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¿Habrá autocrítica o seguiremos como hasta ahora?

Las elecciones autonómicas en Andalucía se han saldado con una abrumadora victoria de la derecha, y con una debacle sin precedentes de la izquierda gubernamental. El PP ha obtenido por primera vez en la historia la mayoría absoluta en el parlamento andaluz, con 58 diputados, y junto con Vox alcanzan los 72 diputados, casi doblando a los 37 de la izquierda, y un 59,86% de los sufragios.

PSOE y Unidas Podemos cosechan una derrota sin paliativos en el que ha sido uno de sus principales bastiones durante décadas, y solo reciben el 36,27% de los votos.  

A pesar de las penosas justificaciones de los dirigentes del PSOE y de Por Andalucía-UP durante la noche electoral, y del intento de desvincular estos resultados de las previsiones para las municipales, autonómicas y generales del año que viene, es evidente que nos encontramos ante un vuelco decisivo y un enorme castigo a las políticas pro capitalistas del Gobierno de coalición PSOE-UP. La decepción y la rabia, la frustración y el descontento, se han traducido en una abstención notable en las filas de la izquierda y un corrimiento de votos desde la base electoral del PSOE al PP.

Un punto de inflexión que prepara y allana el camino para que la derecha pueda volver a La Moncloa.

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A pesar de las penosas justificaciones de los dirigentes del PSOE y de Por Andalucía-UP, nos encontramos ante un vuelco decisivo y un enorme castigo  a las políticas capitalistas del Gobierno PSOE-UP. 


El PP arrasa y Vox se fortalece

Con una participación similar a la de las últimas elecciones (58,36%), el PP se ha  hecho con el 43% de los votos, 1.582.412 papeletas, lo que supone ¡833.137 más que en 2018!

En todas las provincias el PP supera el 40% de los sufragios, ganando por primera vez en Sevilla, histórico feudo socialista, con el 40,14%, 14 puntos por encima del PSOE. Y ha obtenido la victoria en casi 550 municipios de los 785 que componen la comunidad autónoma, 450 más que en las últimas elecciones.

Pero además, este contundente triunfo del PP no ha frenado el crecimiento de Vox, tal y como insinúan numerosos medios como El País o la burocracia socialdemócrata. Vox obtiene 97.954 votos más que en  2018, pasando del 10,97% (395.978 votos) al 13,46% (493.932 votos), un incremento del 20%, sumando 2 diputados hasta llegar a los 14, el doble que Por Andalucía y Adelante Andalucía.

Aunque una parte importante de este fortalecimiento se produce gracias al descalabro de Ciudadanos, que pierde 538.761 votos, hundiéndose al 3,29% (120.870 papeletas) y convirtiéndose en una fuerza extraparlamentaria tras perder sus 21 diputados, los resultados del PP y el avance de Vox no pueden explicarse exclusivamente por la absorción del voto naranja.

De hecho, descontando los sufragios de Ciudadanos, el PP y Vox obtendrían 392.330 votos más. Un fenómeno que solo puede entenderse considerando que una parte del electorado socialista ha terminado por apoyar al PP, poniendo aún más en evidencia la bancarrota de las políticas de Pedro Sánchez.

Según una encuesta de 40dB, 1 de cada 4 votantes socialistas valora positivamente la gestión de Juanma Moreno Bonilla, pero un 20% lo hace negativamente de la de Pedro Sánchez, y hasta un 15% señalaba directamente que pensaba votar al PP[1]. Un voto que pone en evidencia la dificultad para diferenciar entre las políticas del Gobierno central y las del Gobierno pepero de la Junta.

Debacle del PSOE y de UP-Por Andalucía, pero aquí no pasa nada

El PSOE ha obtenido los peores resultados de su historia en Andalucía, pasando de un 27,95% (1.009.243 votos) en 2018 a un 24,09% (883.707 votos) este 19J. En total, 125.536 votos menos y una caída de 33 diputados a 30. El retroceso ha supuesto la pérdida por primera vez de Sevilla, donde fue alcalde su candidato Juan Espadas, y de su bastión histórico, Dos Hermanas, donde el PP vence con el 38% de los votos, sacándole 13 puntos al PSOE. En esta localidad, el PP y Vox sacan más del 50% de los votos frente al 40% de la izquierda.

