Por su interés reproducimos este artículo escrito por Iñaki Alrui - Miembro de la Asamblea de Redacción de LQSomos,publicado en loquesomos.es. Pincha aquí para acceder al original
La llamada transición fue un modelo autoritario de democracia, prolongación refinada de la dictadura, que siguió eliminando cualquier tipo de disidencia contra los planes trazados de monarquía parlamentaria. Estamos en el año uno de la Constitución del 78, pilar base de las instituciones del Estado y sus prohombres. No hay derechos a ejercer en libertad, se impone un conjunto de obligaciones a respetar.
Madrid, 13 de diciembre de 1979: José Luis Montañés Gil, trabajador y estudiante de 23 años de edad, y Emilio Martínez Menéndez, estudiante de 20 años, cayeron asesinados a balazos de la policía al confluir una manifestación estudiantil con una manifestación obrera.
De cuando la Libertad y las conquistas sociales se luchaban en las calles…
“Ese día se celebran cuatro manifestaciones en la capital. Una por la mañana, autorizada, patrocinada por el movimiento sindical universitario, a la que asisten decenas de miles de estudiantes y en la que se producen fuertes enfrentamientos con la policía. Las otras tres tienen lugar por la tarde. Una en Cuatro Caminos, convocada por la Coordinadora de Enseñanza Media y Formación Profesional, en la que se reproducen los enfrentamientos con las FOP. Otra en la calle de Princesa, donde los estudiantes de las universidades madrileñas han convocado a la misma hora una concentración. Los estudiantes de las dos manifestaciones estudiantiles, disueltos violentamente por la policía, van protagonizando distintos «saltos» por el centro de la ciudad, acercándose a una tercera manifestación, convocada por CCOO, USO y el Sindicato Unitario, que en esos momentos transcurre por la calle de Embajadores, manifestación obrera contra el Estatuto de los Trabajadores.” (1)

En esos días el movimiento estudiantil está en plena ebullición, los estudiantes de Enseñanza Media y Formación Profesional luchan contra la imposición del Estatuto de Centros Docentes, y desde la Universidad la movilización va contra la Ley de Autonomía Universitaria (Leyes que vienen a cercenar las esperanzas de alcanzar un modelo educativo de calidad que rompiera con el pasado y a destruir las ilusiones de futuro que se vivían a pie de calle)
La amenazante nueva legislación reguladora ha provocado un resurgir del movimiento estudiantil, que no se amilana ante la brutal represión a las protestas. Como ejemplo de respuesta, después de la manifestación de estudiantes de Enseñanza Media y Formación Profesional celebrada el día 6 del mismo mes, en la que la policía ha empleado toda su brutalidad contra estudiantes en su mayoría menores de edad, esa represión produce una fuerte reacción de los jóvenes, que además de intensificar sus movilizaciones y asambleas, amplían aún más la coordinadora estudiantil, fortaleciendo su organización, y extienden su lucha a otros sectores sociales.
Recupero las decisiones de la Coordinadora de Estudiantes en la Asamblea del sábado 8 de diciembre, después de una semana de intensas movilizaciones, que muestra la fuerza y amplitud de objetivos de los estudiantes:
-Exigir la dimisión del Gobernador Civil de Madrid y de los Ministros de Educación y del Interior. Ilegalización de Fuerza Nueva.
-Retirada inmediata de los proyectos de ley. Reconocimiento de la Coordinadora como el representante legítimo de los estudiantes. Libertad de todos los detenidos. Denunciar la protección y colaboración de la policía con las bandas fascistas.

