Las trabajadoras del Servicio de Ayuda a Domicilio en Asturias han ­protagonizado una lucha ejemplar. Una huelga indefinida de más de un mes de duración con la que han puesto contra las cuerdas la estrategia de los dirigentes de CCOO y UGT que, en coordinación con la Administración y la patronal del sector, han pretendido desde el primer momento que fuera aceptado el convenio de miseria elaborado por los empresarios.

Huelga indefinida por un convenio digno

Las condiciones en las que realizan su ac­tividad son extremadamente ­precarias desde hace décadas. Jornadas parti­das y extenuantes que hacen imposible la conciliación familiar, salarios de miseria, arrastre de horas sin tiempo de ­descanso efectivo dentro de la jornada laboral y teniendo que usar su vehículo particular para realizar su tarea en las zonas rurales.

Tras llevar parada la negociación del convenio desde el año 2020, patronal y sindicatos retomaron las conversaciones a espaldas de las trabajadoras. Estas, al te­ner conocimiento del reinicio de la nego­ciación, recogieron firmas y forzaron la convocatoria de una asamblea para que los dirigentes de CCOO y UGT informaran de lo que estaban discutiendo con la patronal. En la asamblea los responsables sindicales defendieron firmar el convenio, haciendo de portavoces de las miserables condiciones que querían imponer los empresarios. Las trabajadoras se rebelaron e impusieron la convocatoria de la huelga indefinida.

La Plataforma de Trabajadoras del SAD y el Colectivo de Trabajadoras (CT) llamaron a la movilización. A partir de ese momento inundaron con sus batas blancas —incluyendo la mayoría de las afiliadas a CCOO y UGT— las calles de las principales localidades del Principado.

A lo largo de más de 35 días de huelga han hecho frente y desarticulado todas las maniobras urdidas por la burocracia sindical, la patronal y las distintas administraciones para acabar con la lucha. Mientras el presidente asturiano, el “socialista” Adrián Barbón, decía “entender” las reivindicaciones de las trabajadoras no ha movido un solo dedo en su defensa, actuando en todo momento a favor de los intereses empresariales.

El primer intento serio de acabar con la huelga se produjo el 26 de agosto. Tras diez días de conflicto los dirigentes de CCOO y UGT anunciaron que de forma inmediata se celebrarían asambleas para votar la aceptación de la propuesta de las empresas, que no aportaba la más mínima mejora. Por segunda vez, el convenio patronal fue rechazado mayoritariamente por las trabajadoras, que decidieron continuar la huelga. Seguidamente, en una nueva asamblea, esta vez convocada por la Plataforma del SAD, se aprobó poner en marcha un nuevo plan de lucha haciendo especial énfasis en recabar el apoyo de toda la clase trabajadora asturiana.

Durante semanas, con las direcciones de CCOO y UGT totalmente ausentes, las trabajadoras inundaron las calles y plazas de multitud de localidades asturianas con concentraciones, cortes de tráfico informativos, acampadas, carteles, octavillas... Destacan las manifestaciones celebradas primero en Oviedo y después en Gijón, donde miles de personas recorrieron las calles de ambas ciudades demostrando la fuerza de las huelguistas y el gran apoyo y simpatía social que habían conseguido despertar.

Patronal y burocracia sindical de la mano para acabar con la huelga

Para cualquiera con una mínima experiencia sindical estaba claro que había energía suficiente para conseguir arrancar a la patronal un convenio que supusiera una mejora real en las condiciones de trabajo.

Sin embargo, ante el temor a que la lucha del SAD se convirtiera en un amplio conflicto social —que pudiera contagiar al resto de las trabajadoras y trabajadores asturianos y servir de ejemplo también en todo el Estado— poniendo en peligro la paz social impuesta con tanto esfuerzo por Gobierno, empresarios y cúpulas sindicales, CCOO y UGT, la patronal y el Principado decidieron poner toda la carne en el asador para que el convenio fuera firmado y acabar de una vez por todas con la huelga.

El 20 de septiembre volvieron a forzar a las trabajadoras, utilizando todo tipo de subterfugios y presiones, para que se pronunciaran a favor del convenio patronal. Esta vez lo disfrazaron de propuesta de mediación presentada por el Servicio Asturiano de Solución Extrajudicial de Conflictos (SASEC). Según CCOO y UGT, este organismo daba un plazo de 48 horas para recibir una respuesta.

Impidiendo cualquier posibilidad de organizar un debate democrático para poder discutir libremente sobre el contenido del convenio y sin las más mínimas garantías democráticas, se forzó una votación totalmente manipulada, en la que las opciones no eran el o el no al convenio, sino elegir entre la “Propuesta mediación SASEC” y un apocalíptico “Romper la negociación”, algo que ninguna de las trabajadoras del SAD había propuesto jamás. Una burda maniobra. Así mismo los dirigentes de CCOO y UGT recorrieron apresuradamente los Centros de Día con la urna debajo del brazo recogien­do los votos.

A pesar de esta manipulación mezqui­na, el resultado ha sido todo un varapalo para los burócratas sindicales: 473 votos, un 60%, a favor de la propuesta patronal y 313, un 40%, en contra y a ­favor de continuar la lucha. Está claro que si las votaciones se hubieran celebrado en condiciones democráticas y sin este chantaje es más que probable que el resultado hubiera sido un sí masivo a continuar la lucha.

Seguir movilizadas y construir, organizar e implantar una alternativa sindical combativa

Los dirigentes sindicales consideran que ya pueden respirar tranquilos y volver a la rutinaria comodidad de sus despachos, y la patronal puede pensar que ha conseguido el convenio que quería y que ha doblegado a las trabajadoras. ¡Pero ­están muy equivocados!

La inmensa mayoría de ellas ha mostrado su rechazo a las indecentes condiciones laborales que este convenio de vergüenza mantiene. También la energía, firmeza y voluntad demostrada en la lucha por acabar con la miseria y precariedad en sus puestos de trabajo sigue muy presente.

A la vez que se mantienen las acciones en la calle, el objetivo central ahora es construir una alternativa sindical combativa, fuerte, con presencia organizada en los centros de trabajo y localidades de toda Asturias.

La batalla por la remunicipalización del Servicio de Ayuda a Domicilio, por una atención de calidad para las y los usuarios y unas condiciones de trabajo dignas para las trabajadoras que prestan el servicio sigue con fuerzas renovadas. Todo un ejemplo de dignidad y lucha, que marca el camino a seguir.

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