A tan sólo unos días de la última huelga general estudiantil convocada por el Sindicato de Estudiantes contra las reválidas franquistas, hemos podido comprobar que —como siempre decimos— la lucha sirve. Tras la reunión que el Ministerio de Educación mantuvo con los consejeros de las comunidades autónomas, se ha hecho público el anuncio de la eliminación de las reválidas diseñadas por el exministro Wert. Con este acuerdo, la prueba de 2º de bachillerato quedaría igual a la PAU, sin efectos académicos, es decir, no será necesaria para obtener el título de bachillerato. Con respecto a las reválidas de 4º de la ESO y de primaria, éstas no tendrán carácter obligatorio, ni efectos académicos y sólo se realizarán en algunos centros a modo de muestra. También se eliminará el rastro de los itinerarios de la LOMCE, es decir, los estudiantes que hayan cursado enseñanzas académicas y aplicadas en la ESO tendrán el mismo título, sin distinción, sin marcas. Por otro lado, los alumnos de FP básica también podrán obtener el título de la ESO. Estas concesiones sólo significan una cosa: ¡hemos logrado echar abajo las reválidas franquistas y así librar a cientos de miles de jóvenes de familias humildes de ser expulsados de las aulas y excluidos del derecho a la educación!

Ya hemos derrotado las reválidas, ahora a por la LOMCE

Esta victoria es el fruto de la lucha de millones de estudiantes en los últimos años: 24 jornadas de huelga general contra la LOMCE y las reválidas y, por supuesto, de las históricas huelgas convocadas por el Sindicato de Estudiantes que el pasado 26 de octubre y 24 de noviembre vaciaron las aulas y llenaron las calles contra estos exámenes injustos y reaccionarios. También de la batalla que padres y profesores han llevado a cabo a nuestro lado. Este éxito no es fruto del talante del “nuevo” gobierno, ni del ministro, ni de la gran capacidad negociadora de nadie. Aunque algunos puedan verse tentados de arrogarse este éxito —como los que dentro del PSOE le han regalado el nuevo gobierno a Mariano Rajoy— lo cierto es que la movilización y la lucha en las calles es el único motivo para que el gobierno del PP se haya visto obligado a ceder en este punto estratégico.

Su objetivo es evitar a toda costa que los jóvenes de familias trabajadoras tengamos formación y acceso a la cultura. La LOMCE y las reválidas eran su plan maestro para lograrlo: segregarnos en itinerarios, expulsarnos prematuramente del sistema educativo y poder así, el día de mañana, tener todas las facilidades para explotarnos en las empresas. ¡Pero hemos hecho saltar por los aires una parte vital de ese plan! ¡No les hemos convencido, sino que les hemos obligado a través de la fuerza de la lucha en la calle! Esta es la primera victoria. Ahora la batalla continúa para acabar con la LOMCE al completo y que no quede en pie ni una sola coma de esta contrarreforma franquista.

¡No nos engañan! Ningún pacto de Estado contra la educación pública

Le decimos al Gobierno y a sus ayudantes —Ciudadanos y la dirección actual del PSOE— que no permitiremos que con su nueva maniobra, la propuesta de “Pacto Educativo”, continúen por el camino de los recortes y ataques a la educación pública. Les decimos que no nos engañan y que no hay pacto que valga mientras no se recojan y se lleven a cabo las reivindicaciones de los millones de personas que hemos luchado en la Marea Verde de forma incansable: la devolución de los 7.000 millones de euros robados a la educación pública, la reincorporación de los 32.000 profesores despedidos, la derogación de la LOMCE y el 3+2, el fin de los ingentes regalos de dinero público a la Iglesia y la patronal de la educación privada. Y si deciden tomar el camino que han seguido en los últimos años, que lo tengan bien claro: ¡Les responderemos en la calle!

La conclusión es clarísima: con la organización y la lucha en las calles SÍ SE PUEDE vencer y echar abajo los recortes y los ataques del PP. Pero esta conclusión no sólo es válida para la lucha en defensa de la educación pública, sino para absolutamente todos los frentes. Este gobierno ha mostrado a las claras que es enormemente débil y que no puede hacer nada cuando nos organizamos y respondemos con fuerza en la calle. La eliminación de las reválidas franquistas ha sido la primera gran derrota del Partido Popular y tiene que ser la primera de muchas.

Por una huelga general que ponga contra las cuerdas al gobierno del PP

Los hechos hablan por sí solos, y el mensaje de que sí se pueden cambiar las cosas y que no hay gobierno ni ministro que lo puedan impedir si golpeamos con fuerza en la movilización tiene que hacerse extensivo al conjunto de los trabajadores y a todos los movimientos sociales que en estos años han estado en la calle: a la Marea Blanca, a los que luchan por el cierre de los CIEs, a los que luchan contra la represión y la Ley Mordaza, a los que han salido a la lucha por el derecho a una vivienda digna, a todos los trabajadores que pelean por unas condiciones dignas en sus puestos de trabajo. ¡Éste es el camino: el de la movilización y la lucha en la calle!

La fuerza con la que los estudiantes hemos logrado acabar con las reválidas podría multiplicarse exponencialmente uniendo la fuerza de todos los que hemos peleado contra las políticas del PP en una gran huelga general, no educativa, sino de todos los sectores productivos: podríamos poner al gobierno del PP contra las cuerdas y obligarle a dar marcha atrás en sus medidas. No existe justificación posible para que los dirigentes de CCOO y UGT no convoquen inmediatamente esa huelga general para revertir todos los recortes y evitar los que están por llegar. Una huelga que sería el principio del fin de este nuevo gobierno nacido del fraude. Ninguna maniobra parlamentaria ni ninguna negociación a espaldas de los trabajadores pueden resistir a la fuerza de la clase trabajadora y la juventud en marcha. El Ibex-35, los grandes banqueros y los millonarios han desplegado todas sus artimañas para negarnos lo que es nuestro y hacernos pensar que somos impotentes, que las cosas son como son y cambiarlas es imposible. Pero con esta victoria se demuestra que esto no es más que una gran mentira, propaganda al servicio del 1%. Es el momento de responderles con todas nuestras fuerzas y demostrarles que somos la mayoría y que estamos dispuestos a llevar la lucha hasta el final.

¡Sí se puede!

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