hacia el humo y el hueso y la caliza
y hacerse tierra y tierra con trabajo.
Apagarse es morir, lento y aprisa
tomar la eternidad como a destajo
y repartir el alma en la ceniza1”.
Muchos aprendimos a admirar y querer a Ted Grant desde las páginas de sus textos plenos de inteligencia, erudición y de humor fraguados en las ironías exquisitas de una fe inquebrantable por el futuro socialista de la humanidad. Quienes pudieron conocerlo “a flor de piel” confirman, una y otra vez, la certeza de la admiración y el amor a primera letra, que suelen no equivocar sus apuestas porque tienen por garante una praxis contundente, rica y ancha. Ese es el regalo generoso de Ted Grant y uno lo agradece siempre. Pocos camaradas tienen el pulso que tuvo él para defender con sapiencia y militancia las ideas del marxismo2. Ted Grant es un símbolo militante ejemplar cuyo trabajo, teórico y práctico, habrá de ayudarnos a extrañarlo menos.
Las emociones de estas horas se plagan de paradojas. Es ejemplar ver cómo el paso de los años no doblegó en Ted Grant la juventud y la pujanza de la acción revolucionaria, es un privilegio ver intacto el movimiento dialéctico de una razón y una pasión que actualiza a Lenin, a Trotsky, a Marx y a Engels y que deja como legado una obra magnífica empeñada en poner claridad y entusiasmo a la hora de luchar contra las calamidades más absurdas que agobian a la humanidad.
Ted Grant discípulo fiel de Marx, Engels, Lenin y Trotsky es un revolucionario insistente y exigente. Queda su obra como garante celoso. No permitirá que un solo compañero deje de estudiar cuidadosamente cada obra de los clásicos del marxismo, no dejará que se actúe sin un análisis cuidadoso sobre los acontecimientos y no escatimará crítica alguna sobre la práctica de cada militante. Para eso sirve su obra, con las ideas, los métodos y las tradiciones del marxismo en manos de Ted Grant… con sus aportes, pues… sus hallazgos y sus desafíos. Su legado nos privilegia y responsabiliza en mucho. “Gracias a la rigurosa formación que recibimos de él, la tendencia marxista internacional ha podido encontrar su camino a través del intrincado laberinto de la política mundial y explicar cada nuevo cambio…”
A estas horas, la muerte preña con paradojas nuestras emociones. Nadie se hace tonto, una vida larga incuba siempre la expectativa de la muerte, aun no querida, aun lógica. Sólo que la muerte de Ted Grant da vida a una etapa de recuentos necesarios donde siempre se dan cita los mejores recuerdos con las necesidades más urgentes… ahí tiene Ted Grat una mesa puesta para mil respuestas de esta hora, ahí está por cierto su conocimiento sobre las tácticas del movimiento de la clase obrera y sobre la construcción de nuestra tendencia revolucionaria. Ahí se pone a la vista toda su comprensión del carácter primordial de las cuestiones tácticas. Ahí se ve y se siente, con la ayuda de Ted Grant, el marxismo como una fuerza viva entre las masas y en las organizaciones de la clase obrera. “Ted llama "cincuenta y siete variedades de sectas" que, por razones que ellos sólo conocen, hablan en nombre del marxismo. Pero para ellos Ted siempre ha tenido un gran sentido del humor. Tiene la capacidad de reírse de casi todo. Se ríe a carcajadas de la estupidez de Bush y Blair, de Reagan y Tatcher, y la locura de las payasadas de las sectas que arman bulla en los márgenes del movimiento obrero. Desde que le conozco no recuerdo un solo momento en que estuviera deprimido o pesimista.3”
Aquí y ahora la muerte de Ted Grant abre sobre el pecho una isla de dolor ilimitado con memorias que van y vienen entre lo vivido y lo aprendido desde sus páginas y sus ideas. Una parte de la vida cambia para siempre cuando uno encuentra militantes como éste. La vida cambia cuando uno se hace amigo de ellos, a la distancia y en silencio, amigo de las ideas, de las luchas, de los sueños sobre la práctica. Por eso duele la muerte de Ted Grant y por eso alegra que haya terminado, como terminó, en paz y sin deudas, una vida fecunda y duradera en sus obras, en sus amigos, en su familia y en quienes aprendimos de él, desde nuestras limitaciones, lo que pudimos con nuestros límites. Por eso sobre el pecho también un gemido personal y hondo socava la alegría. Es una pérdida íntima de todos.
