Pero esto no ha sido así. Es cierto que gracias a las movilizaciones del 2001-02 la reforma propuesta acaba con la doble criba para acceder a la universidad (primero reválida y después prueba de acceso) y elimina la habilitación del profesorado, pero sin embargo la LOU mantendrá el espíritu y los ataques más graves.
La universidad pública seguirá sin contar con los recursos necesarios para poder impartir una enseñanza de calidad, es decir una financiación pública que permita alcanzar el 2% PIB para recuperar el terreno perdido. Por el contrario será la empresa privada quien domine la universidad pública. A través de órganos de control como el Consejo Social, a través de la propia financiación, con la privatización de los servicios universitarios y con la investigación: la LOU entrega los laboratorios de las universidades públicas a las grandes empresas en bandeja de plata. Eso perjudicará a las carreras que no sean rentables para las empresas, ya que sólo se investigará aquello que permita aumentar sus beneficios, nunca con el objetivo de cubrir las necesidades sociales de la población. Provocará, además, que esas mismas empresas no desarrollen sus propios laboratorios, lo que también afectará al empleo.
¡Por la total derogación
de la LOU!
Se seguirá aumentando la competencia entre las distintas universidades para crear universidades de primera para una pequeña élite y de segunda. Es cierto que la Agencia de Evaluación que se encargará de valorar a las distintas universidades será pública (no como pretendía el PP), pero seguirá teniendo los mismos objetivos y empleará los mismos métodos, es decir hacer un ranking de universidades. Además al renunciar al acceso directo una vez aprobado el bachillerato, no existir un plan para aumentar el número de plazas públicas y no haber un incremento sustancial de las cuantías de las becas ni de los umbrales de renta para acceder a ellas, se mantienen los planes del PP de elitizar la universidad.
El MEC ha renunciado a retirar la contrarreforma de los planes de estudios iniciada por el PP (los planes de Bolonia) que terminarán con las licenciaturas y diplomaturas y que impondrán el modelo de grado-postgrado. Como venimos explicando esto supondrá una profundización en la elitización de la universidad pública ya que obtener el título de postgrado, que será el que de una titulación cualificada, estará al alcance de muy pocos estudiantes.
La universidad pública seguirá siendo una institución antidemocrática. Es positivo se hable de un “estatuto de los estudiantes” que garantice nuestros derechos, pero sólo con la paridad en el claustro (una especie de parlamento de todos los sectores educativos) que además sea éste el órgano de gobierno (y no un mero órgano consultivo) y el encargado de elegir al rector, podremos empezar a hablar de derechos democráticos en la universidad.
El Sindicato de Estudiantes considera necesaria la derogación de la LOU y la elaboración de una nueva ley de la universidad que vaya acompañada de recursos económicos para que realmente pueda existir una universidad pública de calidad para los hijos de los trabajadores. Era ésta la aspiración de la inmensa mayoría de los estudiantes y resto de la comunidad educativa cuando nos movilizamos masivamente contra la LOU. Por eso consideramos que no es con parches como se puede dar una solución a las reivindicaciones de millones de estudiantes.
Juanjo López
Secretario general del SE