-Bloquear el Ministerio de Educación el martes 11.
-Apoyar y coordinarse con la lucha de la Universidad y con el movimiento obrero: acudir a la manifestación de los trabajadores de Chrysler, y a las convocadas para el 13 por la Universidad. Asistir igualmente a la manifestación antifascista convocada por la comisión de defensa del barrio de Malasaña.
-Asistir a las reuniones de las coordinadoras de profesores de Institutos y de estudiantes de la Universidad.
Hasta este momento, participan en la Coordinadora más de 120 centros, entre Institutos y Centros de Formación Profesional, y prácticamente todo Madrid, además de las poblaciones de su cinturón industrial, están siendo testigos de continuas manifestaciones, sentadas, asambleas, etc. y asistiendo a la represión sistemática y brutal de la policía contra los estudiantes que en muchas ocasiones no pasan de los 13 años.
Volvamos al día 13. A las 12 de la mañana comienza la manifestación universitaria en la Moncloa, agrupando a más de 100.000 personas. La manifestación de las tres universidades, centros de formación profesional e institutos de bachillerato constituye una masiva respuesta de rechazo contra los proyectos de Estatuto de Autonomía Universitaria y de Centros Docentes. Los manifestantes marchan desde la calle Isaac Peral hasta la plaza de Juan Zorrilla, ante la vigilancia inquisitiva de las FOP, que en un principio no intervienen. A esta manifestación acudirán también miles de obreros en un acto de solidaridad y de unificación de luchas, con presencia destacada de trabajadores de la planta de Chrysler de Villaverde (movilizados contra ocho despidos disciplinarios).

Un grupo mayoritario de manifestantes deciden sobre la marcha hacer el recorrido que se había pensado inicialmente, aprobado en asamblea y anunciado en el primer momento, pero que luego fue prohibido y cercenado por el Gobierno Civil: marchar hasta el Ministerio de Educación. Los manifestantes son atacados por la policía con extrema violencia, produciendo numerosos heridos por balas de goma y botes de humo. Los enfrentamientos se prolongan durante varias horas por todo el centro de Madrid, los estudiantes responderán también buscando defenderse, haciendo cara a la agresión policial. La Coordinadora de Estudiantes informará que alrededor de doscientas personas fueron detenidas y conducidas posteriormente a las dependencias de la Dirección de la Seguridad del Estado (DGS). El Gobierno Civil, por su parte, informaba que los detenidos habían sido doce, y que “de todos los que ha habido, han soltado a la mayoría”, sin precisar nada más.
Por la tarde se mantiene la manifestación universitaria de la calle Princesa, en la que se reproducen enfrentamientos. Y también la de Enseñanza Media y Formación Profesional, en Cuatro Caminos, a la que acudirán grupos fascistas para hacer su labor parapolicial, grupos que en algún caso llegan a disparar armas de fuego contra los manifestantes, como es el caso en la calle Bravo Murillo, donde hacen fuego contra un grupo que está montando una barricada; los estudiantes les harán frente. En realidad, durante todo el día no cesan los ‘saltos’, las manifestaciones y las brutales intervenciones de la policía. Al llegar las 8 de la tarde, buena parte del centro de Madrid es escenario de barricadas, enfrentamientos durísimos y carreras.

“Los estudiantes y los obreros confluyen a la altura de la Ronda de Valencia, cerca de la Glorieta de Embajadores, donde se levantan barricadas para impedir el paso de los vehículos policiales. La dotación de un Land Rover policial comienza a disparar sus subfusiles y provoca dos muertos y varios heridos de bala. En el costado de un autobús de la EMT, cruzado en la Ronda de Valencia, se pueden ver decenas de orificios de bala, a la altura de la cabeza de los manifestantes. Cuando la concentración está prácticamente disuelta, policías antidisturbios, en obvio estado de ebriedad, se dedican a introducir sus dedos en los aguieros que han provocado los proyectiles, entre risotadas, y chapotean con sus botas en los charcos que la sangre de los muertos ha dejado sobre el asfalto.” (1)

