Kanikosen, el pesquero, es una historia basada en hechos reales y publicada por primera vez en Japón en 1929, que acaba de ser editado por primera vez en castellano por la editorial Ático de los libros. Es la historia de cómo se explota a los trabajadores de una factoría de envasado de cangrejos, que sufren todo tipo de vejaciones por parte de su patrón en un barco que era "un cascajo". Como dice el autor: "Cuando el capitalismo ya no podía obtener más beneficios, cuando bajaba el interés y había exceso de capital, hacían literalmente lo que hiciera falta en cualquier lugar; buscaban desesperadamente cualquier salida. Y ahí estaban esos cangrejeros".
En las primeras líneas, el autor pinta un paisaje de estudiantes y obreros (muchos de ellos niños) que deben enrolarse en un barco casi para el desguace. "Vamos al infierno" dicen los trabajadores al iniciar el viaje.
Nos muestra cómo en el Hakko Maru, los pescadores viven apelotonados en un espacio pequeño y sucio, lleno de piojos, con una comida miserable y unas condiciones de trabajo esclavistas. Peor aún lo tienen los adolescentes que son utilizados para enlatar el cangrejo en las bodegas del barco o los fogoneros. La mayoría han sido embarcados con engaños o a través de intermediarios tramposos que los han metido en un infierno flotante.  "En medio de esa atmósfera de rivalidad, todos trabajaban en silencio, como si fueran hombres que hubieran olvidado las palabras", escribió Kobayashi. 
El poder tiránico del patrón del buque, escoltado por un destructor de la armada japonesa, comienza a ser cuestionado. En ese momento, un grupo de pescadores que ha naufragado entra en contacto con unos marineros rusos. Con ellos descubren que puede haber otra vida gracias a la reivindicación de sus derechos como trabajadores. De vuelta al barco, los pescadores hacen suyo el espíritu de protesta. Pronto, la unión de los hombres hará que las cosas empiecen a cambiar: "¡Yo no quiero morir en Kamtchatka!". "Cuatrocientos hombres juntos son invencibles. ¡Diez contra cuatrocientos! (...) Todo depende de la fuerza de nuestra unión". 
El motín comienza en el barco. El patrón se pone nervioso y pide ayuda al destructor que se lleva a los dirigentes. Pero las cosas ya no serán iguales en el futuro. Los trabajadores han comprendido la fuerza de su unión como clase.
Esta novela de 140 páginas es un clásico en Japón, se lee en los colegios pero, como decía un editor japonés, sin entender lo que se explica. Coincidiendo con el 75º aniversario del asesinato de Takiji Kobayashi ocurrido en 1933, torturado por la policía, una editorial japonesa imprimió 7.000 ejemplares, una tirada mayor que las normales. En mayo tuvieron que imprimir 50.000 ejemplares para satisfacer la demanda. En agosto de 2008, el libro aparecía en todas las listas de más vendidos de Japón, algo de por sí notable en una novela de este género. Una campaña de anuncios que relacionaba las míseras condiciones de trabajo de los faeneros del barco con la situación laboral actual de los nuevos pobres japoneses generó una gran cantidad de ventas entre los jóvenes de veinte a treinta años, muchos de los cuales están atrapados en empleos temporales, sin seguridad laboral ni protección social.
"Los jóvenes conectan con la historia de Kanikosen. Se ven reflejados en la novela", afirma Hirokazu Toeda, profesor en la Universidad Waseda de Tokyo. Antes de terminar el año 2008 la cifra de ejemplares vendidos alcanzó los 600.000 y en la actualidad el total de ejemplares vendidos en Japón ha superado el 1.600.000.
Kanikosen, el pesquero es una novela que no sólo denuncia la explotación de los trabajadores sino que explica cómo luchando podemos derrotar a nuestros explotadores, por muy apoyados que estén por las instituciones. Se lee de un tirón y es muy recomendable.
Concluye con un añadido sobre el asesinato de Kobayashi, torturado por la policía japonesa por su militancia en el Partido Comunista de Japón, un partido que en los últimos años está teniendo un incremento muy fuerte de militancia, sobre todo entre la juventud. Otro reflejo de que los jóvenes y los trabajadores, tanto en el Estado español como en Grecia, Latinoamérica, Japón, en definitiva en todo el mundo, van a luchar para romper sus cadenas.

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