control de sus “cortijos”, separándose del menoscabado PP.

Para estos individuos, el patriotismo de partido acaba donde empieza su bolsillo. Su único interés es mantener el control político del municipio para poder seguir adjudicando contratos municipales a sus empresas. Si para garantizar esto han de romper con el PP, no dudarán un segundo en hacerlo, aun a costa de debilitar el proyecto estratégico de la burguesía (que a ellos, dicho sea de paso, tanto les da).

Por su parte, el BNG aumenta el número de votos pero su ascenso es bastante menor al esperado. La gestión municipal del Bloque no ha pasado de ser una clásica política reformista, nada diferenciada de la del PSOE. Esa política no ha servido para solucionar los problemas de la clase obrera gallega y en consecuencia el BNG frustra las expectativas que muchos votantes de izquierdas habían depositado en ellos.

Así, en Vigo, con alcalde del BNG, este partido pasa a ser el segundo partido más votado de la izquierda, en favor del PSOE. No obstante, en A Coruña, el alcalde del PSOE, Paco Vázquez, que más parece del PP, obtuvo su peor resultado en veinte años, y el BNG experimento un notable ascenso, lo que es un claro castigo por la izquierda.

Efectos de la crisis del Prestige

Respecto a las zonas contaminadas por la marea negra, el PP logra mantenerse en la Costa da Morte. Allí, la derecha ha logrado, temporalmente, comprar la paz social sobre la base de las subvenciones a los marineros y percebeiros. El control sobre el reparto de indemnizaciones ha permitido a los caciques locales del PP fortalecer toda su estructura de redes clientelares en la zona. La brutal campaña de la derecha, acusando a Nunca Máis de crear alarma social y de perjudicar la venta de marisco (¡!) ha tenido cierto efecto. Fraga tuvo que ir tres veces a Muxía durante la campaña electoral para controlar la situación.

Las Rías Baixas, no obstante, hacen valer su tradición marinera combativa y castigan a la derecha.

Estas elecciones municipales sólo reflejan tímidamente el profundo declive de la derecha en Galicia. No obstante, lo que sí han expresado es que la dirección de los partidos de izquierda sigue sin entusiasmar a la población. Los jóvenes y trabajadores gallegos no perciben que se les ofrezca una solución seria a los graves problemas que padecen y en consecuencia estas direcciones no lograron movilizar masivamente a la izquierda el 25 de mayo.

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