“Disparos al aire” según la policía. Pero a José Luis Montañés, 23 años, una bala le atraviesa el cuello y lo mata de inmediato; a Emilio Martínez Menéndez, 20 años, otra bala le entra por el hemitórax derecho, toca el corazón y se aloja en el bazo, morirá minutos después de llegar a la mesa de operaciones. José Luis estudiaba en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Complutense. Emilio estaba matriculado en la Escuela Técnica de Ingeniería Industrial.
Llegado este momento, hay que comentar muchas cosas, difíciles de olvidar… Cuando la cabecera de los estudiantes se va a unir con la manifestación obrera, el servicio de orden encabezado por CCOO rechaza a los estudiantes y no los deja unirse a la manifestación obrera —con el beneplácito de los líderes políticos y sindicales presentes— a pesar de que desde ambos bloques se grita unitariamente “¡Obreros y estudiantes unidos adelante!” o “¡Todos unidos, estudiantes y trabajadores!”.

Como sé que mucha gente considera “batallitas” estos pasajes y lo siguen negando, os dejó un corte del extraordinario documental “No se os puede dejar solos” de Cecilia Bartolomé y José Juan Bartolomé, estrenado en 1981, y en el que se recogen opiniones a pie de calle después de los incidentes de la manifestación y del día después del entierro, en la que testigos presenciales de lo más variado dejan su sincera opinión…
A la repetitiva brutalidad policial, los estudiantes se defienden como pueden, cargados de rabia por la represión constante, y sobre la policía lloverá un alud de piedras y objetos. Desde el centro de la manifestación no se veía más que los botes de humo cruzar el espacio por encima de la Glorieta de Embajadores, algunas voces gritaban alertando «¡La policía, la policía!». Cuando la noticia de los dos heridos graves que acababan de evacuar —otros hablaban ya de muertos— empezó a circular entre los estudiantes, se extendió como la pólvora de principio a fin. Reinaba la consternación. Algunos grupos plegaban rápidamente las pancartas, aun cuando la manifestación no había finalizado. Otros seguían avanzando, con los puños en alto, gritando «¡Unidad, unidad!», tratando de evitar la dispersión. De algunas gargantas empezó a surgir el grito, que llevaba sonando día tras día por las calles de Madrid, y que se convirtió en unánime: «¡Policía asesina!».
Desde balcones que daban al lugar de los enfrentamientos, varios vecinos pudieron ver como sobre los cadáveres de los estudiantes escupían los policías que allí se encontraban. Alrededor, fueron encontrados decenas de cartuchos de bala.

Los estudiantes improvisan un altar con velas en el suelo, marcando con tiza los charcos de sangre que se llenaron rápidamente de cientos de flores.
Los partes oficiales y la versión del general Ibáñez Freire (2), a la sazón Ministro de Interior, o del gobernador civil, Juan José Rosón, defendieron que el jeep de policía estaba acorralado. Pero la apertura de unas sorprendentes investigaciones judiciales desmontaran toda la versión oficial, desmintiéndola:
– María Patricia McAnurty, de nacionalidad británica, que se encuentra visitando Madrid como turista, recibe un impacto de bala en la calle de Bernardino Obregón.
– Esteban Montoro es herido de bala en la Glorieta de Embajadores.
– Luis Sáenz Robles recibe el disparo a menos de 50 metros del jeep, cuando está junto a la calle de Valencia.
– El juez precisó que los disparos fueron hechos desde 65 metros, donde estaba la dotación del Land Rover, con 6 policías, en la Ronda de Valencia.
¡Nadie acorraló ningún jeep policial! La provocación surgió de los de siempre, de la policía, como ocurría un día sí y otro también.
La prensa y medios de comunicación se ciñen a las declaraciones oficiales, y acusan de los sucesos a grupos extremistas, calificando a los dos compañeros asesinados de «provocadores» y otras infamias.

