* Desenmascarar las maniobras de la burguesía catalana (CiU)

* Defender un programa socialista, revolucionario e internacionalista

1347386809006La crisis capitalista mundial, la más grave desde los años 30, y la brutal ofensiva de los capitalistas están provocando una rebelión social de carácter internacional. Estamos asistiendo a levantamientos y movilizaciones de masas (Grecia, Portugal, Brasil, Turquía, Egipto) que, en muchos casos, están suponiendo un abierto desafío al poder político y económico de la burguesía. Hay un cuestionamiento cada vez más extendido del capitalismo, sus instituciones y de todas las formaciones políticas que, abierta o encubiertamente, están sosteniendo al sistema. Catalunya, al igual que el resto del Estado, no está al margen de este proceso.

La cuestión nacional en Catalunya

Desde hace tres años, hemos vivido un estado de movilización casi permanente: Tres huelgas generales, el 15M, las mareas (la groga, la blanca…), la ejemplar lucha de la PAH, las huelgas de estudiantes, los mineros… Ha sido una respuesta magnífica del movimiento obrero y la juventud a una ofensiva sin precedentes de ataques y contrarreformas por parte de la burguesía y los grandes capitalistas. Una lucha que inevitablemente va a continuar, se va a profundizar y a recrudecer. Y es en este contexto en el que tenemos que situarnos para defender una alternativa de clase, socialista e internacionalista a la cuestión nacional en Catalunya.

Como revolucionarios, como socialistas, como luchadores contra cualquier tipo de opresión nacional, la Corriente Marxista El Militante defiende el derecho a la autodeterminación de Catalunya, así como el de Galicia y de Euskal Herria. Y en el actual contexto, esa defensa pasa, en primer lugar, por desmarcarnos completamente de la demagogia de CiU y en su caso del PNV, por denunciar con toda claridad y contundencia sus maniobras y sus verdaderos fines.

El giro “independentista” de Mas, desde la Diada del año pasado, tiene objetivos políticos muy claros: eludir su responsabilidad en la política de recortes sociales y agresiones contra la clase obrera y la juventud; ocultar sus ataques a los derechos democráticos y su permanente recurso a la represión policial contra las protestas y movilizaciones sociales; tratar de borrar de la memoria colectiva su sistemática e intensa política de pactos con el PP y desviar la atención de los escandalosos casos de corrupción que implican a sus máximos dirigente. Por supuesto, sacar la mayor parte de tajada de los presupuestos estatales para beneficiar al empresariado catalán y crear ilusiones en un proyecto “independentista” como forma de salir de la crisis, dejando intacto el poder de la oligarquía financiera e industrial catalana. Lamentablemente, los dirigentes del PSC, ERC y de los sindicatos (UGT y CCOO) se han subordinado a las maniobras de CiU, mientras Mas se frota las manos esperando así cortar la masiva contestación social a su política económica y social.

El “estado propio” de los capitalistas

Mas está vendiendo la idea de que con un “Estado propio” capitalista Catalunya podría salir de la crisis, evitar los recortes y garantizar el bienestar de la mayoría de la población. Sin embargo, en un excepcional alarde de sinceridad, en una entrevista con el periodista Jordi Évole realizada en octubre de 2012, dejó bien claro que en este eventual “Estado propio” que proyecta CiU para Catalunya ni se derogaría la reforma laboral, ni la reforma de las pensiones, ni se revertirían los recortes en sanidad, ni se suprimirían los peajes de las autopistas. Obvio. Incluso reconoció que su política económica seguiría totalmente supeditada al capital financiero alemán y francés, al que, ni por asomo, pretende enfrentarse. Igualmente, en el plano militar, abogó porque Catalunya se apoyase para su defensa en “ejércitos ya existentes”. El proyecto “independentista” de Mas es descarada y vergonzosamente sumiso con los grandes poderes económicos a los que representa, como se ha demostrado siempre que CiU ha gobernado la Generalitat.

