Revuelta, la pseudoorganización juvenil de extrema derecha ligada a Vox, ha desviado fondos y ha estafado el dinero que recaudaron durante la DANA y que supuestamente iba a ir destinado a las víctimas de la catástrofe en 2024.
El escándalo lo ha destapado El Plural, periódico que ha ido publicando una serie de audios donde se ven implicados Arturo González Villaroya, exvicepresidente de Revuelta, y Manuel Mariscal, diputado de Vox en el Congreso. En las grabaciones se escucha a Arturo admitiendo que “hemos pedido dinero para la DANA y no los hemos gastado en la DANA”, que “hemos hecho cosas mal porque no se pagado ni un euro de impuestos”. Vaya, como ellos mismos admiten: “un marrón de la hostia” por todas las irregularidades contables y fiscales. Quien suelta todo eso por la boca Arturo Villaroya, es el hijo del exalcalde de Boadilla del Monte “el Albondiguilla” implicado en la trama Gürtel, es asesor del eurodiputado Jorge Buxadé en Bruselas y un defensor de las ideas supremacistas, franquistas y de la teoría del gran remplazo.
El dinero estafado no es algo irrisorio. El periodista que ha destapado los audios, Chema Garrido, afirmaba en una entrevista que la cifra de las recaudaciones puede llegar hasta los 800.000 euros. Una cantidad que no ha llegado a ningún “viejo de Paiporta” –como se les escucha decir– pero que sí que se han utilizado para campañas políticas de la asociación y para el enriquecimiento personal de algunos miembros.
A algunos les habrá sorprendido cómo han actuado estos cachorros de la reacción. A otros, sinceramente, nos ha impactado poco. Estos niños de papá radicalizados a la extrema derecha, al estilo Vito Quiles, que nos hablan de la “verdadera juventud española”, tienen la misma moral podrida, reaccionaria y al servicio del capital que la mano que les da de comer. Machitos resentidos, hijos de pequeños explotadores, frustrados y encolerizados por el avance de la lucha feminista, social o por Palestina que quieren prosperar a través de aplastar al más vulnerable. Representan lo más atrasado, la cruz, los toros, el odio al inmigrante… y les pagan bien por el servicio que prestan.
Sólo hace falta echar un vistazo a qué gente compone la dirección de Revuelta. Jaime Hernández Zúñiga, su presidente, recogió un premio de la secta ultracatólica Hazte Oír y se lo dedicó a Santiago Abascal, a su héroe nacional. Santiago Aneiros y Pablo González Gasca, otros dos de la junta directiva, están abiertamente vinculados a organizaciones fascistas y neonazis.
Ninguno de estos se manchó de barró durante la DANA, ni ayudó a limpiar nuestras casas destruidas, ni socorrió a ningún vecino, ni ha estado en las doce manifestaciones exigiendo justicia. Les dan igual nuestros muertos y nuestro dolor. Ellos solo quieren hacer caja y esparcir su demagogia para que, en lugar de señalar a los responsables (a Mazón, a la extrema derecha negacionista, a los empresarios explotadores…), nos encolericemos contra los más débiles.

En cambio, donde sí estuvieron fue en la cumbre xenófoba organizada el 13 de noviembre en Varsovia, organizada por “Juventud de toda Polonia”, una organización cuyas raíces históricas se encuentran en el nazismo de los años 20 y 30 del siglo pasado. Al día siguiente compartieron jornada con el grupo hitleriano español Devenir Europeo y Democracia Nacional.
Una palanca de Vox para esparcir su discurso entre la juventud
Merece la pena detenerse un momento a conocer la historia entre estas dos organizaciones. Revuelta se constituye en 2023, a raíz de las protestas llevadas a cabo por la derecha contra la Ley de Amnistía para los implicados en el Procés. Sus principales caballos de batalla fueron entonces la unidad de España y la lucha contra la inmigración. En aquel momento Ignacio Garriga, sucesor de Javier Ortega Smith en la secretaría general de Vox y vicepresidente del partido, acogió con los brazos abiertos a esta asociación afirmando que era el momento de la “revuelta patriótica” e invitándoles a los autobuses fletados para las protestas que llevaron a cabo en Colón. Desde el primer momento miembros de Vox empezaron a compartir militancia en ambas organizaciones y en puestos de dirección. También desde Denaes, la fundación asociada a Vox, se les dio la bienvenida.
Un amor a primera vista que contrasta bastante con las cosas que estamos escuchando estos días. Aunque ahora algunos dirigentes de la formación ultraderechista rompan sus vinculaciones con Revuelta, la realidad es que su estrecha relación es imborrable. Ahora han intervenido en este caso no para dar ejemplo en la lucha contra la corrupción, sino para taparlo todo y así evitar problemas políticos mayores. Sin Vox, no existiría Revuelta: es una de sus organizaciones satélite para ampliar el discurso reaccionario, totalitario y violento del fascismo entre la juventud.
Claro que lo sabían. Si ahora algunos antiguos miembros de la junta directiva de Revuelta han denunciado estos hechos a la Fiscalía o Vox se lava las manos –a pesar de que animaron a donar recursos para la DANA a través de ellos– es porque hay choques dentro de la ultraderecha sobre qué proyecto construir en un momento en el que Vox está abriendo sus puertas de par en par a los sectores más nazis.
La extrema derecha española, igual que a nivel internacional, va haciendo sus experimentos, creando sus chiringuitos y formaciones, por aproximaciones. Revuelta es uno de esos tentáculos que Vox ha estado tratando de extender: estructuras pantalla, paralelas, desechables y corruptas. No nos sorprenden sus tejemanejes, pero sí nos brinda la oportunidad de evidenciar una vez más la necesidad de combatir conscientemente a la extrema derecha, en todas sus formas. Y aunque a algunos parezca molestarles, la juventud combativa, la antifascista y anticapitalista, que somos la mayoría, vamos a estar en primera línea.



