A la cabeza de la manipulación y falsedad informativa estará Televisión Española, que repite hasta la saciedad que a José Luis Montañés se le ha encontrado una bolsa con setenta mil pesetas. Lo que no aclararán más tarde es que, investigada la procedencia del dinero, se comprueba que el estudiante fallecido trabajaba como cobrador en la agencia de viajes Marsans y ese era el resultado de la recaudación del día. Todos los sobres con el dinero llevaban el membrete de Marsans.
Detrás de Televisión Española, mención especial en falsedad y manipulación para el diario El País, que por entonces se consideraba el periódico de la “progresía”. El País insiste en calificar de «ruptura de la manifestación» y de «provocación» la protesta de los estudiantes; haciendo una jesuítica referencia a la adecuación «entre fines y medios» en la actuación de las FOP, el periódico da por sentado que los asesinatos no fueron sino un caso de «defensa propia». La crónica del “progre” periódico comenzaba así: “Dos jóvenes estudiantes, Emilio Martínez Menéndez, de veinte años, y José Luis Montañés Gil, de veintitrés años, resultaron muertos anoche en Madrid por disparos de la Policía, al término de la manifestación que habían convocado algunas centrales sindicales contra el Estatuto de los Trabajadores. Según relato de un testigo presencial, ratificado por el Gobierno Civil, cuyo titular era Juan José Rosón, los disparos que causaron la muerte de los dos estudiantes fueron hechos por miembros de la dotación de un jeep de la Policía Nacional al que un grupo de jóvenes ajenos a la manifestación de los sindicatos había acorralado en la ronda de Valencia, a la altura del número 6, y al que atacaron con piedras y otros objetos contundentes. Los organizadores de la manifestación disolvieron ésta al conocerse los primeros incidentes.” (El País, del 14 de diciembre de 1979). El testimonio del “testigo presencial anónimo” que reproduce el diario, pura versión policial, seria cómico de comentar si no fuera por la gravedad de los sucesos.
“Mundo Obrero, del domingo 16, en su editorial daba respuesta a otra del periódico YA en la que se acusaba al PCE y la «ultraizquierda» de haber alentado las movilizaciones y de ser los causantes de los incidentes del día 13. Recalcaba que ni el Gobierno, ni el Ministerio del Interior, ni la policía confundían al PCE con la «ultraizquierda» en su versión de los hechos y terminaba denunciando a «grupos ácratas» (¿?) que buscaron implicar a los trabajadores en su aventura.” (3)

Un poco de luz entre tanto blanco y negro: por primera vez en la denominada “Transición”, se solicita el procesamiento de tres policías como presuntos autores de un delito de homicidio. Varios testigos de aquella barbarie son citados a declarar, entre ellos el periodista, escritor y luchador Alfredo Grimaldos (y así lo cuenta en su libro La sombra de Franco en la Transición, al que pertenecen los textos entrecomillados en esta nota) ante el juez instructor del caso, Clemente Auger (4), magistrado del Juzgado de Instrucción nº 3, quien solicita el procesamiento de los policias Francisco Antonio Garrido Sánchez, Juan José López Tapia y Manuel Ortega García.
Un documental realizado por dos estudiantes de la facultad de Ciencias de la Información, en súper ocho, recoge esclarecedores testimonios y reconstruye minuciosamente los hechos, pero es secuestrado por la autoridad gubernamental, que también ordena detener a los autores de la cinta. A día de hoy el documental sigue desaparecido.
“El juez Clemente Auger eleva la instrucción del caso a la Provincial solicitando el procesamiento de los policías. Forman parte de la Sección 1a de la Audiencia Provincial los magistrados Francisco Alberto Gutiérrez Moreno y Alberto Leiva Rey, este último ha sido gobernador civil de Sevilla en vida de Franco. Cuando tomó posesión de ese cargo en la ciudad hispalense, manifestó públicamente en su declaración de intenciones: «Hago poco, pero duro». Y el gracejo sevillano lo bautizó como «el estreñido». Preside la sala el magistrado Luis Pérez Lemaur García, a quien le gusta lucir ostensiblemente la bandera nacional con el aguilucho franquista en su chaqueta. El procesamiento de los tres policías es denegado y se archiva el caso.” (1)
Impresionantes manifestaciones de duelo
Toda la enseñanza madrileña se declaró en huelga al día siguiente y las movilizaciones en protesta por lo ocurrido inundaron las calles de la ciudad.
A las doce de la mañana partió del Depósito Forense en la calle Santa Isabel el cadáver de Emilio Martínez. Una inmensa multitud, de 10.000 a 15.000 personas con los puños en alto, acompañó el féretro, transportado a hombros por familiares y amigos del compañero asesinado, hasta el lugar donde cayó. Mientras la multitud cantaba la Internacional fue introducido en el coche fúnebre. A continuación, la manifestación se dirigió al cementerio de Carabanchel donde fue enterrado, en medio de gran tensión, cantándose varias veces la Internacional y oyéndose al finalizar gritos de “¡Policía asesina!”.

