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Trece días de huelga en el metal gaditano. Trece jornadas de una lucha colectiva que ha ganado el apoyo y la solidaridad del pueblo de Cádiz y de toda la clase obrera del Estado español. Una batalla de piquetes masivos enfrentando una represión policial salvaje, y de manifestaciones multitudinarias como no se recuerdan desde hace mucho tiempo.

Trece días de huelga en el metal gaditano. Trece jornadas de una lucha colectiva que ha ganado el apoyo y la solidaridad del pueblo de Cádiz y de toda la clase obrera del Estado español. 

En estos trece días hemos aprendido muchísimo. En primer lugar, que cuando los trabajadores nos ponemos en marcha podemos cambiarlo todo.

Como muchos ya preveíamos la dirección de UGT nos vendió a la segunda jornada de huelga, sin aparecer por ningún piquete ni por ninguna asamblea, sin haber informado de nada. Firmaron un acuerdo miserable que en realidad era un cheque en blanco para la patronal. Como siempre hacen estos personajes, completamente alejados del sentir de los trabajadores y sus familias, y que viven cómodamente de los privilegios que les reporta esa paz social que tanto veneran, pensaban que cerrarían el conflicto sin más.

Pero no fue así. Los mayordomos de los empresarios no calcularon bien, no entendieron la rabia acumulada tras años de retrocesos, bajos salarios, precariedad y accidentes en los tajos que se han llevado la vida de muchos compañeros.

Y la respuesta fue tremenda: en asambleas multitudinarias votamos NO al preacuerdo y Sí a un convenio digno. Y no nos quedamos ahí: organizamos dos manifestaciones con miles de compañeros y compañeras, de familias y jóvenes, el miércoles 25 de junio en Cádiz y el lunes 30 en Puerto Real. Quien participó en estas manifestaciones sabe muy bien de lo que estamos hablando: la determinación y la fuerza eran desbordantes.

En estos trece días de huelga nos hemos enfrentado a una santa alianza entre empresarios, “sindicalistas” de moqueta que son la voz de su amo, y medios de comunicación que han silenciado nuestra lucha. Han utilizado a fondo a sus piquetes armados, esa policía que desahucia, que reprime a los que luchan, que fabrica burdos montajes para encarcelar a sindicalistas y jóvenes antifascistas. Pero sus porrazos, sus pelotas de goma, sus palizas y sus detenciones se han estrellado contra nuestro muro.

Los jóvenes del Sindicato de Estudiantes desde el minuto uno apoyando la lucha de los obreros del metal. 

En esta alianza también han jugado un papel destacado el PP de la Junta de Andalucía, siempre al lado de la patronal, y lamentablemente este Gobierno PSOE-Sumar que se dice muy progresista, pero que ha avalado este acuerdo miserable que hemos rechazado mayoritariamente los trabajadores, y que nos envía a los antidisturbios para darnos de palos. Su “antifascismo” de postureo ha quedado al descubierto en la huelga del metal como en otros muchos asuntos.

Pero una cosa nos ha quedado muy clara: en estos trece días de acción colectiva nos hemos reconocido como clase y hemos dejado de ser materia prima para la explotación. A través de la organización, de la democracia obrera de las asambleas, de los choques con la represión, de las maniobras de esa burocracia que dirige UGT y CCOO dando la espalda a sus afiliados y al conjunto de los trabajadores, nuestra conciencia ha dado un paso de gigante y comprendemos mejor que la lucha sindical es parte de otra más amplia para acabar con la opresión capitalista. Esta es una escuela impagable, y es aquí, en el terreno concreto de la lucha de clases, donde los revolucionarios también se prueban.

Hoy lunes 7 de julio hemos decidido que volvemos al trabajo después de trece días de una huelga que ha escrito una página memorable en la historia del movimiento obrero. Una huelga que marca un antes y un después, que nos llena de dignidad, y que nos permite volver al tajo con la CABEZA MUY ALTA. Sí, hemos dejado de ingresar una parte de nuestro salario, pero hemos impedido algunas barbaridades que querían imponernos, como ese contrato para jóvenes con el 75% del salario y que era una amenaza para todos.

Todavía no hemos logrado un convenio digno. Pero aquí no acaba la cosa. La lucha va a ser larga y no aceptaremos ninguna mordaza. Van listos si piensan que han logrado la paz social para que los empresarios se llenen los bolsillos a costa de degradar nuestras condiciones de trabajo.

Volvemos determinados a dar la siguiente pelea: desalojar de los comités de empresa a todos los esquiroles y burócratas que en lugar de ponerse al lado de sus compañeros se han colocado junto a la patronal, y para que en todas las plantillas consigamos representantes de los trabajadores dignos de tal nombre, que defiendan y pongan en práctica un sindicalismo de clase de verdad, combativo y asambleario. Como hemos señalado en muchas intervenciones, tanto la CTM como CGT son solo un instrumento, un medio para avanzar en derechos y reivindicaciones.

Y volvemos denunciando alto y claro la brutal represión que hemos sufrido, que ha supuesto decenas de compañeros heridos y más de 25 detenidos, y que a día de hoy se sigue manteniendo, con la policía del ministro Marlaska entrando en las barriadas de Puerto Real y de otras localidades para detener arbitrariamente a nuestros compañeros. Exigimos el fin de la brutalidad policial, la libertad inmediata de todos los detenidos, y el sobreseimiento de todos los procesos judiciales abiertos.

Jamás vamos a olvidar las lecciones de esta huelga. Estamos orgullosos de lo que hemos hecho y creemos que nuestros padres y abuelos, que tanto nos enseñaron, también lo estarían. No les hemos fallado ni a ellos, ni a nuestra clase.

¡Viva la lucha del metal! ¡Adelante compañeros y compañeras!

Todas las crónicas y materiales que hemos publicado durante la huelga del metal de Cádiz

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