El martes 26 de junio, el Tribunal Supremo en una grave sentencia, anuló varios artículos del decreto que ordena el segundo ciclo de infantil en Catalunya. Amparándose en la reaccionaria sentencia del Tribunal Constitucional que recortaba el Estatut, el TS ha anulado por “inconstitucionales” los artículos 4.1, 4.3, 4.4 y 4.5 del Decreto, que establecen que el catalán debe ser la lengua de expresión en las actividades de las escuelas, descarta la separación de los alumnos en función de la lengua, implanta metodologías de inmersión lingüística y obliga a los centros a aprobar un proyecto para el catalán. También revoca los artículos 10.1 —que obliga a los centros a aprobar un proyecto educativo para conseguir la normalización del catalán en todos los ámbitos docentes y administrativos— y el 14.3 —que establece que las escuelas deben dedicar atención preferente a los alumnos inmigrantes para que aprendan el catalán—. Esta sentencia continúa la línea ya planteada por el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya que, en septiembre de 2011, se hizo eco de las denuncias de un grupo muy minoritario de familias vinculadas políticamente a la derecha españolista en Catalunya (PP y Ciutadans). Igual que ahora el TS, el TSJC trató de introducir la segregación de los estudiantes en líneas lingüísticas.
Ese es el verdadero objetivo del TS y de la derecha españolista: dividir y enfrentar a los estudiantes y a los trabajadores de Catalunya en líneas lingüísticas. Crear un problema donde no lo hay. Porque es falso que haya un conflicto lingüístico en Catalunya como el PP dice una y otra vez. El conflicto lingüístico se crearía precisamente al segregar a los estudiantes, al dividirlos como pretende el TS. Inevitablemente esta división traería consigo una segregación de toda la red educativa, especialmente en la educación pública. La segregación lingüística acentuaría sin duda la segregación social que ya se está alimentando con la actual política de recortes que sufre la educación pública: la burguesía, ya sea españolista o catalana, busca convertir los centros públicos en guetos, centros marginales, sin inversión suficiente. ¡Y el que quiera una educación de calidad, que se la pague!
La mayoría de la población de Catalunya defiende el actual modelo educativo de inmersión lingüística: una única red educativa pública donde las clases son en catalán. Ese modelo no ha impedido ni muchísimo menos el correcto aprendizaje del castellano y la libertad de los castellanoparlantes de utilizar su idioma. (…) Lo antidemocrático es imponer una decisión contraria al sentir mayoritario de los trabajadores y jóvenes de Catalunya. Lo antidemocrático es utilizar cínicamente proclamas a favor de la “igualdad” cuando el catalán sigue siendo una lengua oprimida, como demuestra esta sentencia, y que ha sufrido durante siglos persecución, y que aún a día de hoy se encuentra en una situación de inferioridad con respecto al castellano en numerosos ámbitos de la vida cotidiana, social y laboral.

Contra la demagogia del PP y de CiU

La derecha y la burguesía (tanto la españolista, el PP y el aparato del Estado, como la nacionalista, vasca y catalana) tratan de utilizar una y otra vez la cuestión nacional para dividir y enfrentar a los trabajadores. (…) La burguesía españolista agita la bandera rojigualda mientras lanzan todo tipo de prejuicios y mentiras sobre los catalanes, los vascos, los emigrantes, etc. CiU en Catalunya, como representante directo de la burguesía catalana, no se queda atrás, se envuelve en la senyera y dice defender Catalunya, mientras recorta y destruye la educación y la sanidad pública.
Realmente hay una comunión de intereses entre el PP y CiU. CiU no sólo ha estado a la vanguardia de los recortes sociales, sino que también ha apoyado con entusiasmo todos los ataques emprendidos por el gobierno de Rajoy. CiU no va a defender la educación pública (los recortes en Catalunya están siendo salvajes) y su “catalanismo” termina donde comienzan sus intereses capitalistas.
El Sindicato de Estudiantes defiende en Catalunya una red educativa única, pública, de calidad y en catalán. Nos oponemos a la segregación en líneas lingüísticas. Pero para evitar la segregación y defender el catalán, nuestros aliados no están en el Palau de la Generalitat, sino en los trabajadores y jóvenes de todo el Estado. Sólo mediante la movilización, la lucha y la unidad de los jóvenes y trabajadores en todo el Estado podremos pararle los pies a la burguesía, españolista, vasca o catalana, todas ellas vinculadas y dependientes del capital financiero internacional, que busca devolvernos a las condiciones laborales y sociales del siglo XIX.

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