En los últimos meses ha habido una movilización contundente de los jóvenes en varios países del Norte de África contra la opresión que sufren y en defensa de sus derechos más elementales. En Marruecos y Túnez, ambos regímenes capitalistas reaccionariEn los últimos meses ha habido una movilización contundente de los jóvenes en varios países del Norte de África contra la opresión que sufren y en defensa de sus derechos más elementales. En Marruecos y Túnez, ambos regímenes capitalistas reaccionarios, han sacado una vez más a las fuerzas represivas del Estado contra la movilización y la justa lucha de los estudiantes y trabajadores.

Marruecos

Los estudiantes de la Universidad en Marruecos han salido a la calle contra la privatización y el desmantelamiento de la enseñanza que supone la contrarreforma educativa lanzada por el gobierno marroquí, conocida como Chartre de l’Enseignement. La Unión Nacional de Estudiantes Marroquíes (UNEM) llamó a la ocupación de las facultades y a boicotear los exámenes. El boicot tuvo un gran éxito y provocó las iras del gobierno, que no puede permitir el más mínimo gesto de disidencia. El 9 de febrero el Campus de Dar el Merás, en Fez, la facultad de derecho y los barrios de los alrededores fueron rodeados por 200 miembros de la policía y el cerco duró hasta el 7 de marzo. En algunas facultades se han suspendido las clases y cientos de estudiantes han perdido el curso. Durante un mes este campus, uno de los más combativos y con mayor tradición de lucha del país y con innumerables problemas de infraestructuras, masificación, etc., se mantuvo bajo la sucia bota policial, con un saldo de al menos 65 estudiantes sometidos a interrogatorios, de los cuales 3 han perdido su matrícula para los próximos tres años y más de 20 han sido condenados a prisión durante 3 años. Esto es algo normal en Marruecos. En los últimos cinco años, por ejemplo, dos estudiantes murieron en enfrentamientos con la policía y son habituales los registros policiales, interrogatorios y heridos. Los derechos democráticos de los trabajadores marroquíes también son pisoteados. Recientemente, seis dirigentes mineros fueron condenados a 10 años de cárcel por convocar a la huelga a los mineros de Imini, en las montañas marroquíes. Sumado a esto hay que denunciar el papel de chivatos de la policía de los fundamentalistas islámicos denunciando a los activistas de la izquierda. Aquí se ve la hipocresía del régimen de Mohamed VI que, mientras viene a España con motivo de la conmemoración del primer aniversario del brutal atentado del 11-M en Madrid y condena a los radicales fundamentalistas, en su país utiliza a esos mismos fundamentalistas contra el movimiento organizado de jóvenes y trabajadores para defender su régimen y sus privilegios. Esta es la realidad que vive la clase obrera y la juventud en ese moderno Marruecos de Mohamed VI que nos venden los medios de comunicación burgueses y que no dudan en apoyar los gobiernos de Europa y EEUU.

Túnez

Túnez es otro de los países con una falsa imagen de ser una “democracia estabilizada”. Sin embargo, esta “estabilidad” ha sido construida sobre la censura, la represión y la sobreexplotación de los trabajadores. El paro azota a la juventud; más de dos terceras partes de los desempleados son jóvenes menores de 30 años, el 15% de la población en las ciudades vive con menos de 2 dólares al día y el salario mínimo hoy es casi un 15% inferior al de hace 20 años. Su presidente, Ben Alí, ganó de forma fraudulenta las elecciones del año pasado y ha hecho una reforma de la Constitución para poder mantenerse en el poder hasta el año 2014. Bajo su régimen nos encontramos con cientos de presos políticos, censura, paro masivo y represión. Hace apenas unos meses el presidente tunecino volvió a dar muestra de su carácter reaccionario, invitando al asesino Ariel Sharon a Túnez. Esto fue la gota que colmó el vaso y que desencadenó la movilización de decenas de miles de jóvenes para protestar contra esa provocación.

Las clases se suspendieron en varias universidades e institutos superiores. Ha habido violentos enfrentamientos entre la policía y los estudiantes, decenas y decenas de detenciones, torturas y condenas de cárcel. Se ha obligado a los estudiantes de secundaria que fueron detenidos a firmar declaraciones prometiendo no volver a participar en manifestaciones. Hay profesores bajo arresto “preventivo” y distintos activistas por los derechos humanos, abogados, etc. han sido agredidos o han desaparecido por criticar la actuación de Ben Alí y comparar las cárceles tunecinas con Abu Ghraib. La represión ha indignado a la población que, lejos de amedrentarse, respondió pasando a la ofensiva. El 10 de marzo se convocó una huelga general de estudiantes universitarios contra la invitación a Sharon para que visitara el país y exigiendo la libertad inmediata de los detenidos; esto ha contagiado a otros sectores como los abogados, que también se concentraron el 15 de marzo y al día siguiente la asociación de derechos humanos convocó un día de protesta en todo el país. El siguiente paso fue la convocatoria de una nueva manifestación el 8 de abril para obligar al gobierno a retroceder en sus planes.

La única salida para los jóvenes marroquíes y tunecinos es la lucha consciente y organizada para terminar con la opresión y el régimen dictatorial que sufren y con el sistema económico que lo sustenta: el capitalismo.

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