Después de decir esto, debemos decir que los secuestradores eran unos bárbaros. Amenazaron a estas pobres personas de una forma abominable y después dispararon contra los niños que intentaban huir desesperados. Este acontecimiento ha conmocionado a millones de personas en todo el mundo.
Lo más desafortunado es que todo esto será explotado por los Putin, Bush y Blair de este mundo. Este acto bárbaro de terrorismo individual no servirá a la causa del pueblo checheno. Será utilizado para implantar más medidas de represión en Rusia. El ejército ruso en Chechenia se enfrenta a muchas dificultades y esto tampoco servirá para que la población chechena se sienta más segura. Las operaciones que el ejército ruso realiza en Chechenia desde hace más de una década sólo han conseguido destruir la región. Grozni, la capital, es una sombra de lo que fue. Muchos chechenos han muerto. Esto sólo servirá para que los terroristas vean como aumentan sus filas. Producirá una espiral de ataques del ejército ruso, seguidos de más actos de terrorismo individual, los dos se alimentarán entre sí. También, sin duda, será utilizado por Bush en su campaña electoral para justificar su propia “guerra contra el terrorismo”, que por supuesto no es tal cosa. Como todo el mundo claramente sabe, la guerra en Iraq no tiene nada que ver con la lucha contra el terrorismo.
Como demuestra este artículo, la población del Cáucaso quiere la paz y no la guerra. Si el poder sigue en manos de la oligarquía rusa, la guerra continuará. Las maniobras del imperialismo estadounidense en la región tampoco ayudarán, especialmente en Georgia. Las grandes potencias realmente no están interesadas en las vidas de la clase obrera normal. Sólo están interesadas en el poder, los privilegios, el control de los recursos y los beneficios. En medio de este conflicto está la clase obrera. La barbarie de los últimos días se repetirá. Sólo se podrá eliminar de una vez por todas cuando el sistema que la alimenta sea derrocado. Sólo cuando los trabajadores tengan el control de su propio destino, la población será capaz de vivir en paz.
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Las consecuencias del asalto a la escuela de Beslan
Una fuerte explosión y un intercambio de disparos anunciaron la intención de las fuerzas de seguridad de tomar por la fuerza la escuela a las 12 de la mañana, de este modo ponían fin a tres días de secuestro. Un grupo de unos veinte rehenes, incluidos niños, intentaban escapar y los secuestradores les dispararon. La tensión se empezó acumular cuando se oyeron explosiones dentro de la escuela, aparentemente el trabajo de las fuerzas de seguridad era crear una zona de seguridad para que pudieran escapar los rehenes. Unos doscientos corrieron para protegerse de los disparos, algunos informes dicen que el techo del gimnasio donde se encontraban los rehenes se derrumbó.
La ansiedad se apoderó de los rehenes que todavía estaban dentro. Los jefes de seguridad dijeron que la situación estaba bajo control, pero los padres desesperados corrieron a buscar a sus hijos. Se extendió el rumor de que entre los rehenes que escaparon había trece terroristas. Parece ser que dos terroristas huyeron disfrazadas de enfermeras. A las tres de la tarde una agencia de noticias decía en Internet que la crisis había terminado. Pero se siguieron escuchando disparos esporádicos durante algunas horas en los alrededores donde se sospechaban estaban escondidos los terroristas.
El papel de las autoridades
Parecía una repetición de la respuesta que dieron las familias en la crisis de los rehenes de Nord Ost en Moscú hace casi dos años, imágenes donde se podía ver a los familiares de Beslan con pancartas pidiendo a las autoridades que concedieran las peticiones de los terroristas.
Las autoridades dijeron que no podían hacer esto porque las reivindicaciones no estaban claras. Pero sí lo estaban. Ellos querían la liberación de los guerrilleros que hicieron una incursión en Ingushetia a finales de junio, provocando cien muertos, y la retirada de las fuerzas federales de Chechenia.
Para la población el intercambio de treinta chechenos e ingushetios por cientos de sus familiares o amigos ni el final de la guerra en Chechenia, a la que correctamente consideran responsable del ataque terrorista a su ciudad, representaba un problema. Pero para el presidente Putin estas concesiones no eran una opción.
