La muerte del joven Michael Brown a causa de los disparos de un policía el pasado 9 de agosto en Ferguson, Missouri, provocó una oleada de indignación social en EEUU. El 25 de noviembre, tras un juicio a puerta cerrada donde la fiscalía actuó como abogado defensor del policía que disparó a Brown, éste fue declarado inocente. El gobernador de Missouri, consciente de los efectos que causaría este veredicto, ocupó Ferguson con 2.200 miembros de la Guardia Nacional una semana antes y declaró el “estado de emergencia preventivo”. La administración Obama, en público, intentó desmarcarse de estas medidas, pero en la práctica hubo coordinación entre las dos administraciones.

Nada más conocerse el veredicto de inocencia miles de jóvenes y trabajadores, negros, latinos, blancos y de otras razas, salieron a las calles para protestar por esta descarada y brutal injusticia.. Ferguson, de nuevo, fue el epicentro de las protestas, pero miles salieron a las calles, levantaron barricadas y cortaron carreteras en más de 135 ciudades (Nuevo York, Los Ángeles, San Francisco, Houston, Seattle, Boston, Atlanta, etc.,), y también en multitud de pequeños pueblos a lo largo y ancho del país. Miles de estudiantes en docenas de campus universitarios y en cientos de institutos protagonizaron sentadas, concentraciones y otro tipo de protestas.Algunos gobernadores y alcaldes declararon el “estado de alerta policial” y el gobierno movilizó a las fuerzas de seguridad. La policía utilizó gas pimienta contra los manifestantes y centenares de personas fueron detenidas (sólo en Los Ángeles hubo más de 300). La represión, lejos de intimidar provocó más indignación popular. Las manifestaciones y protestas se mantienen desde entonces, espoleadas no sólo por lo sucedido en Ferguson, sino por nuevos casos como el asesinato del niño de 12 años en Cleveland o la muerte por asfixia de un hombre negro de 43 años en Nueva York, el veredicto de inocencia del policía causante de la muerte de esta última víctima el 3 de diciembre sacó inmediatamente a las calles de Nueva York a cientos de jóvenes.

Para encontrar algo similar a los acontecimientos que ha vivido EEUU los últimos días, hay que remontarse a los años sesenta y a la lucha por los derechos civiles. La violencia del sistema contra la población negra pobre es una cuestión de clase y se da en un contexto en el que la precariedad, los salarios miserables, la degradación de los servicios sociales por los recortes y otros problemas afectan al conjunto de la clase obrera. Eso explica la masiva participación de jóvenes blancos en las movilizaciones.

Desilusión con Obama

El 4 de noviembre se celebraron las elecciones de mitad de mandato y como era previsible los republicanos han logrado la mayoría en el Senado y ahora controlan las dos cámaras. Sacar la conclusión de que este triunfo republicano expresa un giro a la derecha de la sociedad norteamericana sería un tremendo error. Lo que revelan estos resultados es la bancarrota de los Demócratas, la masiva desilusión con Obama y la ausencia de un referente político de izquierdas que refleje los deseos y aspiraciones de cambio de las masas. La apatía y la desilusión con el sistema es lo que ha dominado las elecciones; la participación fue del 36,4% de los votantes registrados, la más baja desde 1942, pero otros 70 millones de ciudadanos con derecho al voto ni se registraron en el censo electoral. La polarización política y el giro a la izquierda que desde hace años caracteriza a la sociedad norteamericana continúa y se pudo ver en los resultados de las iniciativas populares que se realizaron el mismo día de las elecciones; en varios estados se ha aprobado por más del 70% el aumento del salario mínimo, dos de las tres iniciativas contra el aborto fueron derrotadas, y en general, se aprobaron aquellas medidas rechazadas por los republicanos.

El control de las dos cámaras permite a los republicanos bloquear cualquier iniciativa del gobierno. La respuesta de la administración Obama ha sido la creación, de facto, de una alianza entre los dos partidos para aplicar en los próximos dos años una política reaccionaria. En el frente externo se ha traducido en el envío de 1.500 soldados a Iraq y un paquete de 5.000 millones de dólares para financiar las operaciones en Oriente Medio. En el frente interno, se profundizará los ataques a la clase obrera, en el objetivo están las pensiones y la sanidad. Mientras la situación social se hace cada vez insoportable, el abismo que separa la polítca oficial de los anhelos de la gran mayoría de la población se hace cada vez mayor, augurando un período de luchas en EEUU que sacudirán los cimientos del capitalismo norteamericano y mundial.

2013: macabro record de “homicidios justificados”

Los asesinatos a manos de la policía es algo habitual y las víctimas son jóvenes negros, latinos o blancos que pertenecen a los sectores más pobres y desfavorecidos de la sociedad. La última víctima ha sido un niño de 12 años en Cleveland. Según el FBI, los “homicidios justificados”, alcanzaron un nivel récord el pasado año, con un total de 461 civiles asesinados, mientras que el número de policías muertos a manos de civiles fue el más bajo en décadas, en total 27.

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