Con esta consigna como bandera, cientos de miles de venezolanos inundaron las calles de Caracas el sábado 23 de agosto para demostrar una vez más el masivo apoyo con que cuenta el programa de gobierno del presidente Hugo Chávez y la denominada “RevolHermann Albrecht

Universidad Simón Bolívar · Caracas

Con esta consigna como bandera, cientos de miles de venezolanos inundaron las calles de Caracas el sábado 23 de agosto para demostrar una vez más el masivo apoyo con que cuenta el programa de gobierno del presidente Hugo Chávez y la denominada “Revolución Bolivariana”. Ni las imágenes manipuladas que trataron de presentar los medios de comunicación burgueses pudieron disminuir el tamaño e importancia de la que, sin lugar a dudas, ha sido una de las manifestaciones multitudinarias más grandes que ha presenciado Venezuela. Y es que fue una respuesta contundente a la nueva parodia mediática que la reacción venezolana presentó días antes con la presentación de las fraudulentas firmas con las que pretenden convocar un Referéndum Revocatorio y su posterior mitin al que apenas acudieron algunos pocos miles de incautos y exaltados.

Luego de cumplirse la mitad del período presidencial para el que Hugo Chávez había sido ratificado en el año 2000, el pasado 20 de agosto la reacción reinició su usual campaña de desinformación y manipulación. La entrega de unas firmas fraudulentas, cuestionadas incluso por abogados constitucionalistas de sus propias filas, fue presentada como una heroica acción comando que habría logrado burlar las fuerzas de seguridad del régimen, a pesar de que la sede del Poder Electoral estaba custodiaba por más de 400 efectivos de la Guardia Nacional. Adicionalmente hay que destacar que la Junta Directiva del Consejo Nacional Electoral (CNE) a la cual se le entregaron las planillas, no tenía potestad para convocar ningún tipo de comicios, ya que una nueva estaba por ser designada. Luego de semanas de intensa campaña publicitaria, se esperaba una concentración de los seguidores de las organizaciones políticas de la reacción en la Avenida Libertador, a nivel del centro geográfico de Caracas. Magnificada como siempre, se intentó hacer ver que más de un millón de personas habían colmado dicha avenida, cuando en realidad los escasos manifestantes no llegaron a cien mil personas y, como ya es costumbre, provenían casi exclusivamente de las zonas de clase media alta de Caracas. Todas las tomas que se hicieron de la concentración fueron desde el piso o a poca altura y se desactivaron las cámaras que por la zona permiten a los internautas conocer el estado del tráfico en esta avenida.

La respuesta de los sectores que apoyan el proceso liderado por el presidente Chávez fue más que contundente y rebasó incluso las expectativas de los oficialistas más optimistas. Se tenían pautadas dos marchas que desembocarían finalmente en la Avenida Bolívar y que habrían de salir de El Valle, una de las zonas populares al oeste de Caracas, y Parque del Este, al otro lado de la ciudad. Desde temprano empezaron a llegar los entusiasmados manifestantes a los puntos de encuentro, mientras otros más impacientes se acercaron directamente al punto donde desembocarían ambas marchas. Como a los venezolanos nos gusta la espontaneidad, los manifestantes provenientes de Petare, uno de los sectores populares más poblados de Caracas, decidieron no unirse a la otra concentración del este caraqueño sino seguir directo a la Avenida Bolívar. Poco después de mediodía, esta multitud llenaba por sí sola la Avenida Bolívar, a la que poco después se unieron quienes partieron de Parque del Este, rebasando esta arteria vial de más de dos kilómetros de largo y un ancho de 8 canales de circulación, que las más de doscientas mil personas desbordaron, llenándose así las avenidas y calles aledañas. Y aún faltaban quienes habían partido desde El Valle. Esta impresionante masa de compatriotas que alegremente marcharon hacia el punto final de encuentro era incluso mayor que quienes aún los esperaban entre cantos y festejos. Por si fuera poco, una cuarta marcha partió desde Catia, otro punto al oeste de Caracas, cerca al Palacio de Miraflores, sede del ejecutivo.

Ante el desespero de no poder esconder la gigantesca multitud que manifestó su apoyo al actual gobierno, la reacción trató de minimizar el poder de convocatoria de Chávez haciendo énfasis en la cantidad de autobuses que viajaron desde el interior del país. Como si el hecho de que haya grupos de personas que se organizan para alquilar una buseta que los traslade hasta Caracas cuando hay manifestaciones a favor del gobierno le restase méritos a las concentraciones en apoyo al proceso bolivariano que vivimos en Venezuela.

Por eso, la sabiduría del pueblo venezolano ya sentenció: ¡Acá tienen su referendo!

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