El 15 de diciembre una riada de obreros recorrerá las calles de Valencia, convocados por CCOO y UGT, para parar el desmantelamiento industrial y contra la complicidad de la Generalitat en la destrucción de empleo y la deslocalización industrial.El 15 de diciembre una riada de obreros recorrerá las calles de Valencia, convocados por CCOO y UGT, para parar el desmantelamiento industrial y contra la complicidad de la Generalitat en la destrucción de empleo y la deslocalización industrial.

Una ola de deslocalizaciones recorre la industria valenciana, dejando a miles de obreros en la calle. Sólo en un año ha habido 10.400 empleos industriales destruidos, elevando la tasa de paro por encima de la media estatal, por primera vez en 7 años. El número de despidos de enero a mayo de este año fue un 59% mayor que la cifra de los meses correspondientes de 2003. Empresas emblemáticas, como MB (juguetes), Sáez-Merino (productora de las marcas Lois y Cimarrón), Kodak, Porcelanatto… han sufrido drásticos recortes de empleo o han cerrado directamente, en la mayoría de los casos desplazando producción a Europa del Este, China o Marruecos. Tracoinsa ha decidido un expediente de regulación de 360 trabajadores; en estos momentos los trabajadores de Tracoinsa están en huelga indefinida desde el día 1.

Los empresarios se quejan cínicamente de la competencia, por ejemplo de que los salarios mensuales de entre 80 y 150 euros y las jornadas de más de once horas, que se dan en la provincia china de Zhejiang, exportadora de calzado, les impide competir. ¡Parece ser que les preocupa la explotación en China, en Marruecos…, en cualquier país y empresa, menos en las suyas propias! Estos hipócritas que intentan echar la culpa a los chinos de los efectos de su sistema, y de su avaricia, hacen pingües negocios, vendiendo o alquilando sus naves industriales a empresarios de China (tan explotadores como ellos), al triple del precio original.

Burgueses hipócritas,

parásitos y chupones

La realidad es que el capital valenciano, acostumbrado a chupar del Estado, contesta a la competencia con la destrucción de empleo y con una auténtica huelga de inversiones. La inversión industrial cayó un 40% el año pasado y en los nueve primeros meses de éste volvió a caer un 23%. ¡Da más beneficios deslocalizar, sobre todo cuando la Generalitat subvenciona la “implantación de empresas en el extranjero”, en 2005 con 2,6 millones de euros!

Camps y su equipo son cómplices de esta situación, fomentando el despido de trabajadores y la pérdida de derechos (¿cuántos retrocesos se han impuesto con el chantaje de la deslocalización?). Es un aspecto más de su política en beneficio del capital, que también se expresa en el desmantelamiento y privatización de los servicios públicos: privatización de la gestión de hospitales, masificación sanitaria, mantenimiento de decenas de miles de estudiantes en barracones, conciertos con la privada concertada, etc.

Esta situación laboral ha sido respondida casi exclusivamente empresa a empresa, con el resultado de que la mayoría de los trabajadores afectados han tenido que aceptar cierres o recortes. Es también el caso de Sáez-Merino, que reunió a 10.000 trabajadores en Valencia, pero que se quedó aislada. Las direcciones sindicales no han dado una respuesta de movilización hasta ahora, manteniendo desde hace años una política de paz social y negociación sin lucha, reflejada especialmente en el PAVACE (Pla Valencià de Creixement).

Crisis y lucha en Elche

El malestar obrero necesita encontrar cualquier resquicio para expresarse. Especialmente en el sector del calzado, quizás el más afectado por la crisis industrial, y en las tres comarcas del Vinalopó (Alicante), que viven de aquél. En esta zona, 45 empresas de esta rama han cerrado, echando a la calle a 1.016 trabajadores, ahora hay 31 expedientes de regulación que afectan a 268 empleados, el paro es del 15% y tuvo un aumento en setiembre del 29% en relación a setiembre de 2003, y el porcentaje oficial de temporalidad es del 48%.

La prensa destacó en octubre la quema de una nave industrial china, en Elche, por parte de unos cuantos cientos de personas. Amplificaron este brote racista (espoleado por los empresarios españoles para esconder su propia responsabilidad) con el fin de dar la idea de que Elche es un nuevo El Ejido. Pero muy conscientemente ningunearon la información de las manifestaciones obreras que han protagonizado el otoño en estas comarcas del Vinalopó. Manifestaciones que reflejaban la desesperación de miles de familias, y que se expresaron en la convocatoria de diferentes grupos de izquierda (Movimiento por la Unidad del Pueblo, Asamblea de Trabajadores en Precario, etc.). Manifestaciones que por cientos y miles recorrieron las calles de Elche al grito de “somos currantes, no delincuentes”, “trabajo digno es el futuro”, “el clandestinaje no es la solución”, etc., exigiendo también la implicación de UGT y CCOO en la lucha. Finalmente, los principales sindicatos de clase, junto al resto de asociaciones de izquierda, convocaron el 14 de octubre pasado contra el desmantelamiento industrial, sumando a unas 5.000 personas a las que se juntaron durante el recorrido varios miles más. El éxito de la posterior manifestación (10.000 asistentes) en Elda, también en el Vinalopó, llevó a la convocatoria del 15 de diciembre.

Por una huelga general

en el País Valenciano

Sólo la movilización continuada y generalizada de la clase obrera puede, al menos, paliar la crisis industrial. La manifestación del 15 es un paso adelante que debe implicar el abandono de la estrategia sindical de paz social, que no ha mejorado nuestras condiciones de vida. En este sentido, debemos hacer conscientes a todos los trabajadores de sus propias fuerzas, ¡si en todo el Estado hemos echado al aparentemente inamovible de Aznar y su camarilla, qué no podemos hacer frente a un PP valenciano dividido y en retroceso! Pedir a la Generalitat “que retome el diálogo social” no soluciona el problema de fondo; el Consell gobierna para ellos, para los ricos, y sólo la lucha les obligará a ceder en algunos puntos, aunque sea temporalmente, e incluso les echará. Esta manifestación ha de ser el comienzo de una movilización que aglutine, no sólo a los trabajadores de los sectores y empresas en crisis, sino a las empresas y sectores en lucha por el convenio (Ferrocarrils de la Generalitat, hostelería de Valencia, seguridad privada), a Izar-Manises, y a todas las familias trabajadoras, afectadas por la política de privatización y abandono de los servicios sociales públicos, especialmente sanidad y educación.

Antes y después del 15, una intensiva campaña de asambleas, repartos, etc., y especialmente una huelga general en las comarcas del Vinalopó por la defensa del empleo de calidad, prepararía el terreno para una huelga general en todo el País Valenciano.

· No a la destrucción de empleo. ¡Basta de aprobaciones masivas de expedientes de regulación, por parte del Consell! Apertura de los libros de cuentas de todas las empresas en crisis, ¡a ver adónde han ido los beneficios! Ni un euro de subvenciones a empresas que destruyen empleo.

· Nacionalización de las empresas en crisis, sin indemnización y bajo control de los trabajadores.

· Incremento drástico de los gastos sociales en educación, sanidad, transporte y demás servicios públicos. Ni un euro más a la educación y sanidad privadas. No a la privatización.

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