Después del revés que se llevó la burguesía catalana y CiU en las elecciones anticipadas del 25 de noviembre de 2012, Mas condicionó la convocatoria de una consulta sobre el “futuro de Catalunya” (con un contenido y unas implicaciones completamente difusas) al respaldo de ERC a su política de recortes sociales (bastante concretos). La maniobra fue muy clara y en la práctica los dirigentes de ERC la han aceptado, convirtiéndose en cómplices de la política antisocial de la derecha. A finales de verano el gobierno de CiU anunció la prorrogación de los presupuestos de 2012 con un recorte adicional de 2.000 millones de euros, lo que implicará un nuevo salto en el proceso de deterioro de la sanidad y la educación pública y otras prestaciones sociales. En cualquier momento, con cualquier excusa, incluso por la propia crisis interna que esta táctica les está provocando, CiU podrá abandonar su plan “independentista”, modificar el calendario previsto de la consulta o hacer cualquier otra maniobra. El anuncio de unas “elecciones plebiscitarias” para 2016 si Rajoy no permite la consulta confirma este análisis. Lo que seguirá siendo real y efectivo serán las dramáticas consecuencias sociales de la política económica de CiU.

¡Los recortes se pueden parar!

El gobierno de CiU no es en absoluto un gobierno fuerte. Es un hecho incontestable que si todos los dirigentes de partidos que se dicen de izquierdas negaran su apoyo parlamentario a CiU, el gobierno de Mas caería inmediatamente. Desde el punto de vista del ambiente político la mayoría de sociedad está en contra de los recortes; en Catalunya se han sucedido movilizaciones masivas en defensa de la sanidad y la educación pública, las huelgas generales fueron tremendamente participativas y la disposición a la lucha sigue estando intacta. Las continuas provocaciones contra los sentimientos del pueblo catalán por parte del gobierno del PP y de los sectores más reaccionarios del aparato del Estado no tendrían por qué ser capitalizados por CiU, ni siquiera por ERC, si las organizaciones de clase y de izquierdas en Catalunya adoptaran un programa de ruptura con el capitalismo y de defensa real y consecuente de todos los derechos democráticos del pueblo catalán, incluyendo, por supuesto el derecho a la autodeterminación.

Sin embargo, es evidente que ni ERC (que directamente están sosteniendo al gobierno de CiU) ni el PSC están por la labor de propiciar la caída de CiU. Los dirigentes de CCOO y UGT, tanto en Catalunya como en el resto del Estado, están apostando descaradamente por la paz social y su táctica parece tener como objetivo fundamental evitar a toda costa un estallido social que tenga implicaciones revolucionarias que se escapen a su control. La renuncia a una actitud combativa y los errores políticos por parte de los dirigentes de estas organizaciones, tanto en el plano de la movilización como en el ideológico, es lo que permite a CiU, pese a su debilidad y su crisis, sostenerse en el gobierno y tomar la iniciativa en el frente político. Las CUP, ICV y EUiA, correctamente, han denunciado la política económica y social de CiU, pero deben ir más lejos y romper todo acuerdo con CiU sobre la cuestión del derecho a decidir y la lengua. Pensar que se puede defender el catalán pactando resoluciones y llegando a acuerdos con CiU es un error, máxime cuando Rigao se ha caracterizado por atacar de manera salvaje a la educación pública. Una política de frente patriótico o nacional sólo sirve para darle constantes balones de oxígeno a CiU.

Acabar con el poder de los bancos y de los monopolios ¡Por una alternativa socialista e internacionalista!

Hoy más que nunca la lucha contra la opresión nacional necesita ser internacionalista. Los problemas de los oprimidos en Catalunya son los mismos que los problemas de los andaluces, gallegos, vascos, griegos, portugueses, turcos, egipcios o brasileños. El pueblo catalán, como cualquier otro pueblo oprimido, jamás podrá ser verdadero dueño de sus destinos mientras las palancas de poder económico y político reales estén al servicio de la clase dominante, sea española, catalana o alemana. Por eso la lucha por el derecho a la autodeterminación está totalmente vinculada con la lucha por el socialismo, por una sociedad en la que la banca y los grandes medios de producción estén nacionalizados, bajo control de los trabajadores y funcionando dentro de un plan que tenga como objetivo garantizar el bienestar, la cultura y la libertad de la gran mayoría de la población, no los beneficios de una ínfima minoría.

Hoy es más urgente que nunca construir una alternativa revolucionara, socialista e internacionalista para hacer frente a la ofensiva de la burguesía, y sus maniobras, y garantizar así que la clase obrera de Catalunya, del resto del Estado y de toda Europa, pueda desplegar toda su fuerza llevando adelante la revolución y la transformación socialista de la sociedad.

¡Únete a la Corriente Marxista Revolucionaria!

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