¡La Casika no se toca!

El domingo pasado, centenares de personas nos movilizamos en Móstoles en defensa de La Casika y contra el enésimo intento de desalojarla, a pocos días del 7 de junio, fecha en que se celebrará un nuevo juicio contra las compañeras y compañeros que la gestionan.

Durante más de dos décadas, este espacio ha sido un referente cultural, político y del asociacionismo en la ciudad y en toda la zona sur de Madrid. Frente a un modelo de ocio embrutecedor para la juventud, basado en el cierre de bibliotecas, conservatorios, centros juveniles, etc., que inevitablemente va acompañado de una hipócrita criminalización de las y los jóvenes, La Casika ha despertado una simpatía enorme entre los trabajadores y la juventud mostoleños.

Ese mismo domingo, por la tarde, decenas de policías locales entraron por la fuerza en el centro, armados con arietes y porras, destrozando todo lo que encontraban a su paso (puertas, mobiliario) con el objetivo de “desalojar una fiesta ilegal”, en palabras del concejal de seguridad ciudadana, que apoya sin ambages la versión policial. La saña con la que se emplearon contra los compañeros que se encontraban allí, y entre los que hubo dos detenidos, contrasta muy bien con el espíritu “mediador” del que hacen gala cuando se dirigen a las movilizaciones o fiestas de cayetanos. El que allí hubiese también niños tampoco disuadió a la policía de atacar a los presentes incluso con botes de gases lacrimógenos. Esa fiesta ilegal consistía en unos pocos activistas que habían venido a apoyar a La Casika por la mañana, sentados en el patio de la misma. ¿Desalojarán también a porrazos las terrazas de los bares en el centro de Madrid?

Está claro que La Casika y el modelo feminista, antifascista y antirracista que defiende era un elemento muy molesto y muy peligroso para la derecha cuando estaba al frente del gobierno municipal. Sin embargo, es una vergüenza ver cómo esto sucede con un concejal del PSOE, Alejandro Martín, al frente de la Consejería de Seguridad, que azuza y justifica plenamente una actuación policial totalmente desproporcionada y propia de los tiempos de la dictadura, derribando la puerta de un espacio cultural con un ariete y sin ningún tipo de orden judicial, con el beneplácito del gobierno municipal. Este concejal tiene que dimitir inmediatamente.

Por otro lado, las concejalas de Podemos tienen que tomar una postura firme de apoyo a La Casika y de apoyo activo a todas las movilizaciones que se convoquen en su defensa, aunque esa postura signifique su salida inmediata del gobierno municipal.

Precisamente este es el camino a seguir si queremos evitar una vez más los intentos de desalojo. La solución para La Casika pasa por la lucha en la calle en defensa de nuestros espacios de ocio sin ninguna concesión a aquellos que envían la policía a destrozarla y a agredirnos. Las organizaciones y colectivos de la izquierda tenemos que unirnos para hacer un llamamiento a la juventud y los trabajadores de Móstoles, pero también del resto de Madrid, a realizar una gran manifestación por las calles de la ciudad.

¡Alex Martín dimisión!
¡La Casika no se toca!

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