Pero la debacle ha sido aún mayor para sus socios de Gobierno de Por Andalucía (Unidas Podemos), que caen hasta el 7,68% (281.688 votos) obteniendo solo 5 diputados. Unos resultados que no resultan compensados por la candidatura de Teresa Rodríguez, Adelante Andalucía, que obtiene un 4,58% (167.970 votos) y 2 diputados.

Es evidente que el apoyo a Adelante Andalucía, que se ha quedado tan solo a 113.718 votos de Por Andalucía, ha reflejado un voto crítico de miles de jóvenes, trabajadores y activistas que la han percibido como una oposición de izquierdas más clara y vinculada a la lucha social.

En todo caso, el espacio a la izquierda del PSOE, liderado en estos años atrás por Podemos e IU, sufre un durísimo revés pasando del 16,18% al 12,26% y manteniendo solo 7 de los 17 diputados obtenidos en 2018. 134.382 votos menos que en 2018, un 23% de caída, y 414.280 votos menos que en 2015, un 48% de retroceso. Es decir, en 7 años este espacio ha perdido a la mitad de su electorado.

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El apoyo a Adelante Andalucía ha reflejado un voto crítico de miles de jóvenes, trabajadores y activistas que la han percibido como una oposición de izquierdas más clara y vinculada a la lucha social. 


Los intentos de la candidata de Por Andalucía, Inma Nieto, de minimizar o justificar este retroceso llegando a utilizar el argumento surrealista de que son una candidatura nueva, cuando ella lleva 14 años como parlamentaria andaluza, y culpando a Teresa Rodríguez de dividir, tras haberla expulsado a ella y sus compañeros y compañeras del grupo parlamentario, o en plena campaña intentando excluirla de los debates electorales, es de una mezquindad superlativa.

Está actitud burocrática de escurrir el bulto ante este desastre, de exculpar de cualquier responsabilidad a Yolanda Díaz y la estrategia de participación de UP en el Gobierno blanqueado las políticas capitalistas y otanistas del PSOE, son un nuevo ejemplo de la completa falta de autocrítica.

¿Acaso no fue la idea fuerza de Por Andalucía durante la campaña reivindicar la "maravillosa gestión" del Gobierno central? ¿No puso como ejemplo de andalucismo de izquierdas la reforma laboral de Yolanda Díaz hecha con el aplauso de la CEOE?

Los dirigentes de Unidas Podemos están flotando en un sueño que les aleja por completo de la realidad cotidiana que sufrimos la inmensa mayoría de la clase obrera. Si según los ministros y ministras de UP su participación junto al PSOE en el Gobierno de coalición está cambiando la vida de la gente, ¿cómo podemos explicar estos nefastos resultados?

Para estos líderes, acomodados en sus sillones como profetas de la paz social y la desmovilización, que han renunciado a la lucha de clases y se encuentran tan a gusto en el ministerialismo capitalista, la culpa es de los trabajadores, de su "baja conciencia", de la correlación de fuerzas adversa. Pero no explican que es su renuncia a confrontar con los capitalistas, a exigir con la lucha el fin de los recortes sociales, la escala móvil precios-salarios para defendernos de la inflación y la nacionalización de la banca, las eléctricas y los grandes monopolios para enfrentar el paro, la precariedad o la falta de vivienda pública… lo que empuja a la derecha a sectores desmovilizados y desmoralizados de los trabajadores y hace retroceder su  conciencia.

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Los dirigentes de Unidas Podemos están flotando en un sueño que les aleja por completo de la realidad cotidiana que sufrimos la inmensa mayoría de la clase obrera. 


