catalunya18enerocontra_recortesEn la entrada del IES Pau Vila de Sabadell, un gran cartel muestra la indignación de los profesores del centro con el recorte en la nómina de diciembre. El govern ens roba (el gobierno nos roba) es el lema. Claro y conciso. Es una muestra más, como muchas otras, del cabreo de los empleados públicos: de las escuelas a los hospitales y los centros de salud, de los bomberos a los funcionarios de prisiones…

 

El gobierno de CiU ha encendido los ánimos del personal al posponer la paga extra, pero no el descuento en nómina del IRPF de la paga. ¡De una paga todavía no cobrada! Así, decenas de miles de trabajadores del sector público se han encontrado con una nómina de diciembre sin paga extra y rebajada en 500 euros de media. Y esto en medio del anuncio del recorte de 625 millones de euros para el 2012, que el ejecutivo de Artur Mas pretende cargar a los salarios de los empleados públicos y a la supresión de puestos de trabajo. El president mismo tuvo que salir a pedir disculpas por la accidentada nómina de diciembre. Pero lo acontecido a finales del 2011 es bastante revelador del desprecio del “gobierno amigo de los empresarios” por los empleados públicos y sus condiciones laborales.
En la batería de medidas para el presupuesto de 2012, se pretende recortar los salarios en torno a un 5% y toda una serie de beneficios sociales: complemento al 100% de la baja por enfermedad; supresión de días a disposición del trabajador; recortes en formación; supresión del cheque comedor y otras ayudas; aumento de la jornada en los sectores que tenían establecida la jornada semanal de 35 horas… Todo esto además de los miles de trabajadores interinos y contratados que se van a despedir y que ya han sido despedidos. CiU y PP han presentado estas medidas como completamente necesarias dentro del plan de ajuste. Pero incluso más allá de cuadrar los números del presupuesto sobre los trabajadores del sector público, esta ofensiva contra los derechos laborales de los empleados públicos es una puya clavada contra el conjunto del movimiento obrero. Todos los retrocesos en derechos laborales en el sector público serán un estímulo para más ataques de los empresarios a las condiciones laborales de todos. Sólo unos días después de anunciar el govern el aplazamiento de la paga extra de diciembre, la patronal reclamaba que también ellos pudieran hacer lo mismo, aunque incumplieran de este modo los convenios, con sólo alegar “problemas de tesorería”.

Presupuestos 2012: restrictivos e injustos como los de 2011

El gobierno de CiU ha querido transmitir la idea de que el proyecto de presupuesto del 2012 es menos restrictivo que el de 2011, porque el gasto se recorta sólo en un 0,7%. En realidad, si se incluyen en el gasto total las partidas con financiación finalista (procedente del Estado o de la UE), el recorte es de un 8,9%. El gasto en Salud y Educación, por ejemplo, cae un 5%, básicamente por el recorte salarial. En cambio, la partida que más sube, un 33%, es la del pago de los intereses de la deuda. En números absolutos, de 1.500 millones de euros se pasa a 2.000 millones.
De los 2.000 millones de nuevos ingresos que el gobierno CiU prevé en el presupuesto para el 2012, 180 salen de aumentar el impuesto sobre los carburantes, 100 del copago sanitario (un euro por medicamento, sin distinción de renta ni de situación médica; además no se excluye del pago a los enfermos crónicos), otros tantos millones del aumento de las tarifas del transporte público, del incremento de las tasas universitarias, etc. Otra vez, antes por la vía de los recortes de gasto, ahora por la de los impuestos injustos, pagamos los trabajadores. En cambio, el impuesto de patrimonio, que se dejó de pagar en el 2008, ahora se reintroduce pero con una notable reducción de los que tienen que pagarlo. En el presupuesto del 2012 se prevé ingresar menos de la mitad de lo que se ingresó en el 2007. Hace cinco años se recaudaron 536 millones, ahora en el presupuesto Mas-Colell se prevé ingresar sólo 240.

El PSC se ofrece para un pacto de ‘sociovergencia’

CiU se encuentra sin oposición política a la hora de llevar a delante los recortes. ERC, tras su congreso, dio un giro ofreciendo su apoyo a CiU prácticamente de manera incondicional, en la línea de un frente patriótico frente a Madrid. Y en cuanto al PSC, después de encajar tres varapalos electorales seguidos (elecciones catalanas, municipales y generales), siendo superado en las generales por CiU por primera vez desde la transición, en lugar de hacer oposición, la nueva dirección socialista se ofrece para un pacto de apoyo al gobierno de CiU. En el reciente congreso del PSC no ha habido ni asomo de debate ideológico ni se ha profundizado sobre cómo reconectar con una base social y política que ha retirado su apoyo de forma clamorosa. Mientras en la calle se suceden las manifestaciones de protesta contra los recortes, contra los despidos, contra las privatizaciones… el PSC sigue, en palabras del nuevo secretario general —el alcalde de Terrassa, Pere Navarro—, “tendiendo la mano” al gobierno de CiU, en lugar de imprimir un giro a la izquierda claro, defendiendo la educación y la sanidad públicas de los ataques del gobierno Mas.

Por una huelga general en Catalunya

Desde que comenzaron los ataques de CiU, los trabajadores han demostrado una y otra vez su voluntad de luchar y defenderse de los recortes. Sin embargo se han encontrado con una gran orfandad sindical por parte de los dirigentes de CCOO y UGT. Hasta el momento, la actitud de Joan Carles Gallego y Pepe Álvarez, siguiendo la estela de Toxo y Méndez, ha sido la de tratar de llegar a acuerdos imposibles con el gobierno de CiU: constantes llamados al “diálogo social” tratando de convencer a Artur Mas de que “otro recorte es posible”. Sólo de cuando en cuando, los sindicatos han convocado alguna movilización (como la concentración de los trabajadores de la función pública del pasado 14 de diciembre). Sin embargo los trabajadores son conscientes de que con acciones aisladas, limitadas, sin ninguna perspectiva de continuidad no se puede hacer frente a los ataques sociales más graves desde la dictadura. La táctica seguida por los dirigentes sindicales desde que comenzó la crisis se ha demostrado errónea. Necesitamos un giro de 180 grados en los sindicatos.
Las movilizaciones que se han dado en el último año demuestran que hay fuerza para luchar contra la burguesía. Pero es necesario que toda esa fuerza confluya en jornadas que unifiquen todas las luchas en una sola. Así se demostraría la fuerza tremenda que tiene la clase trabajadora. Una huelga general de 24 horas en Catalunya pondría en jaque al gobierno de CiU y a su política de recortes y privatizaciones.

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