A las 14:15 salió el féretro con los restos de José Luis Montañés. Como en el caso anterior, rodeado de una gran manifestación, el ataúd fue llevado a hombros hasta cruzar la Glorieta de Atocha, donde fue colocado en el coche, mientras los asistentes silbaban la Internacional. Una gran manifestación hizo el recorrido hasta el cementerio del Este, la comitiva continúo silbando la Internacional, cantando «Venceremos» y otros himnos revolucionarios de aquellos momentos. La manifestación, erizada de puños en alto, se vio conmocionada al pasar unos coches de la policía, surgiendo varios gritos de “iPolicía asesina!”. Durante el trayecto, dado que este transcurría por calles en las que se registra cierta presencia de bandas fascistas, un cordón de manifestantes, agarrados por los brazos, rodeaba la comitiva.
Además de Madrid, varias universidades del país, como las de Oviedo, Compostela, Valladolid y Bilbao también cesaron su actividad lectiva en actitud solidaria y varias manifestaciones de protesta y solidaridad recorren de norte a sur todo el estado.
El proyecto de la Ley de Autonomía Universitaria fue retirado por el gobierno de UCD, el Estatuto de Centros se aprobó.
La lucha sigue: 1980… pero eso ya es otro capítulo de la historia real de aquellos años no tan modélicos de la Transición. José Luis y Emilio, como tantos otros nombres silenciados, fueron víctimas del terror policial de aquel estado en transición, dejaron su vida en aquella lucha. Que la tierra les sea leve.

Notas:
1.- “La sombra de Franco en la Transición”, Alfredo Grimaldos. Andreu García Ribera. El Garaje Ediciones
2.- Antonio Ibáñez Freire fue un militar y político, teniente general del Ejército. Apoyó el bando sublevado durante la guerra civil. En el franquismo, fue gobernador civil y jefe provincial de FET y de las JONS en Santander, Vizcaya y Barcelona. Tras la muerte de Franco, en 1976 fue nombrado director general de la Guardia Civil y en 1979, tras la aprobación de la Constitución fue designado ministro del Interior en el Gobierno de Adolfo Suárez. (Wikipedia dixit)
3.- 13 de diciembre 1979: José Luis y Emilio ¡No olvidamos!
4.- Clemente Auger Liñán. Juez por oposición desde 1957, pero relegado por el franquismo, que no lo consideró 2idoneo”. Desde 1968 hasta 1973 fue juez de San Lorenzo de El Escorial. En 1972, en su casa, un grupo de jueces y fiscales fundan la organización ilegal Justicia Democrática, un grupo en que se integrarían juristas como Jesús Chamorro, Luis Burón, Carlos de la Vega, Eduardo Jauralde, Fernando Jiménez Lablanca, Julián Serrano Puértolas, José María Mena, Carlos Jiménez Villarejo, Antonio Carretero, Cesáreo Rodríguez Aguilera y Manuel Peris. El 3 de abril de 1986 tomó posesión de la presidencia de la antigua Audiencia Territorial de Madrid.



















