El curso político comienza con el inicio de la “mesa de diálogo” entre el Govern ERC-Junts y el Gobierno central. Pedro Sánchez ha dejado claro que en esta discusión estará excluido el derecho de autodeterminación. Por su parte ANC y la CUP han convocado movilizaciones para la Diada y durante el fin de semana del 1 al 3 de octubre, exigiendo cumplir continuar la lucha por la república catalana y la independencia.

Aunque el Gobierno PSOE-UP se reafirma en discutir únicamente lo que resulte aceptable para el régimen del 78, los dirigentes de ERC y Junts continúan blanqueando este “diálogo- farsa” como un eje central de su estrategia: hablan de “independencia”, “república” y “mandato del 1-O” pero tras este velo demagógico hacen todo lo posible por alejar del tablero político lo que estas palabras significan para los millones que nos movilizamos para hacerlas realidad. Pretenden acabar definitivamente con la lucha de masas en las calles y recuperar la vía del autonomismo y la negociación.

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Una parte de la clase dominante ha comprendido que apagar la potente movilización por la república resulta indispensable para aplicar su agenda. Apostar sólo por la represión es una fuente permanente de inestabilidad.

El Govern aplica las políticas que exigen la burguesía catalana y española

Los capitalistas catalanes, enemigos directos de la movilización de masas, apoyan totalmente este plan. Además de enterrar la lucha por la república, esperan beneficios contantes y sonantes, obteniendo más competencias para gestionar los millones de euros públicos del llamado “Plan de recuperación” de Sánchez y los fondos europeos.

Los indultos fueron una concesión arracada por la movilización. No obedecían a la buena voluntad de  Sánchez ni la “habilidad negociadora” de ERC. La decisión de aceptarlos se enmarca en la estrategia de garantizar estabilidad y paz social, de la que el Gobierno Central y la patronal esperan beneficiarse. Una parte de la clase dominante ha comprendido que apagar la potente movilización por la república resulta indispensable para aplicar su agenda y que apostar sólo por la represión ha resultado un callejón sin salida y una fuente permanente de inestabilidad.

El Gobierno central y el Govern  hablan de diálogo, pero la vía represiva sigue abierta. Los indultos están condicionados a que ERC y Junts cumplan su compromiso de frenar la lucha por la república. Además, la persecución política contra el independentismo continúa, con  los 3.500 activistas independentistas represaliados, las recientes farsas judiciales contra Marcel Vivet o Robert Llach o la decisión de la Fiscalía de la Audiencia Nacional de acusar de terrorismo a 9 miembros de CDR detenidos en septiembre de 2019.

Esto no impide la total sintonía del Govern con el Gobierno central para establecer acuerdos en beneficio de los grandes propietarios. Un excelente ejemplo es el acuerdo para la ampliación del Aeropuerto del Prat. Esta decisión ha sido exigida por la patronal, que se frota las manos calculando el dinero que llenará sus bolsillos. El desastre ecológico que supondrá ha provocado la indignación de centenares de miles de personas en Catalunya.

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Pedro Sánchez ha afirmado que en la "mesa de diálogo" no se hablará ni de autodeterminación ni de amnistía, pero ERC y Junts blanquean esta farsa. Pretenden acabar con la lucha de masas en las calles y recuperar el autonomismo y la negociación.

Desnudar el carácter de las políticas del Govern con un programa de clase y anticapitalista

El mensaje que el movimiento envió mediante las urnas el pasado 14F – logrando el mayor apoyo al independentismo, y dentro de éste a ERC - fue claro: continuar la lucha por la república aplicando políticas de izquierda. Pero ERC no sólo está manteniendo los recortes sociales y medidas privatizadoras que apoyaron en el Govern liderado por Torra. Ahora además colaboran firmemente desde la presidencia con Junts en implementar políticas sociales todavía más derechistas

Conscientes del  ambiente cada vez más crítico con sus políticas, ERC y Junts siguen alimentando una impostada  confrontación  acusándose demagógicamente de renunciar al mandato del 1-O. Pero durante los últimos años han mostrado su disposición a frenar e incluso reprimir la movilización en las calles cada vez que esta amenazaba con superarles.

Para desactivar la crítica de las bases del movimiento de liberación nacional, quieren implicar a la CUP en sus políticas capitalistas y de desmovilización. Aunque los dirigentes de ERC están incumpliendo todos los puntos mínimamente progresistas del acuerdo con la CUP, ahora piden a esta que apoye unos presupuestos profundamente antisociales.

Si la CUP entra en ese juego recorrerá la misma senda decadente que UP tras supeditarse al PSOE. La CUP debe romper con la colaboración de clases y el seguidismo a ERC o Junts, desnudando así el carácter de sus políticas a favor de la patronal, y levantar una alternativa revolucionaria en los movimientos sociales, las bases de los sindicatos, el movimiento de liberación  nacional y las luchas obreras.

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Los dirigentes de ERC desoyen los resultados del 14-F: en vez de continuar la lucha por la república con políticas de izquierdas, aplican con Junts medidas derechistas e incumplen los puntos mínimamente progresistas del acuerdo con la CUP.

Dar apoyo a las movilizaciones que se están produciendo (ampliación del aeropuerto, tarifazo eléctrico, desahucios, reforma de las pensiones, recortes, etc.) no es suficiente. Hay que unificarlas,  vinculándolas a la lucha por el derecho de autodeterminación y por la república catalana socialista. Solo un programa de clase, socialista, puede acabar con  la dictadura de los empresarios, la oligarquía y el régimen del 78. No lograremos este objetivo con los defensores del sistema, de la mano de la derecha independentista, ni generando ningún tipo de expectativa en la demagogia de una  dirección de ERC entregada  a la estrategia de Sánchez y los empresarios catalanes y españoles.

Construir una Izquierda Revolucionaria que luche por la república socialista catalana

Es falso que no haya base social o fuerza suficiente para avanzar hacia la república. Los continuos jarros de agua fría de los dirigentes de ERC y Junts tienen un claro efecto desmovilizador. Pero la represión del Estado y la crisis del capitalismo empujarán nuevamente a las masas a la lucha. El saldo de estos años de movilización en Catalunya y las maniobras de la clase dominante para descarrilarla se deben precisamente al enorme apoyo a la república catalana, el profundo rechazo al régimen del 78 y crecimiento del ala izquierda dentro del movimiento de liberación nacional.

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Necesitamos construir una izquierda revolucionaria que defienda sin arrugarse y con la lucha en las calles el único programa capaz de conquistar la república por la que luchamos: el programa del socialismo.

Para hacer efectiva toda esa fuerza, necesitamos construir una izquierda revolucionaria que defienda sin arrugarse el único programa capaz de conquistar la república por la que hemos luchado: una república que nacionalice la banca, las eléctricas y las grandes empresas bajo control de los trabajadores y trabajadoras para planificar democráticamente la economía, frenando la catástrofe económica, social y ecológica a la que nos condena el capitalismo.  El programa del socialismo es el único que puede eliminar todas las formas de opresión: el racismo, el machismo, la LGTBIfobia y, por supuesto, la opresión nacional.

Para tumbar el régimen capitalista del 78, debemos construir una dirección que unifique a los oprimidos mediante la defensa de la república catalana socialista. Esta lucha entusiasmaría y movilizaría al conjunto de la clase obrera y el pueblo de Catalunya y ganaría el apoyo de millones de jóvenes y trabajadores de Europa y el Estado español.

¡Únete a Esquerra Revolucionària para luchar por ella!

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