La realidad es que las autoridades inspiraban muy poca confianza. Daban muy poca información a la opinión pública y mintieron en el número de rehenes. Además, los líderes locales se negaron a negociar con los secuestradores. Larissa, el propietario de un café que esperaba noticias de su sobrino que estaba dentro de la escuela le dijo lo siguiente a un periodista del Finalcial Times: “¿Dónde están nuestros líderes? No vienen. Son unos inútiles”.
Después de los trágicos acontecimientos Putin visitó Beslan y la población local utilizó la ocasión para demostrar su rabia contra Putin, le acusaron de posar ante las cámaras de televisión en lugar de reunirse con las personas que estaban traumatizadas con la tragedia.
Las repercusiones del secuestro
La razón por la cual los terroristas decidieron tomar la escuela en Osetia del Norte no es difícil de entender. En 1992 estalló un conflicto entre Osetia del Norte e Ingushetia en el que murieron miles de personas. Este último ataque es claramente un intento de extender la inestabilidad no sólo en Chechenia, sino también entre las distintas nacionalidades que habitan el Cáucaso.
La composición étnica de Osetia del Norte ilustra lo que se puede avecinar, un desastre mayor que el de Chechenia donde la población está formada sólo por dos nacionalidades: chechenos y rusos. Según datos oficiales del gobierno de Osetia del Norte en el país viven 95 nacionalidades, los más numerosos son: osetios, 334.000 personas (53% de la población); rusos, 189.000 (29,9%); ingushetios, 32.783 (5,2%); armenios, 13.000 personas (2,2%); georgianos, 12.000 (1,9%); ucranianos, 10.000 (1,6%); kumikos, 9.500 (1,5%). Los otros grupos nacionales (germanos, griegos, judíos, coreanos, chechenos, azeríes, kabardíes, tártaros y otros forman el 0,6% de la población.
Otras regiones del Cáucaso tienen una mezcla étnica similar. Si estalla un conflicto en líneas nacionales en el Cáucaso, como es el caso de Osetia del Norte o Ingushetia, inevitablemente afectaría a todas las nacionalidades que viven en la zona de conflicto y se extendería por toda la región.
En particular, aparte del conflicto sin resolver de Nagorno-Karabaz entre Armenia y Azerbaiyán, desestabilizar Osetia del Norte podría provocar tensiones en Osetia del Sur y Abhazia entre Georgia y Rusia, extendiendo el conflicto más allá de las fronteras de Rusia.
Una página web pro-chechena (Chechenpress) publicaba un artículo que daba una idea clara de la lógica de los terroristas que daban la bienvenida a la amenaza de guerra entre Georgia y Rusia. En un escandaloso despliegue de desprecio por el sufrimiento humano y las terribles consecuencias que tendría una guerra, el artículo defendía que la guerra pondría las bases para una guerra pan-caucásica contra Rusia. Esta guerra no iría en interés de ninguno de los pueblos de la región, sólo serviría para los estrechos intereses que alimentan la violencia y el caos que provocaría la guerra.
En el caso de una guerra, Rusia utilizaría Osetia del Norte como base para defender Osetia del Sur, que actualmente es una parte autónoma de Georgia y donde los rusos, osetios y georgianos viven pacíficamente. La amenaza de la guerra aumenta con las pérdidas de personal militar de los ejércitos ruso y georgiano en las escaramuzas fronterizas. Durante los últimos síntomas de tensión el presidente de Georgia, Mihail Saakashivili, hizo una purga del ejército que ahora está controlado por oficiales entrenados por EEUU, mientras que Rusia se niega de volver las instalaciones militares, supuestamente por dificultades técnicas.
La posibilidad de este conflicto, a pesar de los posibles acuerdos diplomáticos temporales, no significa que la población de Cáucaso esté enfrentada. Entre todos los artículos aparecidos en los periódicos sobre la crisis de los rehenes, había una pequeña referencia a las protestas que se estaban realizando por todo el Cáucaso, incluida Chechenia, contra el secuestro de la escuela y que demuestra que la población quiere vivir en paz y tener un futuro mejor para sus hijos.
Sin embargo, las camarillas dirigentes reaccionarias de la región nunca garantizarán las paz. Si los hombres y mujeres normales de la región quieren luchar por su propio futuro, sólo podrán conseguirlo si se unen con la lucha de la clase obrera rusa contra nuestros líderes que sólo conseguirán poner en riesgo la vida de la población de Cáucaso, además de enviar a los jóvenes rusos a una guerra en la que no creen que sólo sirve para abonar el terreno para el terrorismo.