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¡Hay que luchar por la autodeterminación y el socialismo ahora!

En el último mes, EH Bildu ha llegado a un acuerdo con el Gobierno PNV-PSE para avalar mediante su abstención los Presupuestos de la CAV, y a otro con el Gobierno PSOE-UP de cara a garantizar su apoyo en el Congreso de los Diputados a los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Previamente, habían acordado aprobar las cuentas del Gobierno Navarro.

El propio Otegi ha salido a defender el acuerdo con el PNV señalando que “no son nuestros presupuestos, pero ahora son mejores para la gente”. Semanas antes, comparecía para defender el apoyo a los PGE, señalando que garantizaban hacer "permanente" el "escudo social". A pesar de la intensa campaña propagandística por parte de la izquierda parlamentaria, tanto desde UP como ahora desde EH Bildu, tratando de vender estos nuevos Presupuestos como un ejemplo de un cambio de paradigma que garantiza una “salida social” a la crisis, la realidad cotidiana no deja de desmentirlo.

Ese supuesto “escudo social” no ha acabado con las colas del hambre ni ha impedido que sigan produciéndose desahucios todos los días. No ha frenado la espectacular subida de la luz y el gas en beneficio de los grandes monopolios energéticos. No ha impedido el crecimiento exponencial de una desigualdad lacerante. No ha revertido la devastación que padecen la sanidad y la educación públicas fruto de los recortes y las privatizaciones. No ha frenado la extensión de la precariedad laboral, los despidos y los EREs, ni ha acabado con las contrarreformas laborales. Y no ha impedido que se apruebe una nueva contrarreforma de las pensiones que endurece las jubilaciones anticipadas y mantiene la extensión de la edad de jubilación hasta los 67 años. Estos son hechos.

Este giro cada vez más abierto por parte de la dirección de EH Bildu hacia una política “realista” y “responsable”, centrada en el parlamentarismo y la acción institucional, que se conforma con promesas o pequeñas migajas a cambio de avalar en los aspectos fundamentales una política en favor de la patronal y la banca, es un grave error. La nefasta experiencia de Unidas Podemos debería ser una seria advertencia para Otegi y los dirigentes de la Izquierda Abertzale. Es necesario rectificar y cambiar de rumbo.

EH Bildu apuntala la estrategia de paz social del PNV y el PSOE

A pesar de tener mayoría absoluta, el Gobierno PNV-PSE tenía un gran interés en contar con un gesto de EH Bildu, que garantizará su apoyo político a los Presupuestos. La masiva manifestación convocada por EH Bildu en Bilbo, que congregó a más de 60.000 personas, ha vuelto a poner en evidencia el potencial de cara a levantar una alternativa consecuente de izquierdas que enfrente en las calles las políticas del PNV y la patronal. Sin embargo, esta abstención de EH Bildu desarma a la clase obrera y a la juventud abertzale. 

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La masiva manifestación convocada por EH Bildu en Bilbo, que congregó a más de 60.000 personas, ha vuelto a poner en evidencia el potencial de cara a levantar una alternativa consecuente de izquierdas.

Este aval a los Presupuesto tiene un claro objetivo, tratar de garantizar la paz social en Euskal Herria a toda costa. En un contexto de luchas y huelgas obreras radicalizadas, como la de Tubacex, de coordinación entre distintos Comités de Empresa para hacer frente a la ofensiva patronal, y con ELA y LAB, la mayoría sindical vasca, amenazando con la convocatoria de una huelga general, este es un punto crucial para el PNV. Ahora, tras el aval de EH Bildu a los Presupuestos, y a pesar de la dura crítica a los mismos por parte de ELA y LAB, sí parece que la huelga general ha quedado postergada sine die.

El acuerdo con el PNV mantiene en toda su esencia sus políticas de recortes y privatizaciones, garantizando plenamente los intereses de la patronal. Una parte son meras promesas vacías, como el “compromiso” del Gobierno Vasco de “fomentar un SMI en convenios colectivos que sea proporcional a la renta media” de la CAV, o “un sistema de control de precios del alquiler privado” cuando “la futura normativa estatal en materia de regulación de precios lo permita”. Normativa que no entrará en vigor hasta la próxima legislatura. La única medida tangible es elaborar “un informe sobre posibles medidas fiscales para contener los precios del alquiler”. ¿Elaborar este informe transformará los presupuestos en “mejores para la gente”?

Las medidas que suponen partidas presupuestarias no esta claro que vayan a beneficiar a la clase trabajadora y la juventud. El incremento del I+D+I en un 12%, aprovechando la lluvia de millones de los fondos europeos, beneficiará a las grandes empresas, que se llevarán la parte del león. El incremento de 30 millones para la Osakidetza (Servicio Vasco de Salud) no se especifica si acabará en manos privadas o públicas, en una Comunidad donde los conciertos y el gasto en provisión privada representan el 33% del gasto total de la sanidad pública (los conciertos un 6,5%). Finalmente, los 4 millones destinados a Ayudas de Emergencia Social, que cubrirán las subidas exponenciales de la luz o el gas, o los 4 millones para atender a personas sin hogar en 2022, representan un 0,03% de un Presupuesto de más de 13.000 millones de euros.

