Es evidente que la lucha de clases se pone cada vez más seria. El cuestionamiento de las instituciones sobre las que se sustenta el sistema capitalista: la justicia, el Parlamento, la policía... se extiende al igual que el giro y la radicalidad hacia la izquierda de amplios sectores de la clase obrera y la juventud.
Al mismo tiempo, el avance de los discursos de la extrema derecha, de esas formaciones cada vez más fascistoides, se concreta en una internacional reaccionaria que centra una parte muy importante de su discurso en atacar los derechos de las mujeres trabajadoras. Trump, Abascal, Milei, Meloni, Ayuso, nos odian y nos odian por lo que ha significado y sigue representando el movimiento por la emancipación de la mujer trabajadora.
Cada 8 de marzo demostramos la profundidad de las raíces de lo que hemos construido y levantado. Mujeres que desde niñas han experimentado la humillación, el abuso, la violencia, la explotación, nos estamos rebelando en todo el mundo. El surgimiento del movimiento feminista combativo no nos hizo descubrir nuestra opresión, la sufrimos todos los días desde que tenemos memoria, pero sí nos ha permitido encontrar el camino para nuestra emancipación.
Este movimiento es un acontecimiento histórico que supone una ruptura con el pasado en el Estado español, al igual que en muchos otros lugares del mundo. Desde Estados Unidos, a América Latina, cientos de miles de mujeres, trabajadoras y jóvenes protagonizamos un movimiento imponente. Ahora, con el avance de estos machirulos con carné de extrema derecha, nos pretenden hacer retroceder de nuevo.
En programas televisivos, en mítines, en las redes sociales, escupen su odio de clase más misógino y reaccionario contra nuestro movimiento. Es importante entender el por qué, lo que hemos conseguido, analizar los diferentes debates que surgen dentro del movimiento feminista. Y siempre, siempre, siempre, mantener una posición de clase revolucionaria y combativa. Para hablar de todo esto hoy tenemos en el podcast a Marina Mata, Carla Torres y Pilar Úbeda.