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Desde abajo, contra Ayuso y la burocracia sindical

La semana pasada miles de profesores en la educación pública madrileña, hasta un tercio de la plantilla, secundaron la huelga de tres días impulsada por CGT, STEM, CNT y el colectivo de docentes “Menos lectivas”. La razón, exigir que se reviertan los duros recortes impuestos desde 2011 por el PP y que implicaron el despido de miles de docentes, que se reduzcan las horas lectivas a 23 en primaria y a 18 en secundaria, y las ratios por clase para atender adecuadamente a los alumnos, incluidas las aulas TEA.

Tal y como explican los sindicatos y colectivos convocantes, esta no es una lucha únicamente del profesorado, sino del conjunto de la comunidad educativa, de las madres y padres, de los estudiantes, de la clase obrera madrileña que desde hace años se enfrentan a la estrategia de Díaz Ayuso y el PP por destruir por completo la educación pública. Una estrategia que tiene grandes beneficiarios: la educación privada y concertada, la Iglesia católica, o las academias privadas de FP.

Pero lo más significativo de esta huelga es que ha supuesto un auténtico desafío contra una burocracia sindical que domina la mesa sectorial y solo sabe charlotear con el Gobierno de Díaz Ayuso mientras la educación pública se degrada cada vez más. Una huelga que ha sido un duro varapalo a la dirección de CCOO, mayoritaria en el sector con 70 delegados, y que se ha opuesto activamente a esta lucha con argumentos injustificables y peregrinos. De hecho, los convocantes de la huelga tan solo tenían 7 delegados (CGT), de 209, y el 8,9% de los votos en las últimas elecciones sindicales de 2022.

Una huelga combativa, democrática y asamblearia. ¡Así sí se lucha!

A pesar de ello, CGT, STEM, CNT y “Menos Lectivas”, junto a cientos de profesoras y profesores, muchos de ellos muy jóvenes, y de activistas de la Marea Verde, comenzaron desde comienzo de año a organizar la huelga desde abajo, mediante asambleas por zonas y barrios, construyendo comités de huelga centro a centro, organizando los tres días de huelga rotativamente, de cara a animar a aquellos que no podían parar los tres días, explicando pacientemente, y preparando un plan de batalla que les pusiera en el punto de mira de la opinión pública. ¡Y vaya si lo han conseguido!

El primer día, 27 de febrero, cerca de 150 institutos en toda la Comunidad de Madrid, especialmente en zonas obreras como Vallecas, Carabanchel o la Zona Sur de Madrid (Leganés, Getafe, Móstoles, etc.), amanecían con nutridos piquetes en sus puertas. Cerca de 5.000 docentes participaban en los paros, concentrándose frente a la Asamblea de la Comunidad de Madrid para denunciar a Ayuso y a sus secuaces. Por la tarde, una marea verde de más de 10.000 personas ocupaba el centro de Madrid demostrando la fuerza del movimiento. Y todo esto a pesar de los servicios mínimos completamente abusivos impuestos por la Comunidad de Madrid, del 50%.

La organización de asambleas democráticas, contando con la participación de todas y todos los docentes, y un discurso combativo de clase con reivindicaciones claras y precisas, como ocurrió cuando surgió la Marea Verde, permitieron vencer las dificultades y dar un buen golpe encima de la mesa.

Y una de ellas, muy importante, fue superar el boicot activo de los sindicatos mayoritarios, tanto los corporativos de derechas, como ANPE y CSIF, como UGT, y lo que es peor, CCOO. De hecho, según han denunciado tanto los convocantes como muchos docentes, dirigentes de la Federación de Enseñanza de CCOO fueron muy activos en dicho boicot, desinformando, mintiendo, señalando incluso que ya se había firmado un acuerdo, y enfrentándose incluso a algunos de sus propios delegados, que sí decidieron discutir e impulsar la huelga. A pesar de este comportamiento esquirol, los sindicatos y colectivos convocantes muy correctamente no dejaron de hacer llamamientos a CCOO y UGT, y sobre todo a sus afiliados, para que se unieran a la convocatoria

Díaz Ayuso y el PP están destruyendo la educación pública madrileña, pero sí lo han podido hacer es gracias al papel de los que con puño de hierro dirigen el aparato del sindicato de Enseñanza de CCOO en Madrid, que llevan años sin movilizar seriamente, pasteleando con el Gobierno de la Comunidad de Madrid y haciendo la vista gorda a todos sus ataques a cambio de financiación para sus liberados y la vida tranquila de los despachos.

Por supuesto Isabel Díaz Ayuso también se beneficia de la inacción y pasividad del Gobierno de Pedro Sánchez y del  Ministerio de Educación del PSOE que, tal y como han señalado los convocantes, siguen sin mover un dedo para poner freno a la privatización y defender la educación pública madrileña.

Un paso muy importante de cara a levantar una alternativa sindical de combate

Esta huelga es una importante lección de cómo se lucha y cómo se rompe el impasse a que nos quieren condenar los dirigentes de CCOO y UGT. Esta batalla, igual que la que se ha vivido en la sanidad madrileña, también al margen de CCOO, UGT y los sindicatos mayoritarios de la Mesa sectorial, marca el camino que debemos seguir todos aquellos que desde el sindicalismo de clase queremos romper con una paz social que nos condena.

Tras el éxito de la huelga educativa, el paso ahora es convertir toda la fuerza  desplegada en organización, fortaleciendo las asambleas, constituyendo comités de lucha en cada colegio o instituto, confluyendo con las y los estudiantes, que nos dieron su apoyo a través del Sindicato de Estudiantes, con las AMPAs, y también con la sanidad pública, en pie de guerra desde hace meses.

Una organización fortalecida para dar continuidad a la batalla, con una nueva jornada de huelga general de toda la comunidad educativa pública madrileña antes de que finalice el curso, y que busque la confluencia con los compañeros y compañeras de la sanidad.

Tenemos fuerza para hacerlo. Tenemos fuerza para derrotar a Ayuso y al PP. Pero dependemos de nosotras mismas, de nuestra capacidad de organización, y de construir una dirección de combate alternativa que no suplique migajas sino que luche por una educación pública, de calidad, laica y gratuita.


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