La clase trabajadora junto al pueblo debe tomar el poder político y económico

La crisis del capitalismo amenaza el planeta y provoca una respuesta masiva de los oprimidos en todo el mundo 

La crisis del sistema capitalista, cada vez más, evidencia las posibilidades de una nueva recesión económica a nivel mundial. Las economías de todas las grandes potencias capitalistas (EEUU, China, Alemania, Japón...) muestran síntomas de desaceleración o están entrando en recesión. Esta situación se ve aún más agravada por la guerra comercial entre EEUU y China, una expresión más de la lucha por el dominio del mercado mundial entre las principales potencias imperialistas. El recrudecimiento de la confrontación interimperialista —especialmente entre EEUU y China— está generando efectos importantes sobre la economía mundial y acelerando la crisis global del sistema.  El resultado es la agudización de la polarización social y política en todos los países.

El FMI ha tenido que reconocer la gravedad de la situación recortando las previsiones de crecimiento para la economía mundial y en cada uno de los países. En el caso de Latinoamérica y el Caribe, ha reducido en 0.8 puntos la previsión de crecimiento, lo que representa más del 50% de las proyecciones de crecimiento que tenía. La crisis mundial del capitalismo está significando el incremento de la explotación y la precariedad laboral, los índices de pobreza, las desigualdades, el desempleo y la barbarie en todos los países. Como parte de esta barbarie destaca la destrucción medioambiental, que amenaza con matar al planeta. Un ejemplo claro de ellos es la dramática situación de los incendios en la Amazonia, provocada por las ansias de beneficios de los capitalistas, terratenientes y multinacionales y las políticas a su servicio del gobierno de extrema derecha de Bolsonaro. 

Pero también vemos una respuesta masiva a escala internacional de los jóvenes, los trabajadores y los campesinos a esta situación. La insurrección de masas en Hong Kong contra la represión y las condiciones de miseria que ofrecen los capitalistas del propio Hong Kong y el imperialismo chino a los trabajadores; las huelgas y movilizaciones de masas contra los recortes y ataques de Trump en los propios Estados Unidos; la huelga general que movilizará a millones de jóvenes en todo el mundo contra el cambio climático el próximo 29 de septiembre o las movilizaciones contra el machismo y por la igualdad de género protagonizadas por las mujeres de la clase obrera a lo largo de los cinco continentes, desde el Estado español hasta Argentina pasando por la India o  Brasil.

América Latina está una vez más en vanguardia de esta movilización de masas, como demuestran el derrocamiento popular del gobierno puertorriqueño, la insurrección en Honduras contra el gobierno títere de EEUU, las cinco huelgas generales contundentes en Argentina contra Macri o la movilización de millones de personas y la huelga general en Brasil contra Bolsonaro y el creciente malestar en todo el resto de países del continente contra las políticas de gobiernos al servicio de la burguesía.

Venezuela: La catástrofe económica, la ofensiva criminal del imperialismo y las necesidades de los trabajadores y el pueblo

En el caso de Venezuela, la caída del PIB se presume que llegue este año a un 35% y se refleja en la evidente destrucción de capital y fuerzas productivas, el desplome de las importaciones, un posible 70% de empresas cerradas y que las que se encuentran activas están trabajando a aproximadamente el 15% de su capacidad. Las empresas del estado también han tenido un descalabro brutal: la tercera siderúrgica más grande de América (SIDOR) trabaja entre un 10 o 5% de su capacidad. La extracción de petróleo se encuentra en menos de un 65% y gran parte de la producción es destinada a pagar deudas con el mismo producto.

Las sanciones imperialistas han colocado a la población venezolana en una encrucijada. Cada día que pasa un sector siente como retrocede su calidad de vida a épocas ya superadas, otros sectores que según estadísticas representa un 15% del país, están viviendo con los envíos de remesas. Ahora se observa como incluso si consideramos los precios de los productos en dólares o euros, estos están en muchos casos por encima de sus precios en el mercado mundial, lo que refleja una vez más el carácter extremadamente parásito y especulador del capitalismo venezolano. Un ejemplo lo tenemos en la cadena Alimentos Polar, empresa privada nacional que lleva años acumulando beneficios insultantes mientras el pueblo sufre un colapso en sus condiciones de vida. 