Ted Grant no se marcha como un suspiro a territorios ignotos, desconocido y olvidable. Deja sobre los labios de muchos militantes el buen sabor revolucionario por una vida entregada a transformar el mundo. Muy pocos con ese calibre. Muy pocos con ese sentido internacionalista y vigoroso, dueño de una sustancia rutilante, heredera a su vez de las mejores huellas espirales en la lucha obrera mundial. Su obra tiene un carácter que representa la experiencia de quien alcanza una firmeza filosófica y política, huésped de todas las mejores militancias. Ese es Ted Grant. Permanecerá como permanecen las guías fundamentales en la teoría y la práctica indivisibles. Tendremos a nuestro cargo continuar el aprendizaje, la tarea de extender sus enseñanzas. Aquí y ahora… no hay otra parte mejor para sus ideas que el lugar del ahora y el aquí mundial.
“Hace muchos años, cuando yo era un joven estudiante, Ted me preguntó cuáles eran las cualidades más importantes que se necesitaban para ser un revolucionario. Pensé en mi mismo: ¿quizá coraje y nivel político alto? Ted sonrió y me dijo: sentido de la proporción y sentido del humor. Esta respuesta expresa en pocas palabras el carácter de Ted. Con el paso de los años he comprendido el verdadero significado de estas palabras. Un revolucionario necesita comprender qué es posible o imposible en un momento determinado. Necesita comprender cómo se mueve la clase obrera y adaptarse a ella, sin perder en ningún momento de vista las perspectivas generales y los principios. Es necesario aprender el ritmo de la historia e intentar seguir sus pasos. Esto es un arte y no se puede aprender en los libros de texto. Implica, por un lado, un conocimiento profundo del método dialéctico y, por el otro, la experiencia necesaria que te da palpar el movimiento obrero. En el momento actual, la autoridad moral y política de la tendencia marxista internacional fundada por Ted Grant nunca ha sido tan alta… queremos rendir homenaje a este gran hombre del marxismo leninismo internacional.4”
Al final la muerte también puede ayudarnos a ver las entrañas de la vida, la fuerza de los triunfos y el fulgor de las mejores luchas. Al final la muerte, paradójica e inefable, puede dejarnos ver, aún entre dolores y pena, las magnificencias concretas de algunas vidas, con sus legados mejores, dejarnos contemplar, por ejemplo, los redaños y los sueños de un militante nuestro, especial por su lucha incansable, particular por sus aportes generosos… dejarnos ver a Ted Gant con los ojos de futuro que brilló siempre en su optimismo certero, científico... de marxista militante.
“A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero”.
Información relacionada:
Ted Grant: 1913-2006. Alan Woods: http://www.elmilitante.org/index.asp?id=muestra&id_art=2925
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1 Jaime Sabines: http://www.avantel.net/~eoropesa/poesia/jsabines1.html#jsabines_4
2 La Contribución de Ted Grant al Marxismo. Alan Woods: za href=http://www.engels.org/ted_grant/textos/introduccion.htm> http://www.engels.org/ted_grant/textos/introduccion.htm
3 La Contribución de Ted Grant al Marxismo. Alan Woods: za href=http://www.engels.org/ted_grant/textos/introduccion.htm> http://www.engels.org/ted_grant/textos/introduccion.htm
4 La Contribución de Ted Grant al Marxismo. Alan Woods: http://www.engels.org/ted_grant/textos/introduccion.htm