La propaganda gubernamental choca con la realidad

El fortalecimiento y avance de la derecha en Andalucía no es ninguna anécdota ni responde a aspectos coyunturales propios de la Comunidad, tal y como están señalando desde el PSOE y  UP para desligar estos resultados de la gestión del Gobierno de Pedro Sánchez.

Hablamos de la Comunidad Autónoma más poblada de todo el Estado español –más de 8 millones de habitantes- y de un feudo histórico de la izquierda que ha pasado a convertirse en un pilar electoral de la derecha. Hablamos además de una de las Comunidades con más pobreza y desigualdad, tras 40 años de Gobiernos socialistas.

Por eso mismo, el golpe demoledor que sufre la izquierda parlamentaria no puede explicarse sin atender a la enorme pérdida de credibilidad del Gobierno PSOE-UP y sus políticas entre la clase obrera y la juventud tras dos años de mandato. Tal y como analizamos en nuestra declaración preelectoral este iba ser el aspecto crucial en estas elecciones.

La campaña propagandística llevada adelante por el Ejecutivo –y especialmente por Unidas Podemos- en defensa de las medidas adoptadas desde la Moncloa, hablando de un “escudo social” prácticamente inexistente, tal y como revelan los cada vez peores datos de pobreza; vendiendo una reforma laboral acordada con la patronal y alabada por la derecha, o anunciando que se han prohibido los desahucios cuando solo en el primer trimestre de 2022 se han producido 1.858 en Andalucía, no puede más que generar escepticismo y desconfianza. Una propaganda machacona que choca día a día con la dramática realidad que viven las familias obreras.

Los candidatos del PSOE, Juan Espadas, y de Por Andalucía-UP, Inma Nieto, no han dejado de plantear su compromiso en la defensa de los servicios públicos, pero lo cierto es que tanto desde el Gobierno central como desde las Comunidades Autónomas gobernadas por la izquierda sus políticas al respecto no se han diferenciado de las de Moreno Bonilla. Así se ha visto con la sanidad pública durante la pandemia, manteniéndose intacto el creciente negocio de la sanidad privada, o con la educación pública, garantizándose los privilegios de la concertada y de la Iglesia Católica. La propia trayectoria del PSOE en Andalucía es otro contundente ejemplo al respecto.

Lo resultados electorales de Cádiz ciudad[2], donde el PP ha vencido con el 39,24% de los votos, alcanzando la derecha en su conjunto el 51% frente al 43% de la izquierda, confirman por completo este planteamiento. Siete meses después de la rebelión obrera del metal de Cádiz, que fue un auténtico referente en el conjunto del Estado, tienes una victoria de la derecha en la Bahía que solo puede explicarse por la penosa actuación del Gobierno de Pedro Sánchez, que respondió a la huelga con la represión de antidisturbios y las tanquetas, contando en los hechos con la plena implicación de los ministros de UP. La ministra de Trabajo Yolanda Díaz se empleó a fondo para sabotear la lucha y garantizar un acuerdo podrido entre la patronal y las burocracias de CCOO y UGT. ¿Realmente quieren hacernos creer que esto no ha tenido nada que ver en la debacle sufrida por la izquierda, y especialmente por UP-Por Andalucía? 

Pero la falta de autocrítica está alcanzando nuevas cotas con el intento de blanqueamiento de Juanma Moreno y del PP por parte de los dirigentes del PSOE y de UP, que han llegado a señalar que la mayoría absoluta del PP tiene aspectos positivos ya que evita la entrada de Vox en la Junta. Es decir, del voto útil al PSOE para frenar a la derecha pasamos al voto útil al PP para frenar a la ultraderecha.

Un planteamiento criticado por Pablo Iglesias, pero que ha sido defendido también por los dirigentes de Por Andalucía-UP, ayudando a que cale entre su base social. Aunque ahora Pablo Iglesias critique a aquellos que hablan de un PP moderado, señalando que es una concesión ideológica a la derecha mediática, él mismo cimentó este discurso cuando desde el Consejo de Ministros pedía un PP moderno y responsable o llamaba a generar un cordón sanitario frente a la ultraderecha.  No hace tanto tiempo de ello.