En un contexto de crisis mundial, que afecta los precios del petróleo, esta situación de colapso económico aún podría verse agravada, lo que posiblemente genere más migración venezolana hacia otros países. Aunque, reflejando que en esos países también se está sufriendo duramente la crisis del sistema capitalista, se está observando también el regreso de muchos inmigrantes que han pasado por la mala experiencia de sentir la crisis económica y la fuerte explotación capitalista en otros países del continente.

La falta de una alternativa revolucionaria de masas que plantee un programa que haga frente a todos estos problemas mantiene por el momento a la gran mayoría de los ciudadanos en una situación de escepticismo y desmovilización.

En este contexto, estamos viendo las sanciones, medidas de bloqueo económico y amenazas de bloqueo naval e incluso de intervención militar por parte del gobierno ultraderechista e imperialista de Donald Trump y su títere Guaidó. Estas medidas representan un crimen contra el pueblo venezolano, que es quien sufre de manera dramática sus consecuencias. El que Guaidó y la derecha venezolana apoye este ataque criminal contra el propio pueblo venezolano demuestra su carácter absolutamente reaccionario y parásito y qué tipo de políticas e intereses defenderían si llegasen a Miraflores.

La única respuesta sincera y responsable a los ataques criminales del imperialismo estadounidense y la oligarquía tradicional venezolana es aplicar una genuina política revolucionaria, antimperialista y verdaderamente socialista que acabe con el poder de los corruptos, los boliburgueses y burócratas y ponga al frente del estado y de la economía a los trabajadores y el pueblo. Pero esta política no tiene nada que ver con la que está aplicando el gobierno y la dirección del PSUV, que no es la de luchar contra el imperialismo yanqui, como predican, sino la de seguir permitiendo el enriquecimiento de unos cuantos burócratas y boliburgueses mientras buscan un acuerdo con un sector de la burguesía e intentan construir un régimen de capitalismo de estado de la mano de los imperialistas chinos y rusos

La mesa de Barbados y la negociación entre gobierno y oposición 

La instalación de la mesa de negociación entre el gobierno y la oposición primero en Noruega y ahora en Barbados deja muchos factores al descubierto, y que los intereses de los trabajadores y el pueblo no son los que se están debatiendo en ella.

El gobierno en su resistencia de intentar mostrar su capacidad de gestionar la crisis del capitalismo y verse abierto al dialogo, permitió en las pasadas semanas el ingreso de la comisión de encuesta de la OIT, dio la libertad a dirigentes opositores, se observaron extrañas fugas de otros, comenzó a publicar algunos datos del BCV que confirman el tremendo colapso económico y acepto la visita de Michelle Bachelet, con la alta comisión de los derechos humanos de la ONU. El resultado fue recibiendo un astazo, con el informe presentado por ésta, que se inclinaba favoreciendo los informes presentados por la oposición de derechas, colocando en dudas la democracia del régimen y creándose un ambiente más oscuro en los siguientes días con distintos hechos irregulares que se presentaron, como fue la represión de organismos policiales contra manifestantes que protestaban por el servicio de gas, en el estado Táchira, dejando a un joven con la perdida de la vista al igual que la extraña muerte de un militar que se encontraba detenido por los organismos de inteligencia (SEBIN).

El gobierno, lejos de plantear una lucha antiimperialista seria contra la criminal ofensiva imperialista, intenta utilizar esta ofensiva para desviar la atención de sus políticas procapitalistas y anti obreras, mientras en la práctica mantiene negociaciones con diferentes sectores del imperialismo. Llaman a la unidad antiimperialista, invitan a figuras internacionales preocupadas por los derechos humanos, organizan el Foro de Sao Paulo para pedir un apoyo acrítico a diferentes organizaciones de izquierda del continente, pero frente a cualquier crítica por la izquierda, o a las reivindicaciones y protestas de los trabajadores y sectores populares, la respuesta es la marginación, las amenazas y la represión.

El resultado de todo ello es que, aunque estamos ante el ataque imperialista más grave de los últimos años, la participación en las movilizaciones a que ha llamado el gobierno está a años luz de las que se produjeron bajo los gobiernos de Chávez

La confrontación interimperialista pone en evidencia sus intereses en Venezuela

El ataque de la derecha no se ha hecho esperar. Las últimas sanciones de EEUU van directamente al corazón de la economía venezolana, afectando a la empresa CITGO, filial de Petróleos de Venezuela (PDVSA), que ha sufrido un embargo de la transnacional Crystallex, con una contra demanda relacionada con la expropiación realizada por Hugo Chávez Frías de esta empresa minera canadiense, y buscando en la práctica cercar y asfixiar los ingresos del estado venezolano

Es una combinación de planes que, desde el gobierno de Trump, acompañado por el Grupo de Lima, e incluso el gobierno de Colombia, toman medidas similares sobre empresas colombo-venezolanas, es el caso de la MANOMEROS, apoyados en las decisiones del presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, con el objetivo de cerrar la posibilidad de financiamientos del gobierno y el estado venezolano. Su plan consiste en profundizar el caos de la economía y presionar en las negociaciones, sin importar el desastre administrativo, robo descarado que está dejando estas acciones y que son evidentes por las denuncias y pruebas que han sido públicas por medios de comunicación internacionales.

