¡Por una república de los trabajadores y la juventud!

El 28 de diciembre el Tribunal Supremo abría el plazo para que presenten sus escritos los abogados de los presos políticos encausados por el referéndum del 1-O. Una vez terminado dicho plazo, empieza la cuenta atrás para el juicio, que podría comenzar a principios de febrero.

Este juicio representa el mayor ataque a los derechos democráticos de las últimas cuatro décadas, una caza de brujas contra el independentismo similar a las que organizaba el Tribunal de Orden Público contra los comunistas y los opositores a la dictadura. La burguesía española, el régimen del 78 y su aparato estatal heredado directamente del franquismo pretenden dar una lección al pueblo de Catalunya que no pueda olvidar.

El gobierno del PSOE mantiene la ofensiva represiva abierta por el PP

Tras apoyar desde la oposición el 155 y la escalada represiva desatada por PP y Cs, Pedro Sánchez y los dirigentes del PSOE siguen desempeñando el papel de comparsas de la derecha españolista desde el gobierno. La Fiscalía General y la Abogacía del Estado designadas por el PSOE han hecho suyos los “argumentos” de los fiscales generales del PP, tipificando como delito de rebelión el ejercicio de derechos democráticos como la votación del 1-O o las manifestaciones pacíficas y la huelga general del 3-O. Esto, además de un insulto a quienes lucharon contra la dictadura por estos derechos, sienta un grave precedente que la burguesía no dudará en utilizar, dentro y fuera de Catalunya, contra los trabajadores.

Las penas solicitadas, entre 7 y 25 años de cárcel y otros tantos de inhabilitación, han escandalizado a organizaciones de derechos humanos y juristas de todo el mundo, provocando una indignación masiva en Catalunya que se expresó en las movilizaciones del pasado 21 de diciembre. Ese día, Pedro Sánchez, intentando contentar a los sectores más españolistas de su partido y de la sociedad, y mostrar “firmeza frente al independentismo”, convocó un Consejo de Ministros en Barcelona. Tanto la decisión como la fecha elegida representaban una provocación. El 21-D era el aniversario de las elecciones impuestas por el Estado tras decretar el 155, en las que el pueblo catalán dio mayoría absoluta al independentismo y ratificó su voluntad —ya expresada el 1-O— de construir la república catalana. Un resultado que el gobierno y el Estado español siguen pisoteando, manteniendo bajo tutela al Parlament: impidiéndole elegir al president que considere oportuno y votar cualquier ley que no tenga su aprobación.

A esta provocación se sumó la amenaza del gobierno del PSOE de tomar el control directo de los Mossos d’Esquadra, lo que significaría en la práctica volver al 155, o la bochornosa actuación de barones regionales del PSOE, como Page en Castilla-La Mancha o Lambán en Aragón, uniéndose a PP, Cs y Vox para exigir la ilegalización de los partidos independentistas. Los dirigentes del PSOE intentan ocultar su responsabilidad en el varapalo de las elecciones andaluzas compitiendo con PP y Cs en su defensa del españolismo más rancio. Pero estas ideas sólo llevan más agua al molino de la reacción.

Increíblemente, los dirigentes de Unidos Podemos y Catalunya en Comú en lugar de desmarcarse del PSOE y denunciar estas concesiones a la derecha, siguen actuando como ministros sin cartera de Pedro Sánchez. La felicitación de Pablo Iglesias al rey, máximo responsable de la represión en Catalunya, por el “talante democrático” de su discurso navideño es el último episodio de esta bancarro­ta política.

Cientos de miles en las calles el 21-D

El rechazo social masivo al Consejo de Ministros del 21-D amenazaba con desa­tar un nuevo 1 y 3 de octubre. Para intentar evitarlo, Sánchez y Torra acordaron una reunión de ambos gobiernos y anunciaron la apertura de un supuesto diálogo que aplazase el choque de trenes. Pero si algo ha evidenciado la patética “cumbre” entre miembros de ambos gobiernos es que el régimen del 78 y el gobierno del PSOE no están dispuestos a negociar otra cosa que no sea la renuncia a la república catalana y al derecho de autodeterminación.

Las medidas anunciadas tras el Consejo de Ministros, como el cambio de nombre del Aeropuerto de El Prat por el de Josep Tarradellas, representan una burla. El único resultado tangible ha sido la asunción por parte de la Generalitat de la organización práctica de la represión, desplegando 8.000 mossos el 21-D para tomar policialmente el centro de Barcelona e impedir el derecho de manifestación en diferentes puntos de la ciudad.

Pese al cerco policial, la represión, provocaciones y amenazas de los Mossos y la Policía Nacional, centenares de miles de personas volvimos a movilizarnos por la libertad de los presos políticos, por la república catalana y contra las amenazas y políticas represivas del gobierno del PSOE. Pero también se expresó el ambiente cada vez más crítico hacia el Govern. Este malestar masivo es un anticipo de lo que puede ocurrir en cuanto comience la farsa judicial del 1-O. Millones de personas están hartas de palabras y exigen un plan de lucha claro y decidido para frenar la represión del Estado y derrotar a la reacción españolista mediante la movilización masiva en las calles. Para ello hay que unir la lucha por la república catalana con la lucha contra la austeridad, los desahucios, en defensa de unos servicios públicos de calidad, salarios dignos…, como hicimos en la jornada de lucha contra los recortes del Govern del pasado 29 de noviembre.

¡Por un frente único de la izquierda que lucha por la república!

Desde Esquerra Revolucionària llamamos a la CUP, CDRs, bases de ANC y Òm­nium, sindicatos combativos y colectivos en lucha, al Sindicat d’Estudiants, SEPC, Universitats x la República..., a organizar un frente único y plantear un plan de movilizaciones unitarias que incluya la organización de una gran huelga general antes del comienzo del juicio del 1-O, exigiendo la liberación inmediata y sin cargos de todos los presos políticos, el retorno de los exiliados y el reconocimiento de la república.

En esta estrategia debemos defender un programa anticapitalista, socialista, para desplazar de la dirección del movimiento a quienes intentan mandar a la gente a casa y llegar a acuerdos a espaldas del pueblo para meter en el congelador la república, volviendo al autonomismo y a los recortes de los gobiernos de CiU o JxSí. Queremos la república y la queremos ya. Pero esa república sólo puede ser una república de los trabajadores y el pueblo, que acabe con los recortes y los desahucios, que garantice salarios dignos y una educación y sanidad públicas de calidad, que combata el machismo, el racismo y la homofobia. Éste es el único modo de fortalecer y ampliar la movilización, ganando al conjunto de la clase obrera y del pueblo, incluidos aquellos sectores de trabajadores que rechazan a Vox, PP y Cs, pero recelan también del procés y los dirigentes del PDeCAT porque recuerdan los recortes y ataques que han sufrido bajos sus gobiernos.

Para luchar por estas ideas y construir un partido revolucionario fuerte y organizado, que plantee claramente la necesidad de acabar con el sistema capitalista y construir la república socialista de los trabajadores y el pueblo, únete a Esquerra Revolucionària.

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