Los trabajadores de los autobuses urbanos de Zaragoza (Auzsa) llevan cinco meses luchando contra todos los ataques que la empresa ha lanzado, apoyándose en las reformas laborales de PSOE y PP, y reivindicando la remunicipalización del servicio de autobuses. También forman parte de la recién creada Plataforma por la Remunicipalización de Zaragoza junto a otras contratas. Se han enfrentado a una poderosa multinacional y a la campaña de descalificaciones por parte de la prensa y los grupos municipales de PP, PSOE y Ciudadanos. Entrevistamos a Julio Murillo, miembro del comité de huelga por el Colectivo Unitario de Trabajadores (CUT).

EL MILITANTE.- El 12 de abril decidisteis suspender una huelga que duraba ya 123 días para negociar con la empresa, con un plazo de 15 días para volver a los paros. ¿Cómo está la situación?

Julio Murillo.- Tras un periodo de lucha tan largo y pese a la disciplina con que los trabajadores han llevado los paros (seguimiento del 95% en conductores y 100% en taller), con los compañeros dando una lección de coherencia y dignidad, siempre se duda. No estamos en una fábrica donde todos deciden parar, sino que cada uno de nosotros ha decidido cada día y en soledad si paraba su autobús. Esto, en un brutal ambiente de presiones desde la prensa, los políticos, los usuarios que veían cómo nos retirábamos con nuestros buses, la empresa con sus esquiroles e inspectores, etc. Nunca valoraremos bastante lo que se consiga tras esta batalla contra ADO Avanza y las reformas laborales que PSOE y PP nos impusieron, con dos EREs, uno por 153 despidos, ya readmitidos, y otro de inaplicación de convenio, con un injusto laudo de obligado cumplimiento.

En este contexto, decidimos hacer un alto en los paros tras un referéndum con un 75% de votos a favor de la posición del comité de huelga para seguir en la lucha. Esa posición de fuerza nos ha permitido ser creíbles, con la posibilidad de volver a los paros si no hay avances en una negociación que continúa en dos direcciones: recuperar dinero y derechos perdidos en el ERE, y conseguir mejoras sustanciales en las condiciones de trabajo y la conciliación de la vida laboral y familiar, verdadero caballo de batalla del cabreo de los trabajadores y que explica el alto porcentaje de seguimiento en los paros. A punto de terminarse el periodo de tregua, estamos en condiciones de decir que hemos recuperado parte de lo esquilmado en el ERE: antigüedad, incrementos salariales, y notables avances en el resto de las reivindicaciones. Falta cerrar el acuerdo económico, que la empresa quiere a costa de derechos que en el laudo no consiguió recortar. Cocinado todo, los trabajadores decidirán.

EM.- Una de vuestras reivindicaciones es la remunicipalización del servicio, en manos de una de las contratas más rentable. ¿Cómo valoráis la actitud del ayuntamiento de Zaragoza en Común (ZeC) en vuestra lucha?

JM.- Siempre hemos dicho que queremos un buen convenio, y que desde nuestra perspectiva de trabajadores de un servicio público esencial, vemos que éstos nunca deben ser un negocio. Deben ser gestionados por las administraciones encargadas de dar el servicio. Es una falacia que lo privado sea más eficiente. Los servicios públicos han sido un nicho de corrupción en el que el servicio al usuario es lo que menos importa y, debiéndose a sus accionistas, se dedican a estrujar el negocio hasta donde pueden. En nuestro caso dando mal servicio y con un material móvil en condiciones deplorables.

Esto, ZeC lo sabía, y con la excusa de que rescatar el servicio era ruinoso se ha negado a explorar vías como la intervención por el mal funcionamiento del servicio. No obstante ha sido valiente manteniendo los servicios mínimos contra un ejército político-mediático infame, que nos ha usado para atacar al Ayuntamiento. Hubiésemos querido más cercanía a nuestra lucha, que en el fondo creemos que es para bien de la ciudad.

EM.- Uno de los aspectos fundamentales en una lucha como la vuestra es el apoyo del resto de la clase trabajadora. ¿Qué medidas habéis tomado para ello?

JM.- Hemos tomado varias medidas, actuando con información previa a los paros en los distintos barrios, en foros ciudadanos, asociaciones de vecinos, reuniones con políticos, etc. En la etapa de los paros los trabajadores lo teníamos muy difícil. No podemos competir con los grandes medios de prensa local, obedientes con quien les sustenta económicamente. Nos han criminalizado falseado datos, sesgando la información, ninguneando acciones o reuniones, etc. Hemos intentado conseguir el apoyo ciudadano y de trabajadores mediante convocatorias propias o con otras empresas en lucha.

Pero especialmente sangrante ha sido el silencio de los grandes sindicatos, que teniendo sendas secciones sindicales en lucha, no han sido capaces de apoyar públicamente con gestos y acciones a los trabajadores. Tal vez por no ser mayoritarios en la empresa, o por haber perdido toda conexión con la realidad sindical y la situación de los trabajadores. Pese a todo, dentro de la empresa y salvo momentos puntuales de disensiones lógicas, somos cinco sindicatos, hemos sabido generar una unidad de acción muy valorada por la plantilla y que esperemos que nos lleve a la victoria final.

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