A esta nueva situación, el gobierno respondió levantándose de la mesa de Barbados, denunciando a EEUU de violentar los derechos humanos del pueblo venezolano. Por otro lado, se conoció de los planes de recuperación del plantel refinador de Venezuela, con la inversión de la empresa ruso-suiza Sulzer AG a lo que se suma también la empresa china Wison.

El objetivo de estas empresas es reactivar la industria refinadora del país, desarrollando el mantenimiento, recuperación de áreas, confiabilidad operativa hasta elevar la producción que se encuentra aproximada en unos 190.000mil barriles diario. Señalan que esto será a cambio de asfalto, coque, fuel oil, entre otros productos ya generados por la refinadora.

Ante las sanciones impuestas por EEUU, PDVSA mantiene varias opciones para la venta de su crudo, entre estas se encuentra la triangulación con países como Irán, China, Rusia, etc... Venezuela entregaría crudo pesado a China y este país le pagaría con yuanes a Irán que a cambio dispone y entregaría a PDVSA petróleo mediano y liviano. Así lo publicaba Últimas Noticias, (agosto 13, 2019)

Es importante señalar que la empresa Sulzer AG, cuyo accionista principal es el grupo Renova y que preside el ruso Victor Vekselberg, presenta sanciones por los Estados Unidos y, para evitar un golpe del imperialismo norteamericano, realizó ventas de sus acciones al grupo suizo, lo que les permite continuar en la lucha por el control del mercado mundial de sus servicios. Ahora pactan una alianza con la empresa china sobre el desarrollo de infraestructuras “Belt and Road” (Cinturón y carretera de China) y ambas entran en el negocio con Venezuela.

Esta refleja la confrontación de intereses. A pesar de que el gobierno de Nicolás Maduro ha ofrecido pagar el embargo de la misma manera que lo hizo con la Gold Reserve, creando una empresa mixta y entregando el 45% de las minas explotadas en el Arco Minero (lo cual ha garantizado con la ley de inversión extranjera aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente) este cóctel atractivo fue rechazado por la trasnacional Crystallex, demostrando recibir los lineamientos del Gobierno EEUU. Los imperialistas estadounidenses no están dispuestos a aceptar un pedazo de la torta, la quieren toda.

EEUU, como hemos explicado en otros artículos, en su lucha con China por cada palmo del mercado mundial, quiere frenar el avance chino en Latinoamérica, recuperar el control de su patio trasero y dar un mensaje a todos los pueblos del continente dando un golpe decisivo allí donde la movilización revolucionaria de las masas llegó más lejos: Venezuela. Pero hasta el momento han sido incapaces de llevar sus planes hasta el final porque una intervención militar, en este contexto social, podría provocar una insurrección de masas en todo el continente, movilizaciones de protesta en todo el mundo y un rechazo masivo entre los jóvenes y trabajadores del propio Estados Unidos, donde existe una polarización política a derecha e izquierda sin precedentes.

La evidencia de que Guaidó es un títere de Trump, y el carácter totalmente parásito y corrupto de los dirigentes de la derecha venezolana, han hecho que por el momento la oposición de derechas se haya debilitado y fragmentado. Pero el colapso económico y las políticas capitalistas del gobierno siguen generando un enorme malestar y dándoles nuevas oportunidades de levantar cabeza.

El apoyo del imperialismo chino y ruso a Maduro ha sido determinante para que la estrategia de la administración Trump de intentar abrir una brecha en la cúpula militar y ganar a un sector de militares para sus planes golpistas haya fracasado, al menos por el momento.  Pero no está habiendo inversiones significativas en la economía productiva y, más allá del balón de oxígeno de las remesas (que también puede verse afectado por la crisis mundial) y medidas clientelares como los CLAP o los bonos económicos que concede el gobierno, los niveles de vida de la población siguen en mínimos históricos y cayendo. 