Pero, ¿cómo hemos llegado a esta situación? Según Pablo Iglesias y numerosos periodistas y dirigentes Podemos o de IU, por la falta de comunicación del Gobierno, por la ausencia de un relato que no ha vendido eficazmente las “políticas sociales” de La Moncloa. Un argumento que como ya hemos señalado contrasta con la realidad cotidiana de pobreza, precariedad laboral y salarios de miseria, dificultades para llegar a fin de mes ante una inflación desbocada, o con la situación deplorable en que se encuentran la sanidad, la educación y los servicios públicos. Y todo en un contexto de beneficios multimillonarios para el IBEX 35 y la gran patronal.

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Las supuestas “políticas sociales” del Gobierno central contrastan con la realidad de pobreza, precariedad laboral y salarios de miseria... Y todo con beneficios multimillonarios para la gran patronal. 


Pablo Iglesias y sus colaboradores en La Base nos vuelven a señalar que la correlación de fuerzas ha cambiado, que Vox y la ultraderecha mediática han conseguido empujar a la sociedad española hacia la reacción, que el PSOE es responsable por haber asumido en muchas ocasiones políticas de derechas, y que hay que proceder a un rearme ideológico de la izquierda. Pero, ¿qué papel ha jugado UP y el propio Pablo Iglesias en todo esto? ¿No han hecho exactamente eso, ceder ideológicamente en todos los asuntos de fondo y de principios en aras del realismo, del pragmatismo parlamentario y de mantener a toda costa su presencia en el Consejo de Ministros? ¿No es esto lo que hicieron cuando renunciaron a derogar la reforma laboral del PP en aras de satisfacer a la patronal? ¿O lo que han planteado de cara a apoyar el envío de armas a Ucrania posicionándose con la OTAN?

Sí, obviamente estas elecciones reflejan un retroceso en la correlación de fuerzas, eso es algo innegable. Pero no tendría por qué ser así. Los que han asfaltado este camino han sido los propios dirigentes del PSOE, que tienen la mayoría en el Gobierno central, pero también sus socios de Podemos y de IU, renunciando a construir una izquierda de combate, abandonando las calles e incluso enfrentándose a los trabajadores y a los jóvenes cuando salen a luchar, y renunciando a aplicar un programa genuinamente socialista que ponga por encima de los intereses capitalistas la defensa de las condiciones de vida de la mayoría de la población.

¡Es el momento de una izquierda revolucionaria combativa!

Los resultados electorales andaluces han sido un duro golpe para la clase obrera y la juventud. Sin embargo, el capitalismo se enfrenta a una crisis sin precedentes que inevitablemente va a tener su expresión en la lucha de clases, tal y como estamos viendo ya a pequeña escala con las huelgas del metal, de Correos o de los profesores en Catalunya.

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Los resultados electorales andaluces han sido un duro golpe para la clase obrera y la juventud. Sin embargo, el capitalismo se enfrenta a una crisis sin precedentes que inevitablemente va a tener su expresión en la lucha de clases. 


La polarización social se profundiza día a día. Una polarización que se expresa por la derecha con el peligroso crecimiento de tendencias cada vez más reaccionarias y autoritarias, pero que también lo hace con explosiones sociales como la de Cádiz, y lo hará en el futuro con movimientos revolucionarios. La más que probable recesión económica profundizará la descomposición social y dejará claro a cientos de millones de personas en todo el mundo que no hay salida bajo el capitalismo. Nos enfrentamos a grandes desafíos y amenazas, pero también habrá grandes oportunidades para transformar la sociedad.

Organízate en la izquierda revolucionaria, de clase e internacionalista. ¡No hay tiempo que perder!

 

Notas: 

[1] Desborde popular en Andalucía

[2] En las otras dos localidades obreras de la Bahía, San Fernando y Puerto Real, también ha vencido el PP con el 41,99% y el 26,13% de los votos respectivamente. En san Fernando además Vox ha alcanzado el 15% de los votos, llegando la derecha hasta el 61% de los votos.


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