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El 24 de enero Pedro Sánchez visitó las instalaciones de Navantia-Ferrol en plena campaña para las elecciones gallegas del próximo 18F. El motivo de la visita, la tercera en menos de dos años, fue anunciar la construcción de un nuevo buque en el astillero ferrolano con la consiguiente carga de trabajo y empleo para los próximos años.

Todo estaba preparado para hacerse la foto de campaña, buscando involucrar a los representantes sindicales en una falsa imagen de que en Navantia todo está estupendo y todo son buenas noticias para la plantilla.

Desde CGT somos claros: las y los trabajadores somos los primeros interesados en echar al PP de la Xunta y poner fin a quince años de ataques a nuestros derechos y condiciones de vida. Pero lo cierto es que la gestión de Navantia por parte del PSOE es indistinguible de la realizada por el PP. Y estos “golpes de efecto” —siempre en contexto electoral— tienen un recorrido muy corto, tanto para cerrar el paso a la derecha como, sobre todo, para que la realidad precaria de miles de trabajadores cambie en algo sustancial.

El comité de empresa convocó una concentración en la que participamos 500 trabajadores con el objetivo de que se escucharan nuestras necesidades y reivindicaciones. Durante la reunión entre el comité de empresa y Pedro Sánchez, todos los participantes (CCOO, CIG, UGT, MAS) excepto la CGT se limitaron a agradecer la construcción del buque y pedir más carga de trabajo, inversiones y puestos de trabajo, “pasando por alto” la denuncia de las condiciones en que desarrollamos nuestro trabajo. La CGT aprovechamos la oportunidad para denunciar las siguientes cuestiones:

• Previamente se había solicitado que pudiesen participar representantes de la industria auxiliar en la reunión, a lo cual se negaron. Le trasladamos que nos parecía incomprensible este comportamiento por parte del presidente de un Gobierno “progresista”, y que es la continuación de la discriminación cotidiana que existe con las plantillas de las auxiliares, como la CGT venimos denunciando. Y que tampoco nos parecía de recibo que pasase con el coche oficial por delante de una concentración de 500 trabajadores y ni se dignase a bajar a hablar con nosotros y escuchar cuáles son los problemas de los y las trabajadoras de la empresa, más aun siendo Navantia de titularidad pública.

• Le explicamos, otra vez, el empobrecimiento y el aumento de la explotación laboral que los trabajadores de las auxiliares y la principal venimos sufriendo en las últimas décadas, de la mano de la privatización encubierta provocada por el modelo de subcontratación masiva que tanto PSOE como PP han impulsado. De hecho, la dirección de la empresa pública, cuya gestión es idéntica de la del PP, se salta sentencias judiciales que la condenan por prestamismo laboral, pone todas las trabas a la aplicación del derecho de subrogación, que tanto ha costado conseguir, o deja fuera a una aspirante a trabajar en Navantia “por estar sobradamente preparada”.

•  Como en visitas anteriores, le recordamos dos cuestiones que deberían marcar la diferencia entre un Gobierno de izquierdas y uno del PP. Por un lado, la aplicación de coeficientes reductores a sectores especialmente penosos como el naval y, por otro, la necesidad de que el Gobierno abandone su servilismo ante el imperialismo norteamericano y rompa de una vez en los hechos con el Estado sionista, que retire los buques de la armada de las flotillas de la OTAN que apoyan a Israel y ponga fin a todas las relaciones diplomáticas, militares y comerciales con Israel. Los lamentos y las palabras de consternación mientras se mantienen estas relaciones solo pueden calificarse como hipocresía y complicidad con el genocidio.

Cuando las políticas aplicadas por Gobiernos “progresistas” no sirven para cambiar radicalmente la vida de la clase obrera y son fácilmente intercambiables, se asfalta el camino a la derecha. Por eso es importante hablar dentro de Navantia de más cosas que la carga de trabajo, y no dejarse deslumbrar por el anuncio estrella de turno. Hay que defender nuestras condiciones laborales y arrancar derechos. Para eso es imprescindible la organización y la lucha. Eso es lo que desde la CGT hacemos y vamos a seguir haciendo.


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