Hay fuerza para echar atrás el ‘decretazo' de la Xunta

El 21 de enero, el sistema educativo público no universitario gallego quedó paralizado. Estudiantes y profesores respondimos masivamente a la convocatoria de huelga general lanzada por los sindicatos del profesorado (CIG, STEG, CCOO y UGT), el Sindicato de Estudantes y otras organizaciones que forman parte de la plataforma Queremos Galego, contra el decretazo de la Xunta del PP. Más de 50.000 personas abarrotamos la plaza del Obradoiro de Compostela y colapsamos el casco histórico de la ciudad. La Xunta no ha tenido más remedio que reconocer que el 50% del profesorado de educación pública no universitaria secundó el paro. El porcentaje real es, obviamente, mucho mayor.  

Hay fuerza para echar atrás el ‘decretazo' de la Xunta

El 21 de enero, el sistema educativo público no universitario gallego quedó paralizado. Estudiantes y profesores respondimos masivamente a la convocatoria de huelga general lanzada por los sindicatos del profesorado (CIG, STEG, CCOO y UGT), el Sindicato de Estudantes y otras organizaciones que forman parte de la plataforma Queremos Galego, contra el decretazo de la Xunta del PP. Más de 50.000 personas abarrotamos la plaza del Obradoiro de Compostela y colapsamos el casco histórico de la ciudad. La Xunta no ha tenido más remedio que reconocer que el 50% del profesorado de educación pública no universitaria secundó el paro. El porcentaje real es, obviamente, mucho mayor.

La huelga perseguía parar el ataque al idioma lanzado por el PP, que empieza a tomar cuerpo con el reaccionario borrador sobre el "decreto de plurilingüismo": eufemismo con el que se pretende recortar el número de  asignaturas impartidas en gallego. (Ver análisis del borrador en http://www.elmilitante.net/content/view/6093/65/).
A pesar de las bravuconadas del PP, afirmando que va a seguir adelante con el decreto, lo cierto es que la intensa movilización contra el mismo está obligando a la derecha a retroceder. El PP planteaba introducir un tercio de asignaturas en inglés. Ahora para Feijoo, el tan cacareado trilingüísmo ­-punto estrella de su decreto- es ya sólo una "ambición colectiva" a la que "hay que aspirar" y según el Secretario Xeral de política lingüística de la Xunta, "hay que ser realistas" y la implantación del inglés "será gradual, progresiva y hasta a estas alturas me atrevería a hablar de voluntaria". Es decir, nada de nada.
El PP, consciente de la imposibilidad de aplicar un tercio de asignaturas en inglés, pretendía redistribuir ese tercio del horario lectivo entre el gallego y el castellano. Es ahí donde quería aumentar las horas en castellano, en detrimento del gallego. Ahora, tras tres manifestaciones masivas y una huelga, también empieza a recular ahí: el conselleiro de Educación afirmó estar "abierto a una serie de cambios" y dijo defender "un equilibrio total entre gallego y castellano".
También empiezan a suavizar su discurso en lo tocante al demagógico "derecho a decidir" de los padres (en relación al idioma en el que se han de impartir algunas asignaturas). Ahora desde la Xunta se afirma que "La voz de las familias es importante. Cómo la canalicemos, de forma vinculante o orientativa, eso hay que verlo".

Continuar la lucha: se puede ganar

Sin embargo, sabemos que a las palabras se las lleva el viento. Si el PP está dando "marcha atrás" de boquilla en algunos puntos, esto se debe a la extraordinaria respuesta dada en la calle por la comunidad educativa. En realidad el PP no lleva aún un año en la Xunta y ya ha sufrido tres manifestaciones masivas contra su política lingüística, la primera de ellas a tan sólo dos meses de ganar las elecciones.
No podemos olvidar que hay aspectos clave del decreto que siguen encima de la mesa. Uno de ellos es que éste abre la puerta a que alumnos de entornos castellanohablantes reciban la totalidad de la etapa infantil únicamente en castellano. Esto, obviamente, lastraría de por vida el aprendizaje del gallego y acrecentaría su retroceso en la sociedad.
El PP, ahora, ante la enorme presión de la movilización, utiliza el discurso de que ellos son dialogantes, que se pueden cambiar algunas cosas, etc., intentando atraer a la negociación a los dirigentes sindicales y partidos de la oposición. Es evidente que no son más que maniobras para tratar de ganar tiempo y enfriar el ambiente social, a la espera de que bajemos la guardia y puedan aprobar definitivamente su decreto.
Esta lucha tiene que tener el objetivo de tirar el decreto abajo, no basta con algunas concesiones, si es que las hubiera. La masividad de la respuesta, la disposición a luchar y la propia actitud del PP demuestran que hay fuerza más que suficiente para echarlo atrás. Hasta el momento, tanto el BNG como el PSOE se han negado, correctamente, a negociar nada hasta que el borrador no sea retirado. Ahora se trata de organizar los siguientes pasos.
Desde el Sindicato de Estudantes pensamos que los dirigentes sindicales de CIG, STEG, CCOO y UGT, junto al PSOE, BNG e IU tienen que fijar ya un calendario de movilizaciones, poniendo una fecha concreta para una nueva convocatoria de huelga, esta vez incorporando a la universidad y a los trabajadores y estudiantes de la enseñanza concertada, también afectado por este ataque. A la vez hay que hacer una intensa campaña de asambleas en los colegios, institutos y facultades, para discutir y decidir los planes de acción, hay que impulsar la formación de comités de profesores, padres y estudiantes para llevar adelante las tareas que se decidan, y convocar actos públicos en todas las comarcas para preparar en las mejores condiciones el éxito de la huelga.
Además es necesario ampliar las reivindicaciones y vincular la lucha contra los ataques al gallego y la petición de dimisión del conselleiro de educación, a la defensa de una educación cien por cien pública de calidad, gratuita, democrática y laica, dotada de los recursos adecuados, para los hijos de los trabajadores.
 

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