Mientras la mayoría de la población se sigue hundiendo en la miseria, se desarrolla una nueva oligarquía de burócratas enriquecidos (la llamada “boliburguesía”) que sigue sacando el mejor provecho posible de riquezas y sometiendo al país a una escandalosa situación de corrupción, llevando adelante una política bonapartista donde la clase obrera ve cada vez más recortados y reprimidos sus derechos.

Derrotemos las pretensiones imperialistas, de la derecha y la burocracia corrupta con la movilización independiente de la clase obrera junto a las organizaciones populares.

Las medidas del pasado 20 de agosto del 2018, del plan de recuperación, crecimiento y prosperidad económica, no resolvió el problema, y solo ha servido para desmantelar las viejas conquistas alcanzadas por el movimiento obrero, campesino y popular antes y durante el gobierno de Hugo Chávez Frías.

Esta política ha generado sobre la clase obrera venezolana una parálisis, dispersión y sometimiento a la miseria de los más prolongados que se haya conocido en la historia del país. El trabajo improductivo esta extendido nacionalmente, la burguesía ha bajado los niveles de producción a limites nunca antes vistos, siendo la práctica más común de los empresarios dedicarse actividades especulativas. El asesinato, la represión estatal y delincuencial contra los trabajadores, líderes obreros y campesinos ha aumentado brutalmente con la complacencia de una burocracia que es responsable, junto a la burguesía, de la descomposición económica, el contrabando ilegal, la especulación comercial y financiera, permitiendo los altos costos de alimentos, y medicamento, dejando incluso  que se deterioren los principales servicios públicos y las empresas estratégicas, con el trasfondo de entregarlas en cualquier momento a empresas privadas o bajo acuerdos de empresas mixtas.

La clase obrera debe prepararse y organizarse para enfrentar cualquier ataque, venga de donde venga. Así, se alcance o no un acuerdo con los países imperialistas (EEUU, UE, China, Rusia), la derecha opositora y el gobierno en la mesa establecida por el grupo de contacto, los planes económicos que tienen todos ellos para Venezuela significan gestionar la crisis del capitalismo, cargando sus consecuencias sobre los trabajadores. Eso significa que indudablemente nos llevarán a un mayor sufrimiento y caos.

Acabar con la actual catástrofe, exige la unidad de la izquierda que defiende un genuino programa de clase, obrero y campesino. Todas las conquistas del movimiento obrero están siendo destruidas, los capitalistas y la burocracia están como “pez en el agua”, aprovechando la traición de la dirigencia sindical oficialista, que abiertamente está permitiendo y pactando políticas contra los trabajadores para permitir el surgimiento de la boliburguesia y tener buenas relaciones con la vieja oligarquía.

Desde Izquierda Revolucionaria hacemos un llamado a la Unidad de Acción de todas las organizaciones populares revolucionarias sobre la base de un programa de lucha, como el que proponemos a continuación:

1)      Subidas automáticas salariales siempre por encima de la inflación, Salario anclado al valor de la canasta básica, que cubra el costo real de la vida de los trabajadores y reconocimiento de las convenciones colectivas.

2)      Ninguna destrucción de empleo, ni desinversión en empresas públicas y privadas. Reenganche inmediato de todos los trabajadores despedidos arbitrariamente. Libertad plena de los obreros y campesinos encarcelados por luchar. Organicemos un plan de empleo productivo por medio de asamblea del pueblo trabajador.

3)      Gestión obrera y popular directa de la administración de empresas públicas y privadas mediante asambleas generales de trabajadores, comités de acción con autonomía conformados por delegados o voceros, así como luchar por el respeto a la libertad sindical y libres elecciones sindicales.

4)      Eliminación del secreto comercial de la banca, empresa, instituciones públicas y privadas, apertura de los libros de cuentas, informe público a la población, inventario de almacenes de empresas a la inspección de trabajadores y comité de vecinos. Juicios públicos y confiscación de todos los bienes de empresarios especuladores y burócratas corruptos.

5)      Monopolio estatal del comercio exterior, bajo gestión directa de los trabajadores y el pueblo para garantizar los alimentos, medicina a precios accesibles al igual que inversiones productivas.

6)      No al pago de la deuda externa. Luchemos contra los gobiernos imperialistas y por la unidad de la clase obrera y los pueblos por encima de las fronteras.

¡Unete a Izquierda Revolucionaria para luchar en Venezuela y a nivel internacional!

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