vigo-29-mLa jornada de huelga en Galicia fue histórica. Varios de los 16 municipios gallegos en los que se celebraron manifestaciones fueron testigos de la mayor movilización de su historia. Y por si a alguien le quedaban dudas, las 500.000 personas que tomaron las calles lo hicieron entre las 11 de la mañana y las 3 de la tarde, evidenciando que no estaban en sus puestos de trabajo. Hasta un periódico tan poco sospechoso de izquierdista como La Voz de Galicia se vio obligado a dar por buena esta cifra de manifestantes. Vigo, una ciudad de 300.00 habitantes, presenció una manifestación de más de 150.000 personas. Se trata de la huelga más exitosa en un cuarto de siglo, desde el 14-D de 1988.
Los sectores fundamentales de la economía gallega quedaron completamente paralizados. Citroen de Vigo, la empresa más grande, con casi 8.000 trabajadores no pudo hacer funcionar la cadena de montaje. Lo mismo ocurrió en los astilleros de Ferrol, la Celulosa de Pontevedra, la fábrica de aluminio del norte de Lugo, la de autobuses de Compostela, la industria conservera de Ribeira, o Zara de A Coruña, por citar sólo a las empresas de mayor tamaño.
Los polígonos industriales de las ciudades y comarcas se paralizaron. En la administración pública, a diferencia de anteriores ocasiones, el paro también fue masivo. Lo mismo ocurrió en la educación, la limpieza, los puertos o el transporte. Los empresarios del pequeño comercio y la hostelería sólo pudieron abrir en los barrios periféricos, pero no en el centro de las ciudades.
Las manifestaciones colapsaron, literalmente, ciudades como Compostela, Coruña, Vigo y Ferrol. Ourense presenció la que posiblemente sea la mayor manifestación laboral de su historia.

Presión a favor de la unidad sindical y la continuidad de la lucha

CCOO y UGT, por un lado y CIG, por otro, organizaron manifestaciones separadas. La asistencia masiva a las mismas provocó que en Compostela, Coruña o Vigo estuviesen a punto de confluir. Esto hacía todavía más incomprensible para muchos trabajadores que se celebrasen manifestaciones separadas, que aun encima en alguna localidad transcurrieron casi en paralelo.
De hecho, en Vigo, esta división impuesta fue parcialmente rota. Los trabajadores del sector de la automoción organizaron una manifestación unitaria. Y aún más llamativo fue lo que ocurrió después. A las 4 de la tarde, CCOO, UGT y CIG habían organizado un piquete unitario. Al finalizar su recorrido, ante 4.000 personas, tomaron la palabra los responsables comarcales. Pero, antes de que empezasen a hablar, los gritos de “Unidad sindical, unidad sindical”, proferidos por afiliados a los tres sindicatos, dejaron patente cuál es el deseo de los trabajadores. Juste, de UGT, reclamó la necesidad de manifestaciones unitarias. El responsable de la CIG tomó la palabra para afirmar que, en la próxima huelga general, la ciudad no vería dos manifestaciones, sino una sola manifestación gigante, lo que hizo rebrotar los gritos reclamando una unidad de acción completa.
Este mismo ambiente unitario por la base se evidenció en Ferrol, donde numerosos afiliados de la CIG participaron en la manifestación de CCOO y UGT, y viceversa.
Las manifestaciones también exigieron a los dirigentes sindicales la continuación de la lucha. Durante el mitin de CCOO y UGT en Compostela, los gritos de “otra huelga general” resonaron audiblemente. En A Coruña esta idea, coreada por el amplio y combativo cortejo del Sindicato de Estudiantes, conectó claramente con el sentir general. Y en la mencionada asamblea abierta de Vigo, el secretario comarcal de UGT, contradiciendo el discurso público de Méndez y Toxo, afirmó que no había nada que negociar porque lo que había que exigir era la retirada inmediata de la reforma, que esta huelga general no era el final, sino el inicio de una lucha que va a ser muy dura y sostenida en el tiempo, y que “muy pronto” nos vamos a volver a encontrar en las calles.

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