Soy delegado sindical por CGT de la empresa UTE San José-El Ejidillo, contrata de jardinería del Ayuntamiento de Madrid. El pasado 6 de septiembre de 2007 estaba informando a los trabajadores y fui víctima por parte de la empresa, a través de uno de sus cargos intermedios, de acoso sindical.

Evidente caso de represión patronal...

Los hechos son los siguientes: mientras informaba a los trabajadores de diferentes cuestiones, este encargado me increpó argumentando que debía acabar mi actividad, porque, según sus propias palabras "ardía Troya". Dirigiéndome correctamente al encargado le dije que estaba acabando y que por favor se marchara hasta haber finalizado de informar, ya que la información que estaba trasladando sólo incumbía a los trabajadores. Haciendo caso omiso, este señor se quedó escuchando de una manera desa-fiante hacia mí. Finalmente, dirigiéndose a mí, dijo: "te voy a escribir un parte, por echarme de la caseta". Seguidamente, la empresa coaccionando a las compañeras (testigos de lo ocurrido), las obligaron a firmar como testigos de la supuesta falta de respeto a un superior. Finalmente se ha concretado la sanción: 15 días de suspensión de empleo y sueldo para hacer efectivos desde el 1 de febrero al 15 del mismo mes.
Estamos ante un claro hecho de represión sindical. En las últimas elecciones sindicales se ha producido una renovación del comité de empresa, al que han entrado nuevos delegados, algunos de ellos con una actitud muy combativa en la defensa de los intereses de los trabajadores. La empresa no está acostumbrada a esta situación; la "tradición" ha sido hasta ahora la de "resolver los problemas" hablando amigablemente con algunos representantes sindicales, no teniendo ningún problema a la hora de seguir con su política de salarios ridículos, ritmos de trabajo altos y contrataciones precarias y en algunas ocasiones ilegales. La llegada de un delegado sindical que visita las casetas, informa a los trabajadores y trabaja  para que nos organicemos para luchar contra esta situación, les ha sacado de quicio.

... y beneplácito del comité

Lamentablemente esta agresión de la empresa ha contado con el beneplácito del actual presidente del comité de empresa, Antonio Galiano de CCOO, que lejos de oponerse contundentemente a este claro caso de represión sindical, lo ha avalado.
Estamos seguros de que esta actuación no tiene nada que ver con el sentir y la opinión de los afiliados a CCOO y por supuesto está totalmente al margen de lo que debe ser la actuación de un representante de un sindicato de clase.
Hacemos un llamamiento a todos los afiliados de CCOO, también a los de UGT, para apoyar al compañero y para que dentro de sus respectivas secciones sindicales exijan a los actuales dirigentes tanto de CCOO como de UGT que hagan lo mismo, sumándose a las iniciativas que se planteen para conseguir el levantamiento de la sanción.
Además la sanción forma parte de la política cotidiana de la empresa que considerando a los trabajadores como sus vasallos, aplica indiscriminadamente medidas disciplinarias para intentar intimidarnos.

Es hora de decir basta

Por ejemplo ha habido amonestaciones en la zona de Moncloa por parar 5 minutos a fumar un cigarro, se sancionó a un compañero con 2 días por estar dos minutos antes de la hora estipulada en la caseta, en Las Tablas la empresa sancionó a un compañero con 11 días de empleo y sueldo por una discusión con un encargado.
En la campaña para las últimas elecciones sindicales, en la zona de La Latina, un grupo de delegados de CGT que estaban apoyando en el reparto de propaganda tuvieron un altercado con un técnico de la empresa que se dedicaba a arrancar los carteles y que incluso llegó a pisar los pies a uno de los compañeros con su coche.
No se permite el libre ejercicio de la actividad sindical; los encargados insisten en estar presentes en las reuniones que los delegados sindicales mantienen con los trabajadores, con el fin de presionarlos y coartarlos. Estos no son más que algunos ejemplos de la actitud dictatorial de la empresa.
Mientras, la empresa se salta a la torera el convenio, los pluses no los pagan como es debido, realiza despidos arbitrarios, la falta de personal es escandalosa y un largo etcétera.
Es hora de decir basta. La exigencia de la retirada de esta sanción contra mí debe convertirse, además, en un contundente ¡hasta aquí hemos llegado! por parte de todos los trabajadores.
No podemos consentir que estos déspotas sancionen a un sindicalista que realmente defiende los intereses de los trabajadores y además debemos demostrar a la empresa que el tiempo de tratarnos como vasallos ya ha pasado, que exigimos nuestros derechos, unas condiciones de trabajo y trato dignos.

POR LA RETIRADA DE LA SANCIÓN:

 

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