Y lo mismo podemos decir respecto a las supuestas concesiones arrancadas al Gobierno PSOE-UP para apoyar los PGE: suspensión de los desahucios para hogares vulnerables, que ya no se cumplía, y que habrá que esperar a la futura Ley de Vivienda; 25 millones para las víctimas del amianto y la emisión de la ETB en Navarra. ¿Qué es exactamente lo que se ha convertido en permanente? ¡Basta ya de propaganda vacía!                            

¿Una política “posibilista, pragmática e incluso conservadora”?

Esta deriva se ha reflejado en el terreno ideológico en el tercer Congreso de Sortu. La ponencia oficial “Herrigaia”, insiste en la necesidad de “dar un salto en el proceso de liberación nacional”, señalando que el capitalismo “produce históricamente y de forma permanente crisis económicas”, y que hay que tener como objetivo estratégico construir “una república vasca que acabe con toda explotación y opresión”.

Sin embargo, a medida que avanza el documento, los objetivos estratégicos, la lucha contra el capitalismo y por una Euskal Herria socialista, quedan relegados para un futuro incierto: “El proceso de liberación puede representarse como un proceso de dos carriles. Uno de los carriles tiene que ver con la batalla política inmediata; con la batalla mediática, electoral e institucional; con una batalla que, en gran medida, tiene que ceñirse/limitarse a lo que es posible aquí y ahora y, en ese sentido, es posibilista, pragmática e incluso conservadora.”

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En el documento "Herrigaia", los objetivos estratégicos, la lucha contra el capitalismo y por una Euskal Herria socialista, quedan relegados para un futuro incierto.

Una batalla que requiere penetrar “en todos los ámbitos sociales, especialmente en los núcleos de poder”, incluyendo “asociaciones vecinales, asociaciones de padres y madres, cámaras de comercio, directivas de equipos deportivos, sindicatos, asociaciones empresariales, administración pública, cuerpos policiales, consejos rectores de universidades…”

Pero esa perspectiva “conservadora” que busca el aplauso y la comprensión de los capitalistas y de la institucionalidad burguesa, no solo no nos acerca a la lucha por una “una república vasca que acabe con toda explotación y opresión”, sino que nos aleja de ella. Así lo ha demostrado crudamente la experiencia de las nuevas formaciones de la izquierda reformista, desde de Unidas Podemos o Syriza hasta Corbyn y Sanders en Gran Bretaña y EE.UU. Su abandono de la lucha en las calles para centrarse exclusivamente en la actividad parlamentaria e institucional, y su renuncia al “sí se puede” y a aplicar medidas anticapitalistas contra la banca y los grandes monopolios, las han sumido en una profunda crisis contribuyendo a asfaltar el terreno para la demagogia social populista de la extrema derecha.

Es cierto que el documento señala que la lucha institucional y la lucha de masas son igual de importantes. Sin embargo, la cuestión es concreta. ¿Los acuerdos y las políticas en las instituciones deben primar sobre la estrategia de movilización y lucha, o deben supeditarse a dicha estrategia y estar a su servicio? La posición de EH Bildu, y de Sortu, con los Presupuestos, ha puesto en evidencia lo primero. Si fuera al revés, EH Bildu y Sortu, hubieran primado impulsar y organizar la huelga general en Euskal Herria contra el PNV y sus políticas reaccionarias de derechas.

El documento menciona repetidamente la necesidad de “acumular y articular fuerzas”. Pero, ¿cómo se cambia la correlación de fuerzas para que sea más favorable? ¿Llegando acuerdos con los “núcleos de poder”, con las “asociaciones empresariales”? ¿Adoptando una política “posibilista” y “conservadora”? ¿U organizando una lucha consecuente contra los recortes, las privatizaciones, los despidos, los EREs y la precariedad laboral? En esta época de crisis y decadencia capitalista, de una lucha de clases cada vez más feroz, solo la lucha en las calles con un programa revolucionario, puede torcer el brazo de esa ínfima minoría de plutócratas que rigen los destinos de la sociedad.    

La experiencia catalana y la lucha por la independencia

La crisis revolucionaria que se abrió en Catalunya a raíz del 1 de octubre supuso el mayor desafío para el régimen del 78 de su historia. Por eso mismo, se encontró enfrente con la clase dominante, no solo del Estado español, sino de Catalunya, de Euskadi, y de la Unión Europea. Una vez que olieron la acción revolucionaria de las masas, actuaron concertadamente, como siempre han hecho, para aplastarla.

