Por primera vez en la historia, los trabajadores de la logística en Guadalajara tenían la oportunidad de tener un convenio propio, ya que hasta ahora pertenecían al de Transporte de Mercancías y Logística. Este sector, aglutina a más de 5.000 personas en Guadalajara, siendo el sector más numeroso de la provincia en la actualidad. En esta ocasión los trabajadores vieron no sólo una oportunidad de tener un convenio propio, sino de mejorar sus condiciones laborales de una forma considerable.

Hasta ahora los trabajadores de la logística en Guadalajara cobraban 903 euros brutos al mes sin pagas extraordinarias. Igualmente la jornada laboral se hace interminable, ya que con ese salario, cientos de trabajadores se ven abocados a tener que hacer horas extraordinarias para poder tener un salario mínimamente digno.
Tras meses de negociación sin llegar a ningún acuerdo los sindicatos CCOO y UGT convocaron tres días de huelga (24, 25 y 26 de octubre) exigiendo a la patronal una subida de un 21% más el IPC en cuatro años. Hasta el último momento la patronal no cedió en su postura planteando una subida del 2% anual más el IPC, lo que significaba más de diez puntos por debajo de la exigencia de los trabajadores. Desde luego, en estas condiciones, una subida de un 8% era un auténtico insulto y una provocación a los trabajadores de este sector en Guadalajara ya que, por ejemplo, la diferencia salarial entre un trabajador de la logística de Guadalajara y uno de Madrid es de más de 200 euros a favor de los trabajadores madrileños.
En ese contexto, el ambiente entre los trabajadores era de ir a la huelga. Todos los datos en las asambleas predecían que la huelga iba a ser masiva. En el último momento, el día 23 de octubre por la tarde, a tan sólo unas horas del comienzo de la huelga, los sindicatos y la patronal alcanzaron un acuerdo verbal que se ratificó en las asambleas de delegados de CCOO y UGT esa misma tarde. El acuerdo alcanzado con la patronal para los próximos cuatro años fijaba un incremento anual del salario del 14% más el IPC. Además se acordó fijar un tope máximo a los empleos temporales a través de ETT en las fábricas logísticas. Así, las empresas de menos de 50 empleados deberán tener un 65% de la plantilla contratada por la propia empresa; las de 50 a 100 empleados, un 70%; y las de más de 100 empleados, un 75%.
Esta lucha ha demostrado que cuando las direcciones sindicales marcan unos objetivos serios por los que luchar, la clase trabajadora no duda ni un segundo en salir a la batalla. Sin que la huelga comenzara, la patronal tuvo que ceder ante los intereses de los trabajadores. Sólo con la amenaza de la huelga fue suficiente. Pero aquí no acaba la batalla. Éste ha sido el primer paso para que los trabajadores de la logística mejoren sus condiciones de vida. El ejemplo de la lucha y la movilización es el modelo a seguir.

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