La represión salvaje del aparato del Estado no pudo impedir ni la celebración del referéndum, ni la proclamación de la República. La clase dominante catalana, La Caixa, Banco Sabadell, Grifolls…, organizó una fuga de capitales y amenazó con el caos económico. Y para ello contaron, tanto ellos, como el Gobierno español, con plena implicación del PNV y de la oligarquía vasca, que asistían aterrados a estos acontecimientos.

La propia ponencia de Herrigaia dice que “en la creación de la izquierda abertzale establecimos que la lucha nacional y la lucha de clases eran dos caras de la misma moneda”, sin embargo, más abajo señala: “Para que la vía unilateral sea reconocida y legitimada internacionalmente deben cumplirse unos requisitos mínimos: que el proceso sea pacífico y democrático, que esté basado en mayorías, que esté ubicado en las instituciones actuales y que muestre una y otra vez voluntad de acuerdo.” ¿Es que acaso no se cumplieron todos estos requisitos en Catalunya? ¿Permitió eso algún tipo de reconocimiento internacional?

La ausencia de cualquier mención a la lucha de clases, es decir, la necesidad de un planteamiento anticapitalista, socialista, como un requisito central de cara lograr la autodeterminación y la independencia, resulta muy sintomática.

El problema en Catalunya no fue la correlación de fuerzas, que resultó tan favorable que la clase dominante y el Estado asistieron impotentes ante los acontecimientos. El problema fue la subordinación al programa de la derecha catalana, buscando una complicidad entre sectores de los capitalistas catalanes que nunca llegó. Fruto de ello, se renunció a implementar la República sobre la base de un programa político que vinculara la liberación nacional con la liberación social, la lucha por la República con la lucha contra el capitalismo.

Eso habría permitido atraer a los sectores de la clase obrera reticentes con la derecha catalanista, identificando la República catalana con el fin de los desahucios y la austeridad, con la lucha contra la precariedad laboral, los bajos salarios y los despidos, o con la expropiación de la banca y las grandes empresas para utilizar sus ingentes recursos en beneficio de la mayoría. Tal y como ya señaló Lenin, la cuestión nacional es en el fondo una cuestión de pan.

Necesitamos un programa socialista, internacionalista y de independencia de clase.

En el Congreso de Sortu se presentó una enmienda a la totalidad, “Lurrari lotuz”, que advierte sobre el peligro de situar “la totalidad del proceso en la gestión del marco institucional” y añade que “la continua búsqueda de acuerdos políticos con el PNV en la CAV y con Geroa Bai en Nafarroa ha condicionado de arriba abajo tanto la línea política de EH-Bildu como la capacidad transformadora de la Izquierda Abertzale.” La enmienda también afirma, correctamente, que “mientras dure el 'régimen del 78' no habrá ningún proceso de democratización en el Estado Español”. De los 7.936 militantes con derecho a voto, la ponencia oficial se impuso con 2.948, la enmienda “Lurrari lotuz” obtuvo 919, un 22% de los votos emitidos, y 297 votaron en blanco.

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No es cierto que el problema sea una correlación de fuerzas desfavorable. Las históricas movilizaciones del último periodo e incluso los resultados electorales de EH Bildu, demuestran el enorme potencial que existe

El propio debate interno refleja el ambiente cada vez más crítico entre la base de la Izquierda Abertzale, y especialmente entre la juventud, tal y como se ha visto con la conformación de la Coordinadora Socialista Juvenil (GKS) que está reivindicando abiertamente la necesidad de defender un programa comunista. Esta sed de ideas anticapitalistas y comunistas, de una genuina alternativa revolucionaria, conecta con la dura experiencia que estamos padeciendo las y los jóvenes y los trabajadores bajo este sistema.

No es cierto que el problema sea una correlación de fuerzas desfavorable. Las históricas movilizaciones de pensionistas, del movimiento feminista, de la juventud, las luchas y huelgas de la clase obrera vasca durante el último año, destacando la de Tubacex, -que se enfrentan directamente contra los ataques y la represión del PNV-, e incluso los resultados electorales de EH Bildu, demuestran el enorme potencial que existe y cómo la conciencia avanza a pesar de las dificultades que imponen los dirigentes de las organizaciones reformistas con sus planteamientos “conservadores”.  

Para organizar ese potencial necesitamos dotarnos de un programa revolucionario socialista, de independencia de clase e internacionalista, y llevarlo a la práctica confiando en nuestras propias fuerzas, en la organización de la juventud y la clase obrera, y no en los pactos institucionales y las alianzas con partidos de la patronal como el PNV. Esa es la tarea en la que estamos implicados los militantes de Ezker Iraultzaileko.

¡Únete a nosotros! ¡Únete a los comunistas revolucionarios!


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